“Comenzamos el tratamiento de la Ley de Promoción de la Industria Automotriz, que va a generar más empleo, más desarrollo y más inversiones. No es tiempo de debatir, es tiempo de buscar soluciones”. (Sergio Masa, 5/7/22)
El presidente de la Cámara de Diputados no tuvo empacho en avalar este concepto político en medio del desbarajuste al que nos tienes acostumbrados la clase dominante.
Este rimbombante anuncio significa -en pocas palabras- subsidiar a un sector de los monopolios que no ha dejado de embolsar grandes fortunas “gracias” a la pandemia y a la guerra en Ucrania.
En la clase obrera de este sector automotriz y autopartista, la vida cotidiana no se ve del mismo “color” que la ve la burguesía monopolista.
Salarios por debajo de las necesidades básicas de una familia, condiciones de trabajo extenuantes, abrupto descenso del nivel de vida son las tres patas que están sumando para que la bronca acumulada se traduzca en una resistencia que se expresa de variada calidad.
“Si en mi sector nos sacan a un compañero para cubrir otro sector, no lo permitimos”; “Asistimos a las horas extras bajo presión y necesidad, pero cada vez más no se pueden poner en marcha los planes porque cada vez menos los compañeros asisten a las horas extras”; “El ausentismo no se detiene, por el contrario, crece. En la mayoría de los casos no es una cuestión de resistencia consciente. Pero hay algo que anda muy mal para que ello suceda”.
El peso de los gremios empresariales es muy importante y despliegan fuerzas para sostenerse como un poder omnipotente. Pero el desprestigio de los mismos en las bases ya es estructural.
“Es mi paraguas”, dice un obrero. Es cierto, y ese concepto pesa en las bases obreras. Sin embargo, en lo cotidiano se van ampliando los debates y embestidas por abajo.
Con el gremio o sin el gremio, con el delegado o sin él “¡Esta tarea en el sector no se realiza!”. Hay marchas y contramarchas, pero este tire y afloje es una constante y en ese terreno las bases se hacen fuertes.
Es un momento que no está claro cómo seguirá la cosa. Pero -de hecho- Sergio Masa no tiene ningún empacho en promover un futuro paquete para las automotrices.
Dos caras de una misma moneda: avalar la reforma laboral que de hecho que se está realizando y avanzar en la productividad que pretenden (a pesar de las dificultades que ya encuentra en la base obrera).
Sergio Masa hizo política y acción en favor de los monopolios. No escatimó ningún esfuerzo en ello. Una verdadera afrenta al pueblo trabajador en el momento justo cuando nuestros salarios retroceden un peldaño más.
Pero a la vez nos hace reflexionar por donde debe pasar la resistencia actual ante tanto desborde del poder.
Quebrarlos en el plano político como hacen ellos. Y profundizar acciones de resistencia por abajo, capaces de entorpecer sus negociados a costa de nuestra dignidad que lo incluye todo.
La lucha por nuestras reivindicaciones económicas (para que tengan sustento) hay que elevarlas también al plano político. ¿Qué quiere decir esto?
Que si nos quieren sacar a un compañero del sector hay que explicar que -si cedemos- vendrán por más. Que si tenemos la capacidad de generar tanta riqueza también tenemos la capacidad de resistir estas embestidas con organización independiente de aquellos que ya sabemos que no nos defenderán (el gremio).
Explicar -entre otras cosas- el por qué un Sergio Masa se reúne con las automotrices y ellas son las que le ordenan la necesidad de mayor productividad. Y ese apriete comienza en cada sector productivo, a no dudarlo.
Politizar cada vez más la lucha, para que no quiebren la resistencia y no las lleven a un callejón sin salida.
La acción independiente de la clase obrera que comienza bien abajo y con unidad está muy lejos de las disputas electorales. Ya sean netamente en el plano político o en el plano sindical. Todas ellas son disputas por tener la sartén por el mango y negociar con el verdadero poder.
Por el contrario, la política independiente y la organización independiente, autoconvocada, es la verdadera democracia obrera, directa. Y en ello las mayorías hacemos pesar nuestro poder.
La unidad de la clase empieza en el sector y desde esa experiencia se extiende al resto de la planta.