Es evidente que el nombramiento de Sergio Massa como “súper ministro”, tal como le gusta que lo llamen, es con el fin de presentar ante los verdaderos mandantes del gobierno (es decir, la burguesía monopolista) una unidad política del Frente de Todos que regentea el gobierno.
Sabemos que los rencores entre Massa y Cristina Fernández de Kirchner son, quizá, más profundos que los que la vicepresidenta guarda con Alberto Fernández. Pero es más fuerte el papel que el capital trasnacionalizado les asigna a las y los funcionarios y estos no hacen otra cosa que subordinar sus sentimientos a dicha función, aunque tengan que apretar los dientes, porque también, se trata de sus intereses propios.
Poco les importa a los dueños de dichos capitales cosa alguna que los distraiga de sus ganancias, aunque el periodismo de los medios masivos se preocupe de la trayectoria de cada uno de las y los funcionarios para mostrar que tal o cual es un panqueque, al tiempo que ocultan que otros también lo son, según sus encuadramientos políticos e intereses que representan.
Así se presentan las cosas en la profunda crisis política del gobierno, de la propia burguesía y de un sistema capitalista en descomposición, que intenta orientar el timón hacia la solución de sus problemas caóticos entre los cuales es muy difícil acertar a una solución ya que “resolviendo” un problema, incrementan otro.
Es claro que el señorito surgido de la UCD, hoy de la mano del gobierno peronista “nacional y popular” tiene como fin aplicar un ajuste más profundo del que se viene ya aplicando desde hace largo tiempo, gobierno tras gobierno.
El objeto de dicho ajuste son los ingresos de la clase obrera y de los sectores populares en general a fin de sostener sus márgenes de ganancia y de disponer mayor masa de capital para la acumulación.
No obstante, trabajadores y trabajadoras de distintas ramas ya han mostrado su decisión de tensar la resistencia contra tales medidas. Vitivinícolas en pie de lucha, acerías y metalúrgicos reclamando adelantamiento de las cuotas de aumentos discutidas en paritarias, docentes estatales y privados de varias provincias reclamando lo mismo, trabajadores del transporte urbano de pasajeros que exigen la reapertura de paritarias, obreros del neumático que no aquietan el movimiento iniciado varias semanas atrás, municipales de varias provincias, sólo por nombrar algunos, a los que se suman una actitud de desgano y retiro de colaboración de parte de los trabajadores en múltiples centros fabriles y empresas de todo tipo.
La situación se encamina a agudizarse más aún, en medio del empobrecimiento masivo de los salarios e ingresos de trabajadoras y trabajadores en negro y monotributistas, y un creciente malestar y bronca que se corta con tijera en el ambiente espeso y viciado del país.
La voluntad de no retroceder se hace presente cada vez en forma más decidida y tiende a esparcirse porque la “cosa no da para más”. La bronca se retroalimenta, lo cual, seguramente, incidirá en mayor vacilación de la burguesía y de su gobierno a tomar las decisiones que pretenden aplicar, abonando la ya deshilachada “unidad” (tanto del oficialismo como de la oposición) que requieren para implementar las mismas.
Por todo esto es necesario extender el estado deliberativo en cada fábrica, empresa, y parque industrial. Obreros, obreras, y trabajadores en general, somos la punta de lanza de la resistencia a las medidas que pretenden aplicar para profundizar la baja de los ingresos pues constituimos la fuerza de trabajo que todo lo produce en bienes materiales y servicios y, con ello, las ganancias de la burguesía.
En cada lugar en donde haya compañeros y compañeras de nuestro Partido, como hasta ahora lo venimos haciendo, impulsaremos los debates en cada sector de las fábricas, estaremos al frente de los reclamos y de las iniciativas que combatan cada una de las medidas de ajuste, la realización de las asambleas con democracia obrera, el forjamiento de la unidad de clase, la organización y la acumulación de fuerzas lo más masivas posibles que empujen hacia el mejoramiento de nuestras condiciones de vida.
El camino y la lucha contra la burguesía que nos oprime y sus gobiernos de turno e instituciones estatales en las que se apoya, es la única salida que tenemos ante esta situación.
La tarea del día en ese camino es el enfrentamiento.