Las manifestaciones de sectores populares a partir del asesinato del Arquitecto Joaquín Pérez involucraron a miles de rosarinos que reclaman seguridad. Más de doscientos crímenes en lo que va del año, fundamentan la movida.
El pueblo se moviliza y lo viene haciendo desde tiempo atrás. En 2016 hubo una enorme manifestación bajo el título Rosario Sangra que convocó a más de 20.000 personas.
Sin embargo, no sólo no mermó la cantidad de crímenes, sino que, por el contrario, aumentó.
El jefe de la policía de la Unidad Regional II, Maldonado, fue relevado interinamente ayer por la Comisaria Emilce Chimenti. Ya son siete los relevos desde la asunción de Perotti como gobernador provincial, lo que muestra la crisis política en la que está debatiéndose el gobierno y que acumula desprestigio y contradicciones a nivel nacional. Porque en todo el país, con mayor o menor grado se repite la inseguridad.
Maldonado, es un nuevo fusible que se quemó y lo hicieron renunciar, tal como ocurre con los esbirros a sueldo que contrata la mafia burguesa y se desgastan.
Es que el Estado es el causante de la inseguridad y, entonces, no puede ser el que resuelva la misma. Dentro de los casi 200 crímenes que mencionamos, muchos de ellos fueron ejecutados por policías. Pero los que protagonizaron otro tipo de delincuentes, de típico carácter mafioso, malician conexiones con el poder empresarial, político, judicial en una trama oscura que penetra hasta el hueso del sistema.
Alguno de los tantos ejemplos de lo que decimos es el caso de la banda de Los Monos. Cuando comenzó el juicio a dicha banda, de 35 imputados, 10 eran policías y 1 de la prefectura (ver diario La Nación del 19-02-2014) … y estamos hablando de los imputados que, como todos sospechamos, no son los únicos. Queda claro esto último cuando el jefe de la mencionada banda, “Guille” Cantero, fue recientemente “descubierto” en su celda con un teléfono ¡de línea! ¡Cómo es que se descubrió que un preso tenía un teléfono de línea en su celda! ¡Cuánta subestimación a la inteligencia del pueblo! Lo peor es que semanas más tarde “descubrieron” que volvió a tener un teléfono de línea en la misma celda, luego de habérsele quitado el primero.
Hay muchos crímenes ejecutados por policías como los casos de Jonathan Herrera, Lucas Verón, Carlos “Bocacha” Orellano, Franco Casco quien fue desaparecido y asesinado (por este caso detuvieron a 31 policías), y una lista interminable de crímenes a manos de la policía.
Mientras que lo más notorio es la sangre que brota desde los cuerpos de las víctimas, florecen como hongos edificios de lujo por toda la ciudad en una inconfundible muestra -no reconocida oficial ni legalmente- de lavado de dinero que gestionan grupos financieros de renombre en Rosario con tentáculos que atraviesan la bolsa de comercio. La disputa por la hidorovía tampoco está ajena al comercio de la droga.
La trampa que tejen empresarios, gobernantes, jueces, periodistas y propaladores de la mentira, es apuntar contra quienes transportan, reparten y comercializan las drogas al por menor, y contra los que aprietan el gatillo cuando roban o delinquen fuera del control que ejercen sobre el delito en el que participan aquellos.
Son empresarios, gobernantes, jueces, los que manejan los capitales de la droga y los demás delitos en una trama que reproduce permanentemente mano de obra y esbirros reclutada entre los sectores más marginales y lúmpenes de la sociedad, entre los que contamos a la fuerza policial y de seguridad.
Los sectores populares que hoy reclaman están haciendo el camino que deben hacer. En la concentración del miércoles pasado a la noche se hicieron presentes el gobernador Perotti y el intendente Javkin, quienes fueron echados a empujones y botellazos. Pero en ese camino, con el aporte de los revolucionarios, tarea ineludible que debemos impulsar, el pueblo irá pasando de la incredulidad en el sistema a la asunción, en propias manos, de guardar la seguridad y organizar la autodefensa por fuera de las instituciones tal como pasa en la resolución de los problemas de otra índole (luchas por el salario y mejora en las condiciones de vida, las libertades políticas, la vigencia de una democracia verdadera para el pueblo contra la democracia representativa burguesa, etc.).
En pocas palabras, la autoorganización de las masas populares para la lucha y la confrontación contra el Estado burgués que genera y reproduce infinitamente los grandes delitos y la inseguridad, -y esto ya comienza a ocurrir en germen en algunas expresiones por momento aisladas- hasta lograr destruir toda la corrupción y descomposición que implica el sistema y lograr así la justicia que beneficie al pueblo.