Una fortaleza invisible


Llevamos poco más de un semestre desde que asumió Javier Milei. Un gobierno que encontró la forma de introducir el ajuste vía “shock” en el discurso electoral, una situación, a decir verdad, bastante inusual.

Que el ajuste lo iba a pagar “la casta” y se terminó descargando sobre el pueblo trabajador, no es ninguna novedad, de eso se podría hablar durante horas. En este artículo nos queremos detener en el rumbo económico del gobierno utilizando la misma lógica que aplican los economistas burgueses, no tanto para ilustrar la magnitud del ajuste (que lo vivimos todos los días en nuestros bolsillos) sino sobre todo para comprender por qué, al menos desde el punto de vista macroeconómico, el gobierno no logra hacer pie y generar confianza en el conjunto de la burguesía… o de “los mercados” como gustan decir los libertos.

El “superávit” fiscal

El famoso superávit fiscal conseguido por Milei está asentado sobre una arena movediza que hunde cada vez más los cimientos de las cuentas públicas. En primer lugar, la caída del consumo desploma el principal ingreso impositivo del gobierno (el IVA), a lo cual hay que sumarle la caída general de todas las actividades, incluyendo exportaciones, sobre las cuales nos detendremos más adelante.

De ahí que el llamado Impuesto País pase a cumplir un rol tan importante para el gobierno, que además se encargó de elevarlo, llevándolo del 7,5% al 17,5%. Pero esto no fue todo, además, mediante el Decreto 193/24 modificó la distribución de fondos que asignaba dicho impuesto. Al momento de su creación, en 2019, se determinó que el 30% de lo recaudado con este impuesto fuera para financiar el Fondo de Integración Socio Urbana (FISU), cuyo destino era la urbanización de barrios populares inscritos en el Registro Nacional de Barrios Populares (ReNaBaP), administrado principalmente por la UTEP.

Desde ya no pretendemos defender ni a la UTEP ni al FISU, pero lo cierto es que una parte del Impuesto País iba destinada para urbanización, es decir, un tipo específico de obra pública dentro del cual seguramente estas organizaciones harían sus negocios. Ahora bien ¿Con quién hacían estos negocios? Con los gobernadores (incluida CABA) ya que era una partida destinada, directamente, para un uso económico específico.

Lo importante aquí es que con el Decreto 193/24 Milei elimina de hecho este fondo fiduciario, al recortarle la partida: del 30% que recibía ahora le corresponde solo el 1% ¿Y a donde va a parar lo recaudado? A un apartado que denominaron “Obras de infraestructura económica” que no tiene nada que ver -como parecería por su nombre- con construcción de rutas, diques y grandes obras de infraestructura, sino que se trata de una partida presupuestaria destinada directamente a la cartera de Caputo. En otras palabras, la plata que antes iba indirectamente a infraestructura urbana en territorio concreto, hoy va directamente al Ministerio de Economía.

También han aumentado los impuestos por exportaciones, cabe recordar en este sentido que durante la gestión de Sergio Massa se promovieron innumerables mecanismos de exención impositiva para las exportaciones tanto agropecuarias como industriales (tanto de origen agropecuario como industrial, incluida minería).

Hasta aquí el caballito de batalla de la recaudación impositiva de Milei, que le permitió aumentar la recaudación en un módico 0,5% interanual.

