Escuchando a Sergio Massa en el día de ayer daría toda la sensación que -casi sin darnos cuenta- las elecciones se adelantaron y el país tiene nuevo presidente.
La “novedad” en este caso es que no se transitó la formalidad de la democracia del sistema con el consabido tema de las urnas y los votos (embretando al pueblo), sino que directamente lo más concentrado del capital monopolista eligió directamente a su nuevo representante para tomar las riendas de un gobierno que transita desde hace rato ya una crisis política y económica brutal.
Muestra de ello fue –por un lado- la cantidad de empresarios “importantes” que muy prolijamente estuvieron sentados en la primera fila en la asunción del “nuevo” ministro.
Entre otros pudo verse a: Daniel Funes de Rioja (de la UIA y la Copal), Gustavo Weiss (Construcción), Mario Grinman (de la CAC), Marcelo Mindlin (ex dueño de Edenor y actual N°1 de Pampa Energía), Jorge Brito (del Banco Macro), Adelmo Gabbi y Claudio Cesario (de la Asociación de Bancos). O a otros que no son tan habituales y cuya presencia se debió a la fuerte vinculación del ministro con el grupo mediático que regentea Daniel Vila y José Luis Manzano (también socio de Edenor) o Mauricio Filiberti (apodado “el Rey del Cloro”).
Por otro lado, pudimos ver a un Alberto Fernández que se retiraba por un costadito de la ceremonia como yendo a comprar las facturas… imagen que no hace más que confirmar lo que decimos.
Más allá del largo y tedioso texto que el ministro Massa se empecinó en “leer sin leer”, podríamos decir que el eje neurálgico, la definición central para estos momentos está dada cuando dice que “la Argentina no es un país rico, sino que tiene que generar riqueza”.
No se esforzó mucho el “amigo Massita”: básicamente la burguesía repite un viejo argumento muy conocido por el pueblo trabajador y algo que tenemos recontra comprobado como una tremenda mentira: “vamos a crecer primero y después va a derramar”… Sí, vos espera sentado…
Por eso no pasó desapercibido (por no decir que cuando lo escuchabas te hervía la sangre…) que el ministro planteara que a los 700 empresarios que cometieron delitos económicos “les va a dar dos meses” para que revisen sus cuentas, se pueden arrepentir y devuelvan la plata… Sueltito de cuerpo dijo semejante barbaridad, cuando en realidad esto es un delito consumado y deberían ir directo en cana.
Por otro lado, se propone llevar el déficit fiscal a la baja (al 2.5%) se muestra como el epicentro del ajuste, que por supuesto –y como no podía ser de otra manera- estará acompañado con nuevos subsidios al capital monopolista.
No podía faltar el anuncio de un nuevo canje de la deuda en pesos cosa que seguramente será con un nuevo bono en dólares, rebotando en un mayor desbarajuste de las cuentas. Como ya lo dijimos: el principal problema que tiene la burguesía es que para arreglar una cosa indefectiblemente descajeta otra.
Fiel a su raigambre, este “buen ministro” dijo que los “tractores de la economía” Argentina son las automotrices, las mineras y la agroindustria (por supuesto, pasándole una mano de laca a la falsa disputa con “el campo” que enarbola cierto progresismo deshilachado).
Un escenario en donde sabemos perfectamente que no son los únicos sectores (sumándose las alimenticias, acerías, petroleras, etc.) pero todos cortados por la misma tijera: saluda fervorosamente a los dueños del país que son los que vienen tomando las decisiones desde el poder que detentan, utilizando el Estado burgués a su servicio. ¡Y esto pasa hace mucho tiempo, lectoras y lectores! ¡Gobierne quien gobierne, que no los agarren desprevenidos!!!
Una perla quizás sea el planteo que hizo Massa respecto al agro: dijo que negocia directamente con los exportadores para que “le anticipen” los ingresos por exportación, y que llamará “al agro” para reunirse la semana que viene. Sus palabras respecto a este tema son también toda una definición.
En lo que refiere a las medidas “de inclusión social” como gustó definir, hay que decir que al aplicar el límite de 400 Kw en el consumo eléctrico, esto va a implicar indefectiblemente que la gran mayoría de los usuarios vamos a quedar afuera del pedido de subsidios.
Así mismo, cuando plantea que el Estado seguirá pagando los planes sociales durante un año a aquellos que ingresen al mercado de trabajo para que “los empresarios completen el resto que indica el Convenio según la rama que se trata” la pregunta es: ¿Siguen subsidiando a las empresas pagando con fondos del Estado gran parte de los salarios privados o nos estamos perdiendo de algo?…
Más allá que es la Jefatura de Gabinete la que debe llamar a las paritarias estatales y no Economía, quedó claro que no tienen ninguna intención de hablar de un aumento salarial para las y los trabajadores estatales. Habrá que esperar las disposiciones oficiales, pero según el anuncio, se hace efectivo el “congelamiento” de la planta del Estado ahora también para los sectores de Salud y Ciencia y Técnica (que habían quedado excluidos en el anuncio de Batakis).
“Nos esperan dos meses turbulentos”, dijo el ministro cuando le preguntaron sobre el tema de la inflación y la devaluación. Sabe que en momentos como este el problema político está muy por encima de las decisiones que en lo económico se puedan llegar a tomar.
La temperatura siempre la marca la lucha de clases y esta no será la excepción.