Mientras que el gobierno tiene la “capacidad” de hablar de todo para no hablar de lo que hay que hablar, la dignidad del pueblo es pisoteada con cada medida que la clase dominante ejecuta, respondiendo a un proceso de concentración económica como pocas veces hemos vivido en nuestro país y en un contexto internacional con esa dinámica.
Las trece empresas automotrices aplaudieron las medidas del gobierno que favorecen sus rentabilidades. Medidas que van en consonancia con Brasil, a pesar de los exabruptos contra el presidente de ese país, para agilizar la producción de coches híbridos y 100% eléctricos.
Los ajustes en las fábricas pegan de lleno al trabajador, se achican los planteles con despidos, pero se agiganta la productividad. La extorsión al obrero pasa por la “crisis” y con hechos concretos como los actuales “arreglos” que hace Toyota con 400 trabajadores. Despidos encubiertos. Mismo camino prepara VW, y el resto.
Pero lo cierto es que el recambio tecnológico se viene ejecutando desde hace años y así podríamos nombrar plantas como Toyota, Ford, VW, Mercedes Benz y otras que, amparándose en la “crisis”, hacen lo que tienen que hacer: garantizar mayor explotación para lo que se viene.
Este gobierno concedió todo y de todo para “aunar” esfuerzos con el nuevo impulso que adquiere la gran inversión de capital constante ya realizada en Brasil y Argentina, reconocidos por los propios CEOS de las empresas. Con ese piso “poco” importa lo coyuntural desde el punto de vista de sus ganancias si en el mientras tanto la clase obrera es avasallada en sus derechos económicos y políticos.
En el país que más se producen autos eléctricos (China) en sus variadas formas y tecnologías, el proceso de concentración es atroz para el trabajador. Cientos de fábricas han cerrado sus puertas y sus trabajadores no han recibido indemnización y protección hacia sus familias. Hablamos de centenares de miles de obreros en las calles.
El discurso de ellos en nuestro país es la “crisis”: caídas de ventas, recesión… y los gremios como el SMATA intentan meter miedo para garantizar la futura productividad. Lo cierto es que están “escondiendo la leche”. Las empresas están limpiando el terreno para implementar planes ambiciosos que entre otras cosas incluye la inserción de plataformas chinas por primera vez en nuestro país y nuevos modelos en VW asociada a SAIC, y Stellantis con Leapmotor.
Las “sociedades” de estas empresas con firmas de origen chino son parte de un nuevo tablero internacional en disputa en donde Brasil y Argentina juegan su parte. Reformas estructurales en fábricas, disciplinamiento que incluye personal sobrante y productividad y con ello preparar el próximo semestre con un salario pulverizado.
Este proceso de concentración y de fuerte destrucción de fuerzas productivas se está produciendo en todo el mundo y como resultado de ello viene existiendo un fuerte proceso de fusiones, absorciones y desaparición de empresas emblemáticas en el rubro. A modo de ejemplo: Tesla absorbió 400 empresas en China.
La crisis del sector, la verdadera, lleva a una fuerte competencia que exige realizar inversión directa cada vez más costosa para sobrevivir. BYD, la principal automotriz del mundo de origen chino se instaló en México para abastecer el mercado mexicano y al norteamericano, no sin imponerse antes en el mercado europeo con el coche más consumido. BYD se instala en Brasil y con ello se profundiza la competencia con otro titán de la industria, Tesla, cuyo dueño mantiene una estrecha relación con Milei. Todo un proceso de alta concentración que recién ha empezado.
El gobierno se tuvo que sentar con las automotrices y conceder todo lo que le exigían. La socialización de la producción ya alcanzada no se puede detener por exclamaciones de energúmenos. No se trata de declaraciones sino de la vida real en un sistema fracasado.
El sistema capitalista viene demostrando que no puede dar solución a las problemáticas de los pueblos. La clase burguesa es cada vez más parasitaria y el dueño de Aluar y Fate, Madanes Quintanilla, así lo ratifica:“las organizaciones de empresarios son más un geriátrico que algo pujante”. Se olvidó decir que los frena la historia y la historia se frena con ellos.
Ninguna de las trece empresas se irá del país. En todo caso serán absorbidas o asociadas por las más grandes en un nuevo contexto internacional, lo cual les exige apretar hacia abajo, al verdadero productor que es el obrero.
La política de disciplinamiento para ejecutar sus planes de ganancias es fundamental para la clase dominante. Y para este plan de gobierno, del lado del proletariado la lucha, la movilización, enfrentarlos, será la verdadera medicina para pararles la mano y así profundizar los caminos de la revolución.