Venezuela y una vida fraudulenta para el pueblo


¡¡Fraude!! ¡¡Fraude!! ¡Viva la libertad!

Estos son los gritos desaforados de gobiernos, funcionarios y medios masivos de comunicación, refiriéndose al resultado de las elecciones que se llevaron a cabo en Venezuela el domingo pasado.

El actual presidente Maduro, en el salón del Consejo Nacional Electoral dio una conferencia de prensa informando su propio triunfo en las elecciones por 51,2% contra 44,2% obtenido por su oponente Edmundo González, (mascarón de proa de la dirigente Corina Machado), lo cual fue confirmado, en ese mismo acto, por el presidente del mencionado organismo Elvis Amoroso.

Debido a que no se mostraron las cifras de las votaciones, varios gobiernos le exigen a Maduro que muestre las actas del comicio y otros, por el contrario, dan credibilidad a lo informado por las autoridades venezolanas.

Es evidente que hay sectores de la oligarquía financiera transnacional que, como ocurre siempre, llevan las disputas de negocios y de poder al interior de los países, en este caso, se expresa en el plano electoral en donde pareciera que las instituciones del sistema no alcanzan para resolver las contradicciones aludidas.

Mientras tanto, seis personas muertas, y centenas de detenidos son, hasta ahora, el saldo de las manifestaciones callejeras que se suceden en el país. Ningún capitalista, ningún mecena que solventó la campaña electoral de uno y otro cayó preso ni víctima de las balas.

Sin embargo, lo que no aparece y de lo que nadie habla, es que el conflicto entre ambos sectores políticos que se disputan el resultado electoral, está irritado por lo que abajo se mueve y presiona hacia arriba. Y para dejar bien en claro lo que decimos, no sólo nos referimos a los conflictos que desde hace tiempo se suceden en Venezuela y aparecen, algunos como lucha de clases real y otros como fuegos artificiales, sino también al éxodo de millones de personas que se exilian hacia otros horizontes buscando una mejor situación de vida y, fundamentalmente, a la presión que diariamente es ejercida por la población hastiada que aún mora en ese país, con salarios de 4 dólares mensuales con un PBI per cápita de 3.867,44 dólares según se publica en la web[1].

Se encuentra poca información relativa a datos de Venezuela, algunos de ellos están anclados en 2018, pero con lo escrito, queremos dar una idea de la diferencia entre lo que se produce y lo que se percibe de salario. Claro que, como lo hacemos siempre, advertimos a nuestros lectores que las cifras que proporciona la burguesía no son totalmente confiables, pero en este caso sirven a nuestro propósito comparativo.

Ante la contundencia de esta realidad en la que grandes masas aspiran ansiosamente a una salida que les dé respiro, ¿se puede decir que hay alguna elección del sistema democrático burgués que no constituya fraude contra el pueblo? ¿No es acaso fraudulenta su democracia y su Estado al servicio de las ganancias monopolistas en contra de las vidas y futuro de quienes todo lo producen? ¿No es también un robo que el Estado y los sectores imperialistas (oposición y oficialismo) ejecutan sobre el futuro de las personas que son impelidas al exilio?

El gobierno de Maduro, a pesar de su fraseología “socialista bolivariana” y sus insultos a los fascistas, no se ha movido un ápice hacia transformaciones revolucionarias en donde la clase obrera y los trabajadores en general, en unidad con el pueblo oprimido, decida y ejecute en una acción de dos fases inseparables, con el objetivo de concretar sus aspiraciones tanto de una mejor vida como de un futuro que garantice su desarrollo.

De esto se trata una revolución y no del poder de los monopolios que disputan entre sí apegándose al sostenimiento absoluto de la propiedad privada de los medios de producción y de todo lo que con ellos se produce, ejerciendo así el creciente despojo a los ingresos del pueblo. Sosteniendo y robusteciendo también toda la institución estatal burguesa fundada en la relación de capital y trabajo asalariado condenando a los trabajadores y masas populares a una creciente pobreza.

El llamado “progresismo” y una autodenominada izquierda que, en realidad tiran para atrás lo cual los constituye en reaccionarios, ve en la disputa interburguesa electoral de Venezuela una contradicción entre supuestos democráticos y supuestos fascistas, o peor, entre socialismo e imperialismo, cuando unos y otros contendientes cambian de bando si las circunstancias así lo imponen tal como ocurre en cualquier país capitalista incluido el nuestro… Y lo hacen sin ruborizarse, mientras las masas sufren las consecuencias en todo sentido.

No hay burla ni fraude más grotesco que pueda hacerse en nombre de la revolución.

Para esclarecer un poco más nuestras afirmaciones, acudimos al memorable discurso de Ernesto “Che” Guevara en su mensaje a la tricontinental cuando ya en el año 1967, nos advertía con razón, sentenciando con toda claridad: “Revolución socialista o caricatura de Revolución”.


[1] https://es.statista.com/estadisticas/1267998/producto-interno-bruto-per-capita-en-venezuela/

 

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