El día 25/ de marzo pasado, en el momento que salía la nota sobre el conflicto de Acindar en esta misma página, el ministerio de trabajo local dictaba la conciliación obligatoria.
La gran pregunta que circulaba en la planta era ¿Por qué conciliación obligatoria si el corte de horas extras (medida que tomaron los compañeros para reclamar) no puede ser considerada un paro porque no son obligatorias?
Con el correr de los días se fue aclarando el panorama.
Mientras el secretario general de la seccional Villa Constitución P. González (1° vocal de la flamante “Nueva dirigencia de la UOM nacional”) daba notas a medios nacionales diciendo que “el sueldo promedio de los trabajadores de Acindar era $250.000 y que por eso estaban haciendo medidas por el Impuesto al Trabajo, en la planta, una empresa contratista, cuyo delegado es su hermano, paraba 2 horas, dándole la excusa a la empresa para hacer la presentación en el ministerio. La historia de siempre, cacareo afuera y me bajo los pantalones y negocio adentro.
La empresa y sus cómplices burócratas no contaban con el papel que iban a jugar los trabajadores. (Vale aclarar que el sueldo promedio REAL al bolsillo ronda los $ 130.000, muy por debajo de la canasta familiar actual).
Un dato importante que merece mencionarse: en las elecciones a Sec. Gral. de los días 7, 8, y 9 de marzo el nivel de participación fue de apenas el 53%, cifra históricamente baja para la seccional.
Así las cosas, desde abajo se venía trabajando en la unidad, en asambleas por sectores, incluso de forma autoconvocada cuando el gremio miraba para otro lado metido en sus enjuagues políticos, y así los trabajadores siguieron firmes en su decisión de no cubrir las faltantes con horas extras.
Esto obligó a la empresa (que necesitaba pasar el sector de Acería a 4 turnos, por ejemplo) tuviera que retrotraer la decisión por falta de personal y coberturas, lo que tampoco le garantiza que los turnos se cubran ya que es constante las paradas de producción por falta de personal.
Lo mismo pasa en sectores de laminación (como Tren SBQ, Tren 1 y Alambres), sectores que están en 4 turnos, de alta producción, pero que ven mermados los mismos por la firme decisión de los compañeros de mantener de hecho el corte de horas extras, más allá de la conciliación y de las jugadas de la burocracia.
Esta importante y contundente decisión pone en jaque a la empresa en un momento coyuntural crucial para la producción, dado que en Europa se han cerrado varias Acerías del grupo Arcelor Mittal (por ejemplo, la planta que tiene el grupo en Asturias, España) debido a la faltante de gas que se está dando, trasladando parte de su producción a Sudamérica más precisamente en Brasil y Argentina.
Una vez más, la clase obrera pasa por arriba a las burocracias sindicales, demostrando su claridad para dar el golpe en el momento oportuno y con la fuerza y contundencia necesaria para hacer trastabillar en sus decisiones a estos monopolios que solo piensan en sus ganancias.
Una vez más, la tarea decidida y en profundidad de los compañeros, el debate en asambleas en los sectores y la unidad con el resto de la planta (sumado a la bronca acumulada) se lleva puesto los planes de estos monopolios, gigantes con pies de barro, amparados en una burocracia que les sirve de escudo.