¿Se puede tapar el sol con la mano?


La actual administración –al igual que las anteriores- pretende disfrazar la triste realidad que padecemos las y los trabajadores.

Están desesperados por mostrar “algo positivo”, pero lo único que hacen es dejar en evidencia su total decadencia, rayana con la ineptitud, el ridículo y la vergüenza ajena.

En la vida real nos debatimos frente a una permanente suba de precios, que la plata alcanza cada vez para menos y se suman y suman las privaciones. La inflación real (por H o por B) no afloja y no hay señales de que lo haga. El dinero se va de las manos “como el agua” terminamos gastando a cuenta para pagar deudas contraídas. Esta es la realidad millones de compatriotas, una enorme mayoría a la que la plata no le alcanza. Y esto tiene una explicación: así gobierna la clase dominante.

Mientras tanto, los monopolios y su gobierno se viven “quejando” que los costos de producción en la Argentina “son altos”. De allí que apunten permanentemente a la baja de la masa salarial.

Cuando no pueden cumplir ese objetivo con la baja directa del salario o aumentando la productividad (producir igual o mayor cantidad de productos con menos gente o en menos tiempo), lo hacen a través del aumento generalizado del precio de los productos: la inflación. Lo que no logran obtener mediante la baja del costo de producción lo obtienen con el aumento de los precios, que en definitiva es una rebaja salarial, ya que las y los trabajadores cambiamos nuestro salario, fundamentalmente, por bienes indispensables y de primera necesidad.

Así actúa la lacra que nos gobierna: lo que la lucha de clases les impide quitarnos, por un lado, nos lo sacan por el otro. Hablan de “los logros de la macroeconomía” pero la vida de millones es un espanto. Todos sus resortes presionan para el mismo lado: en contra de las y los trabajadores.

Por eso seguiremos sosteniendo con total convicción que, si ellos gobiernan a nosotros nos irá peor, y que es necesario aunar fuerzas para no dejarlos aplicar sus medidas.

El profundo descreimiento que arrastramos como sociedad respecto a lo que dicen y hacen los políticos y los funcionarios, no será ajeno a esta manga de sanguinarios que creen que por las redes sociales van a manejar la lucha de clases.

Frente a ello tenemos que fortalecer las organizaciones de base que se vienen gestando con experiencias incipientes de democracia directa, organizar y disponer de las mismas para enfrentar los planes de la burguesía en el gobierno, desde la movilización y la masividad.

Ellos intentarán dividirnos, utilizando todo tipo de artilugios.

Pero como pueblo tenemos muchas cosas en común por luchar y debemos repudiar a toda la lacra de la política burguesa, de la que este gobierno es parte.

A la hora de nuestra dignidad estamos todos del mismo lado de la vereda. Porque cuando a los capitalistas les va muy bien al pueblo le va muy mal.

Cacarean con que “no hay plata”, pero plata es lo que sobra. Ellos la están usando para intentar resolver sus crisis, nosotros trabajamos más y cada vez tenemos menos a pesar que producimos todo.

Por eso, no debemos bajar nuestros objetivos en ningún reclamo. Las “variantes” de más capitalismo que intentarán ofrecernos son las caras de una misma moneda: dentro de este sistema, la alternativa siempre será “el mal menor”, hay que ir con uno para que no venga el otro y viceversa.

Ninguno se hace cargo de los padecimientos que generan y mucho menos, blanquean a la clase a la que pertenecen.

Hoy, es este gobierno el que nos está quitando la vida, el que nos asfixia, al que debemos enfrentar en nuestro propio terreno, que son los lugares de trabajo, las fábricas, los barrios, las escuelas, las facultades, los hospitales… Allí somos mayoría y nos conocemos.

No sorprende entonces que -para gobernar en beneficio de unos pocos- el gobierno necesite más autoritarismo y se prepare para impedir el desacuerdo a sus políticas.

Pero esto chocará directamente con un pueblo que reclama más y más democracia. Porque en realidad, el poder tiende a quitarnos la democracia, la que acomodaron para dominarnos.

Porque cuando el pueblo va fortaleciendo en cada lugar las fuerzas que se van organizando en la idea de la democracia directa, donde lo fundamental no se la delegamos a nadie, crujen todas las instituciones establecidas.

Es claro que a ellos, nosotros no les interesamos.

Por eso, no debemos darles respiro, hay que pegarles en todos los lados. Erosionarlos en su gobernabilidad, que no puedan hacer lo quieren. Embarrarles la cancha, a la vez que desde cada enfrentamiento unimos fuerzas, levantando la cabeza para no quedar aislados y acumulándolas para institucionalizar esa unidad que se viene dando por abajo. Ellos nunca nos darán nada, si algo obtenemos dentro de este sistema es porque lo conseguimos con la lucha.

Nuestro Partido está comprometido con el despliegue unitario de todo nuestro pueblo, desde la democracia directa, para comenzar a profundizar una unidad política nacional gestada desde abajo y producto de esa acumulación que se viene desplegando en todo el territorio. Hay que marcarle la cancha a la burguesía, para profundizar la lucha y la organización independiente de cualquier variante de la burguesía.

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