Para frenar e ir derrotando el plan de gobierno hay que seguir en el plano de la resistencia y avanzar un paso en ese despliegue.
Cuando nos referimos a un paso es parte de la experiencia que ya se está haciendo, pero es muy insuficiente en su ampliación como metodología.
Las fuerzas políticas del sistema y los gremios están concentrados en las elecciones del 2025. Son fuerzas del sistema que pujan por sostener este sistema perverso e injusto introduciendo de forma sistemática la idea del miedo, del que por ahora no hay que hacer olas y facilitando el disciplinamiento a la clase obrera y al pueblo que el capital financiero exige para garantizar y sostener en el tiempo el despojo al bolsillo de explotados y oprimidos.
Entendemos que el paso que se está dando para resistir tiene que ver con la acumulación de fuerzas organizadas en cada lugar de trabajo, barrios, y allí en donde el peso del ajuste se siente hasta cortar la respiración.
Si bien es un todo, en el concepto de acumular fuerzas para derrotar el plan de gobierno se trata de privilegiar entre otras cosas los núcleos independientes que se están gestando de hecho cuando aparecen los reclamos.
¿Qué consideramos núcleos independientes?
Podríamos llamarlos de cualquier forma, pero en lo sustancial son núcleos de compañeros y compañeras que de hecho ya resisten. Esos núcleos, que no se sienten representados por nadie, aunque su sabiduría los lleva -en algunos casos- a utilizar a los políticos o gremialistas.
Núcleos que basan su resistencia en las propias fuerzas, porque se conocen, porque caminan juntos el dolor y la experiencia de la constante traición de los de arriba. En fin: hay confianza mutua porque la bronca y la lucha los va uniendo.
Pero esos núcleos hay que fortalecerlos, darle forma para debatir el qué hacer ante las embestidas del poder. Son núcleos muy cerca de las mayorías en cada lugar de trabajo y capaces de poner en marcha movimientos de reclamos políticos y económicos, porque quienes los rodean los conocen como luchadores y defensores de los intereses de clase.
Pero a decir verdad esos núcleos que se están gestando muchas veces sienten que tienen «un techo» y más de una vez se ven defraudados porque aún la “gente no salta”.
Arriesgamos a plantear que “la gente no salta” porque aún intuye que las fuerzas que resisten son débiles, y que esas fuerzas débiles a veces aparecen frente a un hecho y luego se licúan. Esos núcleos que ya son de hecho referentes deben ser en sí mismos fuerzas organizadas para elevar el nivel político del por qué de la resistencia y hacia dónde vamos. Así se transformarán en referentes naturales si asimilan la necesidad que en la actualidad la organización de ellos como fuerza independiente pueda orientar los planes de lucha, de resistencia. Sin esas fuerzas, sin esos núcleos que ya probaron fuerzas contra la injusticia, difícilmente las mayorías silenciosas comiencen a ver una salida ante tanto dramatismo.
Esos núcleos que ya existen por el carácter de la actual resistencia son los encargados de ampliar la participación de los que poco hablan, pero a la hora de de sumarse en acciones concretas están dispuestos. Núcleos que tienen que profundizar las asambleas en los puestos de trabajo, sean asambleas abiertas o asambleas conspirativas, que abran los debates políticos y de reclamos y a la vez preparen acciones de lo pequeño a lo grande.
No importa la forma que adopte el núcleo ni su nombre. Puede ser, por ejemplo, una agrupación. Pero de lo que se trata es que esos núcleos de base se transformen en referentes, en fuerza concreta para que esa bronca acumulada en las mayorías sienta que si participa es parte de una fuerza mayor, de un plan independiente.
Sabemos que no es fácil, pero arriesgamos a decir que es lo que hay que hacer. Y las y los más convencidos tienen que cargarse al hombro esta mochila que solo de descargará cuando su accionar coherente en la acumulación de fuerzas permita sumar fuerzas gracias a que ya hay referencia para luchar.
Ya en esos primeros pasos de organizar no sólo aparecerán los problemas del puesto de trabajo o del lugar que se trate, sino que también deberemos romper con una barrera que es el aislamiento en que estaremos por un momento. Esos núcleos tienen que saber que “a la vuelta de la esquina” existen otros núcleos que están experimentando los mismos sentimientos. Desde nuestro lugar y en forma simultánea deben caminar a otros establecimientos, hacer conocer sus ideas, de cómo acumulan fuerzas y cómo se pueden ir ampliando con otros núcleos que son referentes en cada lugar establecido. Esas son las fuerzas de la clase y del pueblo que no salen a una lucha franca no por falta de voluntad sino por una ausencia de referencias del carácter del que describimos. Referencias estables.
No se soporta nada de lo que viene de arriba, pero esa caracterización es insuficiente si además no le agregamos que los de abajo no tenemos fuerzas materiales, creíbles, confiables que se transformen en referentes de un todo.
Por eso insistimos en que el despliegue de esos núcleos no solamente NO es una tarea menor, sino que pasa a ocupar una idea central en el enfrentamiento de las clases en pugna.
Nuestro partido alienta esta metodología democrática capaz de revertir la correlación de fuerzas entre explotados y explotadores. Pero de lo que se trata es que esos núcleos den ese paso y no estén a la espera de que las cosas sucederán.