La burguesía se ha lanzado a la carrera electoral y es el momento en donde se pone en marcha un proceso de mentiras y engaños inusitados. Mientras tanto, la clase obrera y las y los trabajadores en general estamos preocupados por cómo llegar a fin de mes.
El gobierno y la oposición prometerán a viva voz ser los portadores de los caminos aliviadores de los dolores presentes. La misma cantinela de siempre.
Los une la defensa de la democracia burguesa, del sistema capitalista y poco importa con la impronta “ideológica” que se presenten, si es de derecha o de izquierda…
Los motiva un dicho popular: “no me dejen afuera” (de este circo, agregaríamos nosotros).
En el abajo la cuestión que preocupa es muy distinta.
El poder de compra de los salarios, el apriete por mayor productividad acelerando los ritmos de trabajo, la caída permanente en las condiciones de vida. Las consecuencias de estas premisas en la vida cotidiana traen un dolor permanente.
Un despegue cada vez más profundo entre unos y otros intereses.
El presidente está desbocado. Dijo sin sonrojarse: “la gente ahora se queja porque tiene que esperar dos horas para comer en un restaurante” o “ahora tenemos que mantener a las personas con más 85 años”… ¡Qué lindo ejemplo para graficar tamaña distancia entre las clases!
Sin embargo, la clase dominante con toda su crisis política a cuestas, no solo está realizando grandes negocios, sino que además nos impone su terreno en la disputa política.
Marcan la cancha con el proceso electoral, con la democracia burguesa, y allí disputan palmo a palmo los intereses de cada uno de los sectores monopolistas en pugna. Que tratan da adueñarse de las decisiones del Estado según lo requieren sus negocios.
Los intereses de la clase obrera y el pueblo se están jugando cuando se resiste. Y esa resistencia va creciendo de variadas formas, unas veces más consciente otras no tanto, pero el malestar crece y la angustia también.
Como el diablo, la burguesía “mete la cola” y la batalla la lleva al terreno ideológico, donde se siente fuerte.
¿Por qué al terreno ideológico? Porque es allí en donde “garantiza” su dominación y saben que han sacado considerable ventaja. Aprovechan esa superioridad estratégica porque saben -y ya lo han experimentado- que a pesar del “que se vayan todos” que se ha repiqueteado en numerosas protestas, en definitiva “se han quedado todos”.
Ojo: ha sido la acción genuina de las masas y lo sigue siendo, la experiencia no ha sido en vano, nuestro pueblo lo ha vivido en carne propia y eso pesa, aunque no se “vea”. Pero lo cierto es que de este lado de la barricada aún la independencia política y organizativa de la clase obrera está en un estado embrionario.
Se desata la “pornografía electoral” de la burguesía y la clase obrera y las y los trabajadores en general con sus destacamentos revolucionarios no deben vacilar ni por un instante en profundizar en esta época la resistencia para lograr sus conquistas económicas y políticas.
Pero por sobre todas las cosas constituir y fortalecer las organizaciones políticas que, aunque todavía pujan por nacer, profundicen en el plano político e ideológico la lucha por el poder.
El reformismo y el populismo tienen nombre y apellido: el kirchnerismo y la izquierda hegemónica son los principales agentes de la burguesía en la clase obrera.
Impiden la profundización de la defensa de los intereses estratégicos de la clase con sus discursos “radicalizados” en el Parlamento, pero reaccionarios en la actual resistencia.
Crean la ilusión de la conciliación de clases desactivando toda posible independencia política de la clase obrera.
Gobierne quien gobierne, lo que está en juego son los intereses de la oligarquía financiera.
Y un solo perdedor: la clase obrera y el pueblo.
Los intereses entre las clases son antagónicos y cualquier idea de crear ilusión con algunos de los intereses de la burguesía es liquidar la idea de trabajar intensamente en la creación y fortalecimiento de organizaciones políticas independientes de la clase obrera.
Esas organizaciones -en varios planos- van dirigidas a la conquista de los intereses históricos de la clase obrera y allí radica la lucha en todos los planos de disputa.
Ese es el terreno que elegimos las y los revolucionarios. Caminos independientes de la fanfarrea burguesa. Caminos que expresan los intereses inmediatos y estratégicos de la clase obrera.
Estas elecciones y sus “ofensivas” propagandísticas deben ser contrarrestadas aferrando a la clase obrera y a las y los trabajadores en general al terreno del logro de conquistas económicas y políticas. Redoblando el paso al fortalecimiento de todos los destacamentos políticos independientes que se van gestando a lo largo de todo el país, que puedan producir cambios cuantitativos y cualitativos en la disputa por el poder.