Si no se junta más plata, para obtener superávit, hay que achicar el gasto. Y como recaudar más, no se recauda, veamos que pasa con el gasto. En la tabla que sigue resumimos el Gasto Primario con el monto acumulado durante los primeros cinco meses de gobierno, la variación interanual (ambos datos informados en el Análisis de la Ejecución Presupuestaria de la Administración Nacional de Mayo) y el porcentaje de ajuste que representa sobre el Gasto Público cada agregado:

ACUMULADO ENERO-MAYO 2024

Concepto Millones $ Var a/a % de ajuste sobre Gastos Corrientes
I. INGRESOS CORRIENTES 30.814.977 0,5  –
II. GASTOS CORRIENTES 28.209.221 -24,1 100,0%
Prestaciones sociales 15.246.156 -25,7 57,9%
Jubilaciones y pensiones 10.305.643 -25,8 39,4%
Asignaciones familiares 1.845.450 -6,7 1,5%
Asignación universal por hijo 1.055.480 14,1 -1,4%
Activos, pasivos y otras 789.970 -25 2,9%
Pensiones no contributivas 1.037.878 -27,8 4,4%
Prestaciones del INSSJP 292.055 -31 1,4%
Otros programas sociales 1.765.129 -36,7 11,2%
Potenciar/Volver al Trabajo/Acompañamiento Social 530.531 -54,9 7,1%
 Políticas Alimentarias 700.855 -15,8 1,4%
 Becas Progresar 115.901 -50,8 1,3%
 Resto 417.842 -24,7 1,5%
Subsidios económicos 3.277.183 -32,8 17,6%
Energía 2.354.884 -33,2 12,9%
Transporte 646.601 -33,8 3,6%
Otros subsidios 275.698 -26,3 1,1%
Gastos en personal 3.450.195 -15,5 7,0%
Bienes y servicios 518.412 -44,1 4,5%
Transferencias a provincias 150.839 -84,5 9,0%
Transferencias a universidades 951.024 -25,5 3,6%
Otros gastos corrientes 368.628 -19,2 1,0%

 

Tabla 1: Ejecución Presupuestaria de la Administración Pública, acumulado a mayo 2024.

Como se puede ver el 39,4% del ajuste al gasto recae sobre Jubilaciones y Pensiones, y si le agregamos todas las Prestaciones Sociales, el porcentaje se eleva al 57,9%. Por su parte, las transferencias a las provincias, que caen de manera muy pronunciada (-84,5% interanual acumulado) solo explican el 9,0% del ajuste sobre los gastos primarios. En otras palabras, se arma mucho alboroto en los medios con “el recorte a las provincias” solamente porque explica pérdida de negocios para los gobernadores, pero mucho menos importancia se le asigna al ajuste sobre las prestaciones sociales, que es la principal variable de ajuste.

En definitiva, el superávit fiscal descansa sobre el aumento de impuestos y el recorte a los jubilados. La clave aquí está en acostumbrar a nuestros abuelos a que vivan con ingresos por debajo de la línea de indigencia.

Pero todavía hay más: porque este superávit fiscal no ha descontado las deudas con el exterior, y ni siquiera hablamos del FMI.

En primer lugar, tenemos las cuentas impagas: el gobierno acumula nueva deuda con los importadores por US$ 12.800 millones. Para sanear la deuda pasada ofreció el BOPREAL, un bono que le permite patear los pagos con una tasa de interés en dólares del 4%. Por su parte, para las nuevas importaciones estableció un sistema de cuotas de manera tal que el pago se liquida entre los 30 y los 180 días, depende el rubro y si se trata de un insumo productivo o de un bien de consumo individual.

De todas maneras, la brecha entre importaciones pagadas y adeudadas sigue siendo alta: en abril se pagó un monto equivalente al 67% de las importaciones devengadas, un nivel que está muy por detrás de las condiciones normales. Para tenerlo como dato, durante los primeros seis meses del 2023 el promedio fue del 82%.

El nuevo monto de deuda con los importadores explica el 87% de las compras de reservas que hizo el Banco Central. Estas reservas, tan aplaudidas por el gobierno, son las que brindan una aparente consistencia a las cuentas públicas.

Otro tanto de las nuevas reservas se explica por la deuda de CAMMESA con las generadoras de energía, aspecto que también resolvió el gobierno con su ya característica fórmula en materia de divisas “después vemos”: un bono en dólares que se liquida en 2038.

