La construcción de nuestro partido, el PRT, el sostenerse en sus principios marxistas-leninistas, nos está dejando muchas enseñanzas en una época histórica donde la clase obrera y el pueblo desconfían de las instituciones del Estado burgués.
Es muy razonable que nuestra fuerza política, el partido, caiga en la misma bolsa de rechazos que otras fuerzas políticas del sistema: “los políticos” son todos unos corruptos, se dice… yvaya si hay experiencia en el tema y con justa razón.
Pero si bien ese rechazo estructural es un grado de conciencia alcanzado por las grandes mayorías, también es justo decir que mientras la clase dominante se aprovecha de ello, meter todo en una misma bolsa es una trampa que ejerce el poder burgués en la conciencia de las masas.
Lo utiliza para neutralizar la aparición de fuerzas políticas que responden al interés de clase proletario y que puedan transformarse en expectativas de cambios sociales necesarios que respondan a las necesidades humanas y no al mercado y las ganancias, lo que ofrece el actual sistema capitalista.
Nuestro partido viene dando esa batalla al igual que otros destacamentos. Pero a diferencia de otros momentos políticos en nuestro país, percibimos que las ideas revolucionarias que expresamos en política concreta, en táctica comienzan a ser recibidas con cierta simpatía, decenas de miles de receptores de nuestras ideas son encargados de difundirlas y eso es muy bueno.
Pero a decir verdad, ese paso cuantitativo tan importante ya alcanzado, no podrá desplegarse con mayor energía si las nuevas avanzadas proletarias y populares no se van incorporando al Partido.
Muchas notas y por todos los medios de propaganda partidario difundimos nuestras iniciativas políticas. Por lo tanto no haremos referencia a ello, lo obviamos, pero sí trataremos el tema del Partido y su construcción.
Nuestro partido no es un “partido electoral”. Su construcción no está subordinada a las políticas electorales como fin en sí mismo, por lo tanto esa diferencia en este momento histórico habla por sí sola de una diferencia cualitativa con todo el arco electoral y sus partidos.
En una crisis como la actual, todos los partidos ya están pensando en las próximas elecciones del 2025. No dan puntada sin hilo y hasta las “medidas de fuerza” que se adoptan en determinadas ocasiones privilegian el voto por sobre el interés de clase. Si tienen que llevar un conflicto al muere por salir en las pantallas de TV, no lo dudan. Pero a la vez hay muchos conflictos que adoptan dirigencias independientes, surgidas de la propia lucha con compañeros y compañeras comprometidos con su clase. Característica ésta que va en aumento.
Los partidos que tenemos un programa que expresa el interés de clase debemos tener una línea política desde esa postura y -además- una organización de ese carácter.
Podríamos abordar varios puntos fundamentales de lo que es hoy nuestro Partido, pero nos centraremos en uno que es acorde con las necesidades más perentorias. Nos referimos a que la participación efectiva en nuestra organización, en los diversos planos, se caracteriza por una idea general y un sentimiento muy profundo cuando decimos que si en nuestro partido no vivimos a pleno aspectos de la futura sociedad por la cual luchamos, no vale la pena estar.
Cuanto más democracia interna, cuanto más debate, cuanto más elaboración colectiva más se puede lograr una centralización política, y viceversa, cuanto más centralismo político más capacidad colectiva de aplicar la táctica. Se trata de combatir la centralización política burocrática propia de los partidos del sistema que se someten a la presión de corrupción propia del sistema que los ampara. Pero en un partido marxista leninista nos mueve el interés de clase, muy lejos de la ganancia y muy cerca de las necesidades humanas.
Hay muchas fuerzas que sienten esta necesidad de participar de una gesta histórica, ser parte en algún peldaño de participación en la política revolucionaria. Entendemos que ese paso, de darlo, desde lo más amplio existente en la sociedad a lo más profundo permitirá ir creando las referencias revolucionarias a nivel de masas que tanto se necesitan.
Para la actual militancia partidaria nada es fácil y no lo será. La burguesía tiene el poder y lo aplica bajo el concepto de dictadura de su clase contra las mayorías explotadas y oprimidas. Pero del lado de la revolución contamos con que esas avanzadas que aún dudan de dar un paso a una organización de clase, lleven las ideas revolucionarias a lo más profundo de la sociedad y con ello estamos diciendo hacerlo de las más variadas formas.
La política del proletariado nada tiene que ver con la de la burguesía y ello hay que hacerlo pesar en cada acción concreta. Sumar desde abajo, de lo más amplio, para que las referencias se sigan multiplicando hacia un camino de acumulación revolucionaria muy lejos del juego electoral que tanto daño ha hecho.
Es necesario avanzar en la construcción del partido de la clase, en sus diferentes planos y compromisos, comenzar a vivir en su seno el futuro de lo que aspiramos en la lucha por el poder y -en simultáneo- impulsar organizaciones políticas de base, locales que permitan erigirse paso a paso en una unidad política de abajo hacia arriba con fuerte influencia de masas.