La resultante de 50 años de caminar la historia reafirma todo ese pensamiento y acción que clamaba por un cambio social. Los hechos de Trelew volcados al presente implican más responsabilidad de las nuevas avanzadas de la clase en su compromiso por la lucha por el poder y el socialismo.
No solo la situación para nuestra clase obrera y nuestro pueblo ha empeorado en su dignidad de vida sino que esta misma situación nos pone en alerta para no desviar ningún camino que nos dirija por el proceso revolucionario y combatir la idea de elección de caminos “aliviadores” para mejorar el sistema capitalista. Los hechos de Trelew apuntaron a quebrar la voluntad de cambio que comenzaba a reafirmarse en la sociedad en general y en la clase en particular. Años inmediatos a esa situación los crímenes de la dictadura iban a encender la voluntad revolucionaria de importantes sectores de la sociedad por los cambios estructurales a los cuales se aspiraban. En el presente esa voluntad de cambio es un ejemplo que de una u otra manera pesa en la conciencia colectiva de nuestra sociedad y la postura de Santucho, que no hay tercera posición entre explotadores y explotados, marca el rumbo político e ideológico del actual momento histórico.