La dignidad no espera, la tolerancia se agota

El tema de la semana, sin dudarlo, fue el asesinato de Daniel Barrientos, un trabajador, chofer de la línea 620 de colectivos, hecho que generó una honda conmoción no sólo en el entorno laboral de sus compañeros, sino en toda la clase obrera y el pueblo, que padece la inseguridad propia e inherente a este sistema ya agotado.

Insistimos con la cuestión, dado que el trágico acontecimiento pone las cartas sobre la mesa acerca de cómo se dividen las aguas y se va delineando la coyuntura actual de la lucha de clases.

Nuestro Partido ha publicado dos notas referidas a este horrendo crimen, al bochornoso papel del Ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, Sergio Berni, y a la respuesta de la clase, que incluyó un paro total de las líneas de colectivos de la zona oeste, de los trabajadores de la empresa Dota, y de otras líneas. Por supuesto, la paliza recibida por el Ministro, significó un cambio en el estado de ánimo de las masas, que resumimos en nuestra última nota diciendo: “del dolor y de la bronca se pasó a la “piña” de la dignidad.”

Por supuesto, y a pesar de las mentiras de Berni acerca de que no iba a realizar acciones contra los trabajadores, el miércoles por la noche, en un operativo realizado de manera conjunta por las policías de la Provincia y de la Ciudad, fueron detenidos dos choferes, se realizaron diferentes allanamientos, se desplegó una fuerza inusitada en el marco de las investigaciones por la “agresión” al Ministro de Seguridad. Bochornoso.

Cabe señalar que los trabajadores ya fueron liberados, ante la respuesta de varias líneas de colectivos de la zona, que lanzaron un paro de 8 horas, medida que se iba a profundizar si la situación seguía como estaba.

El operativo fue brutal. Hasta se llegó al extremo de allanar oficinas de la empresa para secuestrar legajos de varios choferes. Sí, al mejor estilo de la dictadura militar, en tiempos de democracia y del Gobierno Nacional y Popular.

Y aquí está la cuestión: es notorio el hecho de que todos los medios de comunicación hegemónicos salieron a dar la respuesta que se constituye en leitmotiv, en repetición constante, en la carta que siempre juegan cuando algo se asoma más allá de la “legalidad” impuesta: “se ha cruzado un límite” (por la agresión a un funcionario del poder político), “hay que defender los valores democráticos” (valores que la clase dominante manipula a su antojo y utiliza para explotar, oprimir y saquear los bolsillos de los trabajadores y acumular toda la riqueza que producen), “no es tolerable ese nivel de violencia” (refiriéndose a la paliza que recibió Súper Berni, el Ministro amigo de Kicillof, en una Provincia que rebalsa de violencia, incluida por supuesto la violencia institucional).

Sucede que cuando los trabajadores y el pueblo toman conciencia de este sometimiento y de que el camino es el de resistir y de luchar, y comienzan a organizarse para dar una respuesta, la burguesía se abroquela, temerosa, y sale a defender una democracia que está diseñada, como sistema de dominación, para favorecer las ganancias de los monopolios y arrasar con el pueblo si eso resulta necesario.

Pero el hartazgo y la bronca, sintetizados en esa “piña” contra el Ministro, deja en claro que la clase está dispuesta a elevar los niveles de la lucha, para lo cual debe organizarse bien desde las bases, para conquistar el ejercicio de la democracia real, la democracia obrera, en respuesta a esta farsa que demuestra claramente lo siguiente: no se puede confiar en ninguna promesa de la clase dominante, no se puede esperar nada de las elecciones (dado que, gane un bando o el otro, el poder lo siguen teniendo ellos), hay que impulsar acciones de resistencia que seguramente irán acompañando a la elevación de la conciencia de la clase obrera y el pueblo oprimidos.

Es la única alternativa real, si es que no queremos seguir lamentando la muerte de compañeros y compañeras sea por la inseguridad, sea por las condiciones deplorables de trabajo, la angustia social ante la falta de perspectivas de futuro, el narcotráfico, la decepción después de cada elección, contemplando cómo gane quien gane la ganancia se la llevan siempre los mismos, y las penurias son para nosotros.

ESTO ASÍ NO VA MAS. ORGANICEMOS LA RESISTENCIA Y PROFUNDICEMOS LA LUCHA DESDE LAS BASES.

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