La presente nota abordará en líneas generales lo relativo al difundido problema de la droga en Rosario y la región como avance de una futura nota con mayores detalles sobre el tema.
Lo primero a destacar es que lo que se manifiesta en la zona es un problema nacional y mundial, pues la droga es uno de los grandes negocios del sistema capitalista.
La producción y distribución de la droga sigue los mecanismos y leyes de la producción capitalista de cualquier mercancía en sus cuatro fases: producción, distribución, intercambio y consumo.
En esta fase del capitalismo, la droga está concentrada en pocas manos y es motivo de disputas, al igual que el resto de las mercancías y mercados donde colocarla, y es manejada por grandes capitales que tienen estrecha colaboración con el Estado del país en donde se comercializan y/o producen.
En Rosario y zona, hace décadas que el negocio de la droga se opera cada vez con más abundancia e irradiación hacia distintos lugares.
¿Por qué Rosario?
Sencillamente porque en esta región hay instalados entre 23 y 27 puertos según desde donde a dónde se los cuente. Los mismos, son de propiedad o están controlados por cerealeras transnacionales que, entre las más importantes, manejan el comercio del 75% de los granos y subproductos de los mismos de todo el país. Por su parte, el puerto de la ciudad de Rosario es el que monopoliza el ingreso y egreso de contenedores de toda la región.
La cantidad de puertos es directamente proporcional al manejo de la hidrovía Argentina – Paraguay, que también incluye a Uruguay y Brasil. Por ella, no sólo circulan barcos procedentes y destinados a distintos países del mundo, sino también trenes de barcazas que van o vienen desde los países vecinos aludidos.
Esta característica la da a esta región un carácter ideal para el transporte de mercancías de todo tipo, incluida la droga. Al respecto recordamos el embarque de 900 kgs. de clorhidrato de cocaína procedente de un puerto de San Lorenzo (cercano a Rosario), que recaló en Australia el pasado 2023. Nunca se informó públicamente cuál era el puerto en cuestión y no se detuvo a ningún directivo y/o funcionario de la empresa que lo tenía a cargo.
Rosario cuenta con una red formada por grandes bancos privados transnacionales con proyección en todo el país, y bancos estatales (Banco Provincia de Santa Fe, con capitales mixtos y el Banco Municipal), además de importantes financieras con gran movimiento de activos.
Como decíamos, la producción y comercialización de mercancías es cosa de grandes capitales concentrados. Y así como el corrupto sistema capitalista utiliza los recursos de millones de seres humanos para beneficio de unos pocos miles, hace lo mismo con la droga. De tal forma, los grandes capitales utilizan el Estado administrado por los gobiernos de turno cuyos funcionarios se llevan las jugosas comisiones que obtienen por los favores y servicios prestados al gran capital en los negocios legales y lo mismo pasa con el caso de la droga.
Es por esa razón que lo que ayer, en la conferencia de prensa del comité de crisis ad hoc, dijeron Bullrich, Petri, Pullaro y cía. no va a corriente del combate contra los responsables del narcotráfico, sino que se limitará a “combatir” al narcomenudeo que estorbe tal como lo vienen haciendo todos los gobiernos de turno. Al respecto, Milei, haciendo gala de su anticomunismo visceral acaba de declarar que la situación de Rosario se debe a los gobiernos socialistas. El inefable presidente asocia esos “socialistas” de pacotilla a los verdaderos comunistas que luchan por el socialismo, como nuestro partido, en un intento de desprestigiar el objetivo histórico y revolucionario de la clase obrera.
Su necedad no tiene límites… El gobernador Pullaro que ganó las elecciones representando a Juntos por el Cambio, principal aliado del partido del presidente, fue ministro de seguridad durante el gobierno del “socialista” Lifschitz, mientras también ejercía el cargo de ministra de seguridad nacional, la actual ministra de la misma cartera Patricia Bullrich. Es evidente el resultado que obtuvieron en aquél entonces lo cual presagia lo que va a pasar de ahora en más. En aquel entonces, el actual gobernador fue acusado de vínculos con el narcotráfico lo cual repitió en la última campaña electoral la candidata del PRO (radical también y actual diputada), Carolina Losada.
Desde las esferas gubernamentales, que acompaña la vocinglería de los medios masivos de difusión, se vocifera contra los “narcotraficantes”, pero en realidad, todos los misiles del Estado apuntan al narcomenudeo.
Prueba de ello es que en las cárceles están todos los soldaditos de los barrios, y hasta algunos lugartenientes como los conocidos personajes de Los Monos, los Canteros y otros.