Si, muy lindo el bono, peor ¿Y con los próximos pagos de energía que hacemos? Será un problema del segundo semestre…

Nuevamente volvemos al mismo problema ¿Es real el superávit fiscal? ¿Son sólidos sus cimientos?

Quizás, quien pensara que el nivel de ajuste sobre los jubilados es sostenible, responda afirmativamente, pero cuando se analiza el resto de la cuenta, es decir, lo que no se está pagando al sector privado, la cosa parece complicarse. Y como si fuera una arena movediza, cada vez que revolvemos las cuentas más nos hundimos.

A todo esto, el Banco Mundial nos acaba de otorgar un préstamo de US$ 2.000 millones para asistencia social, a lo cual se me viene a la cabeza ¿Mejoró nuestra capacidad de endeudamiento? Porque quizás, en una de esas, podemos seguir pateando problemas para adelante…

La deuda pública

Y cuando entramos a revolver ahí ¡Mamita! ¡La mugre que sale!

Desde que asumió Javier Milei el 11 de diciembre, la Base Monetaria del Central se incrementó en un 95%. Esta cifra coincide exactamente con el incremento sufrido entre el 1° de enero del 2023 y el 10 de enero del 2023, último día de Alberto Fernández en la presidencia.

Todavía hay más, porque dentro de la emisión monetaria (que incluye los depósitos en cuenta corriente), lo que es dinero circulante, o sea, lo que vulgarmente los libertos llaman “la maquinita”, aumentó un 73% durante el gobierno de Milei, contra un 60% durante el último año de Alberto Fernández.

¡Si, aunque parezca mentira Milei le da más a la “maquinita” que Sergio Massa!

Al problema monetario tenemos que agregarle el tema de los Pases Pasivos, o “puts” como se los conoce en el mercado. El mercado de pases empezó a crecer con fuerza hacia finales del gobierno de Alberto. Lo que sucede es que las LELIQ se renovaban cada 21 días, y frente a la incertidumbre financiera los bancos empezaron a mudarse a los Pases Pasivos, que se renuevan cada 24 horas.

Así, la “bomba de las LELIQ” se desarmó para armar otra peor, que siguió creciendo con Milei. El peor momento de esta bomba fue el 14 de mayo, cuando los pases llegaron a los $35.547.535 millones. Ese mismo día el gobierno lanza un nuevo programa de licitaciones de Letras del Tesoro a tasa fija y con renovación quincenal. Dentro de ellas, la principal son las Lecap[1], que pagan una tasa de interés superior a los Pases Pasivos.

A partir de entonces comienza a descender el volumen de Pases Pasivos y los bancos están optando por la Lecap. Sin embargo, el volumen de Pases es todavía muy grande: equivale al total de la base monetaria. Esto significa que, si los bancos no quieren renovar pases, ni tampoco migrar hacia Lecap, el Central se vería obligado a duplicar su Base Monetaria en 24 horas. De ahí la fragilidad de la “bomba”.

Ahora ¿Esto está resuelto con los Lecap? No. Con los Lecap están haciendo dos cosas 1°) volviendo a extender los plazos, llevándolo a un sistema más parecido al de las Leliq; 2°) Saneando las cuentas del BCRA, y cargando la deuda sobre el Tesoro. Esto último es una simple argucia contable para presentar como “limpias” las cuentas del Central, pero no elimina el problema ni mucho menos. Al contrario, en lo que va del gobierno de Javier Milei la deuda pública aumentó un 18%, pasando de los US$ 370.673 millones a los US$ 435.674 millones.

