Mientras la coalición gobernante dirime sus disputas internas en función de los respectivos intereses de los sectores de la burguesía a los que defienden y representan, la realidad económica y social de las familias argentinas se encuentra transitando un alarmante deterioro cotidiano.
Queremos destacar en esta nota la situación de las y los trabajadores con respecto a la pobreza y su relación con los niveles de ingreso. Y resulta ser que las cifras (oficiales, claro, lo cual genera aún más inquietud) son alarmantes por donde se las mire.
Mientras el gobierno festeja un mentiroso índice de desocupación del 7 %, la realidad indica que las y los trabajadores informales son pobres, ya que precisan más de dos salarios mínimos para superar la Canasta Básica Total para un hogar, y una cifra muy elevada (que ronda el 80%) de quienes tienen trabajo formal, también son pobres, dado que con un salario no llegan a cubrir tampoco el monto de dicha canasta.[1]
Recurramos a un sencillo y dramático dato que nos lo deja en evidencia: la Canasta Básica Total se ubica en los $ 95. 260. Es lo que una familia tipo necesita para, digamos, no ser pobre. (nuevamente, según los cálculos de la clase explotadora, que determina el límite de la línea de pobreza).
Veamos: para alcanzar esa miserable cifra, se requiere de la suma de dos salarios mínimos…y no alcanza. Porque el salario mínimo va a pasar a partir del 1 de junio a la suma ridícula de 45. 540 pesos…es decir, números más, números menos, lo que cuesta un alquiler para una familia con dos hijos.
Porque el tema del alquiler es escamoteado por las cifras oficiales, que lo incluyen como valor promedio en la Canasta Básica Total, diluyendo la realidad de millones de habitantes, bajando su costo real. A esta preocupante situación debemos agregarle el flagrante hecho, ya mencionado en otros artículos de esta página, de que el índice del 7 % de desocupación no incluye a quienes reciben planes sociales, no incluye a las personas subocupadas, no incluye situaciones de trabajo ocasional (changas) y diversas situaciones de precariedad laboral notoria. Pero claro, y como también ya se ha señalado, pagar salarios miserables o «comerlos» con la inflación es el método predilecto de la burguesía monopolista en Argentina para tratar de sostener su cuota de ganancia y extraer la plusvalía a como dé lugar.
Por otra parte, es claro que las diversas y cada vez más nutridas luchas por el salario que llevan adelante la clase obrera y el pueblo, ponen al descubierto la crisis política de la clase dominante y la fuerza creciente de la lucha de clases que debemos sostener de manera organizada y en unidad.
Lucha reivindicativa que debemos transformar también en lucha política, disputándole a la burguesía aquello que nos pertenece, pues quienes producimos toda la riqueza social, vivimos en condiciones indignas, mientras ellos extraen grandes masas de plusvalía, apropiándose del trabajo ajeno, para pagar la deuda externa (fuga de capitales, lisa y llanamente, y «legal»), subsidian a los grandes grupos económicos, y adornan las instituciones sacrosantas de la democracia representativa con los políticos que se dedican a vivir en la opulencia jugando a la República, acomodando a los suyos en puestos del Estado, haciendo y deshaciendo alianzas en virtud de lo único que les interesa, que son las elecciones.
¿Hasta cuándo les vamos a seguir haciendo el juego? ¡¡Basta!!
Ya es la hora de las bases obreras y populares, hartas de este sistema inhumano y sin futuro.
[1] Este dato se obtiene del Informe de Distribución de Ingresos correspondiente al cuarto trimestre del 2021, comparado con el valor de la Canasta Básica Total para un hogar de cuatro integrantes a diciembre del 2021.
Disponible en: https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/ingresos_4trim2124EA305449.pdf