Los cortes de electricidad, que se repiten año tras año, volvieron a producirse en el cierre de 2021y el inicio de 2022 en las principales ciudades del país.
En Rosario, hubo zonas en las que los cortes duraron 72 horas. En la zona sur de la ciudad de Buenos Aires y del conurbano, algunos barrios están sin luz desde el 29 de diciembre pasado en medio de jornadas agobiantes de calor con las consecuencias de padecimientos que esta situación impone a nuestro pueblo.
Durante las noches del 2 y 3 de enero vecinos y vecinas de los barrios de Mataderos y Liniers, usuarios de la empresa Edesur, realizaron manifestaciones en reclamo de la restitución del servicio, cortando totalmente la traza de la avenida General Paz y sus colectoras.
Y anunciaron que mientras no se solucione el problema volverán cada tarde a realizar los mismos.
La indignación, la bronca y el cansancio por la situación creada por estas empresas monopolistas y el gobierno nacional se expresaron en estas manifestaciones, ante el casi absoluto silencio de los medios masivos.
El ENRE (Ente Nacional Regulador de la Electricidad) “sancionó” a la empresa Edesur con una multa de 239 millones de pesos mientras autorizó un incremento tarifario de 20%.
Dicha multa será pagada, seguramente, con los subsidios que el Estado monopolista otorga a estas empresas.
Según algunas estimaciones, Edesur y Edenor recibieron durante el año pasado 150.000 millones de pesos en subsidios; no hemos podido corroborar esta cifra, pero sólo con que fuera el 10% de ese monto (15.000 millones) puede comprobarse que la “multa” es una burla más contra el pueblo. Por supuesto, de exigencias para que inviertan en la infraestructura y se solucionen los cortes, nada.
Toda esta situación está montada sobre un intrincado sistema de prebendas y susidios. Las empresas distribuidoras le compran la electricidad a una mayorista (le empresa Cammesa, de capital mayoritariamente estatal), que a su vez le compra a las generadoras.
A julio del año pasado la deuda de las distribuidoras de todo el país ascendía a 205.000 millones de pesos. Particularmente Edesur debía $ 26.810 millones de pesos y Edenor, $ 22.468 millones.
Las deudas que las distribuidoras no pagan las absorbe Cammesa para que las generadoras sigan vendiendo la electricidad.
En el presupuesto de 2021 se le otorgó a esta última 4.781 millones de dólares para la cancelación de sus deudas. Se puede comprobar así que el Estado de los monopolios no sólo garantiza las ganancias de las empresas con subsidios directos, sino además haciéndose cargo de sus deudas.
De allí que las lamentaciones de las distribuidoras por no poder aumentar más las tarifas son lágrimas de cocodrilo que, mientras se benefician de SU Estado, intentan seguir centralizando recursos mientras el servicio que otorgan es pésimo.
Una muestra más del entrelazamiento del Estado, los gobiernos y los monopolios que afectan directamente la vida de nuestro pueblo y que, como se está haciendo, sólo puede revertirse mediante la lucha y la movilización callejera.