Las condiciones de explotación

Los elementos antes mencionados ponen de relieve la fragilidad de todas las cuentas públicas, en donde la principal variable de ajuste son trabajadores y jubilados, el resto, es deuda que se patea para adelante. Pero todavía existe un problema para los negocios de la burguesía, y es que, a pesar del ajuste, el gobierno tampoco está garantizando condiciones de rentabilidad para el capital aplicado a la producción. Veamos…

Por un lado, estamos en una caída del consumo interno que reflejar en números sería redundante: son valores iguales a los de la pandemia. El poco volumen de ventas en el mercado interno genera un parate del aparato productivo que destina su producción principalmente allí (textiles, automóviles, construcción). La compensación de esta caída del consumo, en el esquema del gobierno, es mantener altos los precios en dólares, algo que evidentemente no alcanza.

Por otro lado, está la industria de exportación, elemento dominante en la economía argentina. Milei y compañía especulaban con que el salto cambiario de diciembre alcanzaría para “devolverle competitividad” a las exportaciones. Por el contrario, la inflación desatada (en donde la emisión monetaria que él mismo comanda tiene mucho que ver) con un dólar pisado y salarios completamente retraídos jugó en contra de todos los sectores del capital: el que produce para el mercado interno, aunque le salga regalado el salario que abona a sus obreros, no tiene consumo; y el que produce para afuera, a pesar que los salarios van muy por detrás de la inflación, y a pesar que el salario promedio del empleo formal (RIPTE) es la primera vez que cae por debajo de la línea de pobreza familiar, o sea, todo un indicador del nivel de ajuste sobre los trabajadores; a pesar de todo eso, fue tan grande la inflación y tan pisado el dólar, que el costo salarial le aumentó en dólares a niveles equivalentes a la pre-pandemia.

En otras palabras, en seis meses de Milei la burguesía perdió los cuatro años de ajuste que había ganado con Alberto Fernández ¿Todo a costa de qué? De un par de negocios financieros que dan jugosas ganancias, peor que no dejan de ser pasajeros.

El colmo de esto se ve en el campo: a pesar que en 2023 hubo una sequía histórica, este año la liquidación del campo cayó un 37%, o sea, están presionando como nunca para devaluar. En síntesis: este dólar no le no le cierra o no satisface las expectativas de ganancias de la industria de exportación, al campo (y a toda la industria que éste acarrea) tampoco, y la poca industria que se dedica principalmente al mercado interno, tampoco obtiene grandes beneficios debido a la recesión; es por esto que el FMI le pide a gritos a Milei que devalúe (lo que además bajaría la deuda en pesos).

En este contexto hasta la portavoz del Fondo -Julie Kozack- señaló que la administración de Javier Milei debe “seguir garantizando la asistencia social para proteger a los más vulnerables”.

Pero Milei y cía. saben que una nueva devaluación destruiría el único “logro” del gobierno, que es esa momentánea disminución de la inflación. Una nueva devaluación traería mayor desconfianza sobre su gobierno, impulsaría nuevamente la puja salarial y desarticularía el negocio financiero que ha montado Caputo.

Esa es la debilidad económica, desde el punto de vista burgués, de este gobierno. No importa si habla como un dibujito animado, si va por la vida agrediendo ministros y presidentes, o si se burla de los pobres. El problema es que todo su armado económico pende de un hilo. El único, pero el único punto que tanto “industriales” como “financistas” comparten a fondo, es la posibilidad que vislumbran de aprobar la reforma laboral en el Congreso. Si bien ya hay sectores que la aplican en parte con la ley legalizarán el tema.

Esa es la zanahoria fundamental que todos comparten. Y es por eso que, a pesar de la debilidad económica del gobierno, tanto radicales como peronistas; tanto CGT’s como movimientos sociales, le garantizan la gobernabilidad a Javier Milei.

Pero basta, tan solo basta, que alguno de los sectores proletarios sobre quienes recae el ajuste se levante un poco, para hacer que ese castillo de naipes financieros se desplome sore el fango de la burguesía.


[1] https://www.argentina.gob.ar/noticias/llamado-licitacion-de-lecap-boncer-cero-cupon-y-bono-dolar-linked-cero-cupon-y-anuncio-del

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