Los despidos en FATE no son un hecho aislado de un patrón “malo”.
Son una abierta decisión que a nivel nacional ha tomado la burguesía para golpear como pueda a la clase obrera, y que esa resistencia manifestada por el pueblo contra las ambiciones del capital más concentrado se vaya diluyendo.
Dichas manifestaciones se expresan de las más diversas maneras, de este lado de la vereda se vive como se puede y así también se resiste. Se resise cuando en una fábrica se quieren optimizar tiempos, recargando sobre menos manos más laburo; cuando ante un despido los trabajadores se organizan para una reincorporación; cuando a los estudiantes les quieren recortar el presupuesto; y así un sinfín de formas que en la experiencia de lucha misma vamos encontrando los caminos.
Así como han tomado esa decisión de intentar golpear, también como clase intentan llevar todo al terreno de la representatividad, a que las manifestaciones de bronca se expresen por la vía legal y no desde el enfrentamiento directo.
Aparecen políticos de todo color a hacer sus discursos de barricada en la cámara de Diputados o en el mismo Senado, dirigentes sindicales que sin ningún tipo de vergüenza proponen “dar la pelea” en las urnas en 2025. Siempre apuntado a que el proletariado en general y la clase obrera en particular solo nos dediquemos a trabajar (en el mejor de los casos) y a padecer todas las miserias de este sistema mientras ellos “iluminados” dirigentes o representantes solucionan nuestros problemas.
Y así podríamos pasarnos la vida esperando.
En la experiencia puntual que se vive hoy en FATE, tanto la empresa como el sindicato (SUTNA) han llegado al acuerdo de que “lo mejor” es que esos 97 obreros queden afuera.
No han respetado la conciliación obligatoria y están usando este tiempo para amedrentar al conjunto de los laburantes. Llevan a los despedidos a las oficinas de RRHH para “persuadirlos” y que se vayan, delegados que nos “aconsejan” diciéndonos “bueno, tampoco es mala guita”. Clarito como el agua: le están dando todo el aval al enemigo para que avance no solo en los despidos sino en el disciplinamiento del conjunto.
La empresa implementa abiertamente el terror, lleva al terreno individual el arreglo de la indemnización, y el SUTNA diciéndole a los obreros (verdaderos y únicos protagonistas) que confíen en ellos mientras te instan a irte.
Pero la realidad los sobrepasa y en una fábrica con vasta experiencia de lucha, por abajo están pasando cosas.
Por la experiencia hecha, por el descreimiento que hay de todo lo que viene del marco institucional, por la conducta que el sindicato tuvo todos estos años donde no se hicieron más las asambleas por sectores, donde se intentó siempre dejar en pocas manos la solución de los problemas, donde la participación activa en la lucha de los laburantes fue intencionalmente coartada bajo mecanismos de amenazas como cualquiera de los burócratas sindicales que conocemos…
Es que la única salida a este golpe es la masividad, la organización pegada a la maquina en cada sector y desde ahí hacia los demás sectores, acercarse a nuestros hermanos y hermanas de clase que laburan en las fábricas vecinas que seguramente tienen los mismos problemas que nosotros, salir a los barrios linderos a que todo el pueblo sepa de primera mano qué es lo que está pasando.
Este conflicto y toda extorsión e intento de disciplinamiento se combate en la lucha y no en una oficina del ministerio. Ellos intentarán llevar todo a su terreno, pero para que no avancen contra nuestros derechos y para que no pase ningún despido la garantía es la masividad, la democracia directa y la activa participación de todos.