El entramado de los negocios de la droga que manejan los grandes capitales abarca a funcionarios gubernamentales como los nombrados a quienes podríamos agregar el actual senador provincial Armando Traferri quien resistió a un juicio político para su destitución y a la reciente ex vicegobernadora Alejandra Rodenas. También empresas como Paladini que contaba con los servicios de las barras bravas de Newel’s Old Boys y Rosario Central a cambio del estampado de la marca en ambas camisetas, el Frigorífico Swift que cuenta con los esbirros del sindicato de la carne tristemente célebre por su estructura mafiosa, las mencionadas cerealeras, la Bolsa de Comercio de Rosario de la que varios de sus integrantes prestan sus campos para el aterrizaje de avionetas cargadas de droga que viene desde países de Sudamérica.
Las fuerzas de seguridad que ahora integran el comité de crisis para el “combate” contra el “narcotráfico” tienen en su haber un currículum que incluye personal de todas ellas involucrados en el manejo de este negocio, algunos de ellos presos, pero no porque los descubrieron sino porque desviaron el camino determinado por sus mandantes.
Por ejemplo, en el gobierno que cesó el 09-12-23, hubo 8 jefes de policía de la Provincia (uno cada 6 meses); todos los que fueron echados se debió a sospechas con el negocio de la droga. Y así quedó en los registros judiciales, ya que, al menos públicamente, no se conocieron juicios ni sentencias en contra de los mismos.
Más de 350 exonerados de la fuerza policial durante el último gobierno de la provincia, fiscales y jueces han sido igualmente vinculados con la droga al igual que el propio Gobernador sólo por nombrar genéricamente a algunos responsables. Al respecto cabe mencionar el atentado sufrido por el entonces gobernador Bonfati (seis balazos en su casa), de lo que no trascendió investigación, ni sentencia judicial hasta el día de la fecha.
Camionetas de gendarmería descubiertas abandonadas con cargamento de drogas en su interior, y sigue el listado…
¿Entonces, qué es lo que van a combatir? Como siempre a la puntita más superficial de la gorda madeja, es decir a los soldaditos y contados lugartenientes que se “descontrolaron” y les conviene eliminarlos. Algunos de ellos caen bajo las balas de otros que actúan de carne de cañón en medio de la competencia de los grandes jugadores.
Los crímenes no aparecieron ahora, hace décadas que se vienen produciendo e incrementando. Lo notable de lo que pasa actualmente es que las balas están dirigidas a mansalva contra trabajadores que nada tienen que ver con el negocio de la droga.
Desde las usinas del sistema nos quieren hacer creer que del lado del Estado están los buenos y que en la vereda de enfrente están los malos.
Pero ateniéndonos a lo expuesto brevemente más arriba, esta oleada de crímenes indiscriminados con la que se intenta poner condiciones basadas en el terror social, si bien es ejecutada por esbirros de poca monta y gran criminalidad, obedece más a la disputa de los grandes jugadores que pretenden el monopolio del negocio y no pueden someter a su oponente y, en ambos bandos, econtraremos a empresarios, funcionarios gubernamentales, jueces, fiscales, financistas y miembros de las fuerzas de seguridad.
Es muy elocuente, que en los cientos atentados o asesinatos, las notas intimidatorias previas a la muerta del playero Bruno Bussanich, fueron escritas con textos y caligrafía prácticamente analfabeta, pero la nota que “apareció” con este crimen estaba redactada con textos y letra cultos. En ella se decía que las bandas están todas unidas en contra de Pullaro y Cococcioni (ministro de seguridad de la provincia).
En este caso, es clara la maniobra para dirigir a toda la opinión de la sociedad hacia los “malos” y reivindicar a los “buenos”, vestidos de uniforme y ropa de funcionarios, que se encargarán de reprimirlos. Estos, seguirán con sus operativos pidiendo documentos a quienes consideran sospechosos de portar un color de piel más oscura, gorras o gustar de la cumbia y el reggaetón, y si no lo tienen en el momento se los llevarán detenidos por averiguación de antecedentes, pasándose una vez más la Constitución que ellos aprobaron por la entrepierna.
Como siempre, en medio de otras grandes penurias de la clase obrera y sectores populares, esto de los crímenes contra trabajadores, le viene bien a la burguesía para el disciplinamiento social, intentando contener posibles desbordes de masas en medio de los planes del profundo ajuste que vienen realizando sus gobiernos.
Sin embargo, las respuestas que vienen de la indignación popular y crece desde las bases, con los paros de actividades llevados a cabo por colectiveros, taxistas, recolectores de residuos, docentes (por iniciativa de los padres que no quisieron mandar a sus hijos al colegio) y médicos, ante los crímenes aludidos, más el descontento creciente de amplios sectores de trabajadores a lo largo y ancho del país, en contra de las políticas de profundización del ajuste contra los ingresos y las condiciones de vida de los sectores populares, no va a permitir que esta burguesía parásita y violenta camine sobre un sendero de rosas.
El descreimiento crece al ritmo de los debates sobre la seguridad a la que aspira el pueblo y que el sistema no le va a dar, la cual incluye una vida digna de vivirse.
Cada vez es más claro que ello no vendrá de la mano de los supuestos “buenos” en quienes cada vez son menos los que confían.