La importancia de la teoría revolucionaria (Parte II)

“Nuestra posición cuando se nos pregunta si somos marxistas o no, es la que tendría un físico al que se le preguntara si es “newtoniano”, o a un biólogo si es “pasteuriano”.…

“Se debe ser marxista con la misma naturalidad con que se es “newtoniano” en física, o “pasteuriano” en biología, considerando que si nuevos hechos determinan nuevos conceptos, no se quitará nunca su parte de verdad a aquellos otros que hayan pasado.”[1]


Las palabras del Che, además de enaltecerlo como cabal marxista, son elocuentes de lo que venimos afirmando en esta secuela de notas sobre que el Marxismo es una ciencia.

En la presente, abordaremos no ya la deformación del marxismo de parte de la clase burguesa declarada enemiga del proletariado, sino de cierta intelectualidad supuestamente “marxista” que actúa como quinta columna dentro del proletariado.

A Marx se lo ha encasillado como economista o filósofo, ensombreciendo y queriendo hacer diluir o desaparecer su enorme contribución a la lucha revolucionaria producto de su militancia política. Cuando en realidad, desde sus planteos científicos, Marx habla de una unidad indestructible entre la economía, la filosofía y la política, a tal punto de decirnos que dichas materias que aparecían separadas hasta sus días, con las leyes del materialismo dialéctico se unen y fusionan en la ciencia de la humanidad.

A partir de esto último, algunos personajes políticos o supuestos estudiosos de Marx “descubren” el humanismo de Marx y lo llevan al concepto más burgués y religioso que podríamos imaginar.

Un caso emblemático es la “escuela” de cuadros en la que Katya Colmenares, discípula de Enrique Dussel[2], hace referencia a su libro “Hacia una ciencia de la lógica crítica”.

A través de su exposición que desarrolla en un video que se encuentra en las redes digitales, podríamos ensayar el conocido juego “Encuentra a Wally”, el cual consiste en un frondoso dibujo con enorme cantidad de formas en las que se mezclan colores y figuras de todo tipo que encubren la cara del personaje que hay que buscar entre ellas.

De la misma manera podríamos decir que en su exposición tendríamos que buscar, en vez de a Wally, el contrabando ideológico que intenta meter en medio de una “defensa” de la concepción marxista, cargada de menciones de la dialéctica Hegeliana, la superación filosófica logradas por Marx y Engels, el descubrimiento de las leyes de la historia y su dinámica, la economía y la política elaboradas por ellos.

Pero vayamos al grano. La escritora y conferencista afirma que Marx, en su obra “El Capital Crítica de la Economía Política”, centra el eje de sus trabajos en el cuestionamiento al modo de producción y reproducción del ser humano. Afirma que Marx ve claramente que el capitalismo no es sólo un modo de producción de mercancías sino también de reproducción de la vida del ser humano. Afirma que Dussel descubre un hecho que para los demás está escondido detrás del análisis económico que se reconoce en forma exclusiva sobre la mencionada obra de Marx.

Ello la lleva a deducir que lo que propone Marx no es sólo una transformación económica de la sociedad sino también una transformación en la conciencia del ser humano. Afirma entonces la idea de que no basta con cambiar la dictadura del capital por la dictadura del proletariado, porque de esa manera no se cambiaría nada si no hay un cambio subjetivo, al cual califica como fundamental en la transformación social.

Esto no es más que cierto en el marxismo y muy destacado por el Che Guevara.

Entonces nos preguntamos ¿dónde está Wally? Es decir, ¿en dónde se encuentra la falsedad ideológica que se hace del marxismo en el discurso de la conferencista y del citado Dussel?

En que no mencionan el motor de la dinámica histórica: la lucha de clases a partir de la cual, la “humanidad” se transforma en el proletariado que todo lo produce y en consecuencia es la clase que facilita la reproducción del ser humano, debe liberarse -conjuntamente con los demás sectores oprimidos- de la explotación burguesa por medio de la lucha revolucionaria que lleva a la destrucción del Estado capitalista y a la instalación del socialismo en camino hacia el comunismo.

La clase obrera con su partido proletario revolucionario se yergue en el sujeto histórico capaz de llevar al ser humano a la liberación del yugo no sólo del capitalismo sino a la extinción de todas las clases sociales.

Porque si se trata de cambiar la conciencia, es decir la subjetividad, no puede hacerse más que en una práctica social revolucionaria. “El ser social determina la conciencia social”, acuñaron Marx y Engels. Y esa práctica comienza en el mismo capitalismo en medio de las luchas que la clase obrera y sectores populares desarrollan contra la explotación capitalista mientras el proletariado con su partido va organizando la lucha de clases hacia la toma del poder.

Pequeña omisión de estos “marxistas”. Con ella, nos quieren presentar a un Marx edulcorado que, en definitiva, resulta así ser un cuestionador de su propio gran libro político elaborado con Engels: “El manifiesto comunista”, con lo cual el marxismo, de la mano de estos intelectuales mediocres rueda en el tobogán de la religiosidad hacia el cambio de la conciencia social por medio de una supuesta comprensión de las ideas sin los enfrentamientos antagónicos de las clases en pugna.


[1] Ernesto “Che” Guevara – Notas para el estudio de la ideología de la Revolución Cubana – 8 de octubre de 1960.

[2] Enrique Dussel cuenta con varios doctorados y licenciaturas en filosofía, sociología, y le han otorgado títulos de Honoris Causa en distintas universidades del mundo.

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