Sólo podemos confiar en nuestras propias fuerzas


Por mejorar nuestras condiciones de trabajo, nuestras condiciones de vida, por el respeto y la defensa de los derechos conquistados y por el odio de clase que nos genera tanto saqueo y explotación.

Por éstas y por muchas razones más, trabajadores, estudiantes, jubilados, profesionales, vecinos, comunidades, el pueblo entero, nos hemos venido plantando en estos últimos 40 años (por tomar como referencia caprichosa la derrota de la dictadura en el año 1983) frente a la prepotencia, el abuso y toda la destrucción del sistema capitalista, así como frente a las instituciones de los monopolios, su Estado y sus gobiernos.

Muy probablemente las nuevas generaciones no tengan en su retina acontecimientos de masas que marcan toda la historia política reciente. El Santiagazo, Cutral-Có, Mosconi, Tartagal, el Puente Correntino, las jornadas de diciembre de 2001… fueron jalonando un accionar colectivo con importantes muestras de independencia de la tutela del Estado burgués y de lo “políticamente correcto”.

Una experiencia que más allá que se haga consciente o no, de una u otra manera ha ido madurando y también se refleja hoy como fundamental, más allá del bombardeo ideológico y político de la burguesía: sólo podemos confiar en nuestras propias fuerzas.

Algo más cerca en el tiempo ese proceso tuvo puntos de reafirmación en las puebladas de Gualeguaychú, Esquel, Andalgalá, en Villa Constitución, por mencionar algunas de las más conocidas.

Las luchas obreras del período 2010/2011 comenzaban a mostrar los primeros destellos de recuperación del sello de clase a la lucha general de todo el pueblo, profundizando el camino recorrido cuando se golpeaba en el corazón de los planes y negocios de los monopolios.

Es muy importante ver las cosas en su contexto y mirar su desarrollo. Hay un material muy interesante publicado en el 18º Congreso de nuestro partido (1) en donde se hace un análisis de la caracterización de la lucha de clases para el reciente período de 2018/2022, no sólo de la situación internacional sino sobre todo de nuestro país.

En todos estos sucesos entendemos que muchas veces la lucha de clases da un salto por encima de las decisiones y voluntades de sus protagonistas, agudizando el abismo entre las aspiraciones populares y las maniobras de los personeros de la burguesía.

Porque la acción y la organización independiente y el protagonismo colectivo son nuestras armas para la lucha cotidiana, son las herramientas para enfrentar al poder monopolista con nuestro propio poder, arrancándoles nuestras conquistas y torciendo sus planes.

La acción y la organización independiente y el protagonismo colectivo seguirán profundizando la crisis política del poder dominante, les seguirá arrancando las caretas, mostrará toda su podredumbre y despreciable mugre (como ocurre hoy con un ex presidente) y los pondrá al desnudo ante nuevos sectores obreros y del pueblo oprimido.

La acción y la organización independiente y el protagonismo colectivo son los motores del proyecto revolucionario, son las bases y las premisas para que éste pueda existir y consolidarse, como una alternativa real de cambio frente a tanta indignidad.

Ese proyecto en marcha se va nutriendo en cada enfrentamiento a la dominación de la burguesía. Seguir dándole forma material y fortaleza es una obligación de todos los  y las revolucionarias. Ese sigue siendo nuestro compromiso frente a una clase y un pueblo dispuesto a mayores desafíos.


(1) Documentos del 18° Congreso del PRT (2022)

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