A caballo de ¡Viva la libertad, carajo!, el presidente Milei se impuso en el balotaje ayudado por el hartazgo que grandes sectores de masas habían alcanzado con el gobierno kirchnerista de los dos Fernández y de la gestión de Massa.
Algunos, además, cifraban expectativas en que Milei haría honor a su eslogan de campaña contra “la casta” y a favor de la libertad.
Pero, a poquito de asumir, se pudo ir comprobando que “la casta” somos las y los trabajadores y sectores populares y que la libertad sólo es, para lo más concentrado de la burguesía monopolista y, fundamentalmente, para los empresarios amigos del poder.
Ni más ni menos, una versión mucho más aguda y acelerada de lo hecho por el gobierno peronista anterior.
Así, vemos con claridad, cada vez mayor, que hay libertad para subir los precios de los alimentos; los elementos de limpieza; la indumentaria; los medicamentos; el combustible que, en lo que va del año, aumentó varias veces; los transportes; el gas; la luz; los alquileres; las prepagas, los automóviles; los electrodomésticos; etc.
Al mismo tiempo, se redujeron los recursos destinados a educación pública gratuita, vivienda y salud pública gratuita, para la cultura, para la ciencia y la tecnología, para el cuidado de los parques nacionales, con el argumento de que “no hay plata”.
Pero resulta que hay plata para el aumento a los legisladores, para las fuerzas de seguridad, para el ejército, para movilizar fuerzas de seguridad hacia Rosario (las cuales no sólo no actúan contra el narcotráfico, sino que hostigan a los jóvenes y habitantes de los barrios, mientras los negocios de la droga se continúan haciendo bajo la mirada atenta y cómplice del Estado y del poder burgués), para proyectar obras con el Comando Sur de Estados Unidos a fin de localizar una base puerto en Ushuaia…
Los despidos en los distintos ámbitos estatales se hicieron y se hacen en contra de una masa de trabajadores que no distingue a quienes realizan su actividad en forma responsable y que tienen años de servicio, dejando a los trabajadores y sus respectivas familias a la intemperie y, en muchos casos, sin posibilidad de encontrar otro puesto de trabajo.
Lo más cínico e indignante es que dichas cesantías, desde el gobierno y ciertos sectores burgueses, se gritan como un gol de la selección nacional de fútbol.
En cambio, para las paritarias no hay “libertad” y se impone un techo ridículo que no permite, no ya aumentos, sino recomposición de salarios. Para las jubilaciones y pensiones tampoco hay aumentos ni resolución sobre los índices de actualización de haberes, por el contrario, se modifican los mismos con porcentajes mínimos y se establecen bonos fijos que se van licuando con la inflación.
Lo cual reduce el poder adquisitivo de los ingresos populares y alimenta las ganancias de la burguesía.
Como vemos, la “libertad” rige para los mismos a quienes han beneficiado todos los gobiernos de la era “democrática” y para los trabajadores y sectores populares, van destinados las cadenas más gruesas.
Además, Milei insiste en los proyectos de Ley y DNU (ahora modificados por la presión en contra que recibió), que le otorgarían el marco legal y de continuidad ante estas políticas nefastas en contra del pueblo.
Sus argumentos repetidos en relación a que el Estado no tiene que intervenir para las negociaciones libres entre partes, no sólo se evidencian como falsos e hipócritas por todo lo dicho, sino que, a ello, se agrega el alineamiento internacional con los Estados asesinos de Estados Unidos e Israel, ante quienes se derrite toda su estampa agresiva que quiere mostrar ante al público, para transformarse en perro faldero de ambos rindiendo pleitesía y haciendo de lamebotas.
Sobre esto último hay que destacar sus argumentos de abrirse al mundo libre. Al respecto, cabe destacar que La ONU votó una resolución sobre crímenes de guerra y genocidio contra la humanidad por parte de Israel (lo cual todo el mundo verifica por la barbaridad antihumana que dicho Estado está ejecutando en la Franja de Gaza), y sólo seis países votaron en contra: Argentina, Bulgaria, Alemania, Malaui, Paraguay y los Estados Unidos. ¿Ésta es la apertura al mundo libre? ¿Libre de qué?
Ante esta embestida reaccionaria los trabajadores siguen avanzando en la resistencia a estas políticas, luchando contra los despidos, por paritarias que signifiquen aumentos salariales y no sólo recomposición, por la toma de decisiones que involucre a todos los trabajadores y en contra de las negociaciones espurias. Con esta actitud que nace desde las bases, se van clarificando, aún más, los dos campos enfrentados antagónicamente: la burguesía y sus gobiernos de turno, por un lado, en contra de la clase obrera, trabajadores en general y pueblo oprimido, por el otro.
Entre estos últimos, la clase obrera, desde el empuje de sus bases, va caminando hacia su destino histórico que es el de liderar y dirigir, junto a su partido revolucionario, los destinos de las grandes masas oprimidas.
Lo dicho, tiene que ver con los aún primeros pero firmes pasos de lograr su independencia política en organizaciones que representen sus verdaderos intereses (difícil pero necesaria tarea) frente al freno de las dirigencias sindicales que los monopolios utilizan como herramienta de contención contra el descontento y la organización que se viene generando en la clase.
De esta tarea de construcción y orientación política depende el curso que la lucha de clases irá transitando en nuestro país.