VW: hay plata, pero hay crisis capitalista planetaria


Tomamos como ejemplo Volkswagen (VW) que es una empresa de origen alemán, que se ha instalado en varios países del mundo, particularmente en China. Corporación automotriz que ejerce una presencia política en los diferentes Estados y realiza desde esas bases productivas y financieras jugosos negocios.

Pero al igual que los gobiernos -que padecen crisis políticas- estas empresas monopolistas también sufren los embates de las crisis capitalistas. No le son ajenas.

VW ha sabido procesar una época de concentración económica y ha absorbido a una serie de empresas no sin antes realizar verdaderos ajustes contra sus trabajadores y trabajadoras. Audi, Scania, Seat, Lamborghini, Skoda, entre ellas. Las formas que adoptaron fueron de diverso calibre: fusiones, absorciones, sociedades de diverso sello, etc.

Hoy VW no está ajena a la crisis capitalista y ella -como otras empresas monopolistas- asisten a una guerra inter burguesa por sostenerse en el marco de la crisis de superproducción capitalista.

A la vez que ajusta hacia abajo (como es el caso de la marca en nuestro país, que intenta disciplinar a la clase con despidos y exigencias de mayor productividad) por arriba se produce un camino contradictorio de nuevas negociaciones. Como por ejemplo son las asociaciones con otras empresas monopólicas, como es el caso superlativo de la automotriz China SAIC Motors, para insertarse en el mercado de ese país y fabricar autos híbridos enchufables y eléctricos.

A la vez que acaba de definir una política estratégica hacia Brasil, donde invertirán 2.300 millones de dólares para la salida de un coche híbrido para el propio Brasil y para América Latina.

Decimos contradictorio porque esto conlleva a asociaciones que aún no podemos definir la magnitud exacta del papel que está jugando VW, en una etapa de concentración y eliminación lisa y llana de fuerzas productivas. Una etapa en donde se agudiza el dicho “el más grande se come al más chico y el más rápido al más lento”, situación ésta que caracteriza a las automotrices norteamericanas y europeas.

No es casual que esta crisis capitalista se presente tan anárquicamente. Por ejemplo: empresas automotrices chinas se trasladan a Tailandia, llamada “la nueva Detroit del planeta” cuando el salario de un obrero tailandés ronda los 231 dólares, contra los 670 de China. Este proceso lo lleva adelante también Ford y Mazda (de la mano de dos automotrices chinas Changan Automobile y Great Wall Motors). También Mercedes Benz y la propia SAIC China acaban de levantar plantas en el país surasiático. Es un proceso que ya ha comenzado y promete extenderse a países como Bangladés, cuyo salario ronda los 120 dólares.

En simultáneo y con asociaciones que trascienden las fronteras universales también están yendo por África. A la urbanización rápida de ciertas ciudades de ese continente se corresponden autos, tanto para uso local o para exportar a otros puntos del mundo. Se trata de tres empresas chinas como Jac, Chery y Geely que inauguran plantas en Argelia, y sorprende como la automotriz BID se instala en Zimbague. Recordemos de paso que VW está asociada a esta megaempresa aprovechando el conocimiento del mercado chino y su tecnología de avanzada.

La búsqueda de salarios miserables “conmueve” a las empresas que viven un marco de concentración vigoroso.

Una época en donde hay heridos de muerte y se predice una nueva configuración planetaria. En donde la lucha inter burguesa desangra al ya fracasado sistema capitalista que los contiene. Hay ganadores y muchos perdedores, pero en esta confrontación el proletariado recibe salarios de pobreza (en el mejor de los casos), otros de miseria y no pocos de esclavitud.

Pero son estos mismos proletarios que se están levantando en todos los continentes, que en sus luchas universales no permiten a la burguesía monopolista centralizar políticas que puedan someter a las mayorías explotadas y oprimidas para navegar en aguas tranquilas como lo requiere mercado.

Los pueblos de estos países que hemos nombrado en esta nota están demostrando rebeldía, sacuden el escenario y conmueven, como es el caso de los obreros de Samsung en Corea del Sur, que llevan a cabo una huelga indefinida por mejoras salariales y condiciones de trabajo que cuestionan el autoritarismo cultural de burguesías ancestrales.

VW Argentina seguirá produciendo en nuestro país amparados por el último acuerdo con el gobierno, y al igual que en todo el mundo, buscará achatar el salario con mayor productividad, menos obreros y obreras para la misma cantidad de unidades producidas.

No se irán del país ya que las automotrices tienen poder de fuego en el plano político y conciertan políticas en toda América Latina haciendo arrodillar a gobiernos, como es el caso Mercosur, en donde sus presidentes (Milei y Lula entre otros) reciben órdenes de las centrales automotrices para aprobar políticas estratégicas.

El Gobierno Nacional reglamentó el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones, conocido como RIGI, que incluye “ciertos incentivos, estabilidad, seguridad jurídica y un sistema eficiente de protección de derechos adquiridos a su amparo”. El RIGI se aplicó en Brasil con otro nombre y VW hizo la inversión. De la mano de estos acuerdos las empresas chinas lideran la iniciativa de los coches híbridos y eléctricos y para ello necesitan disciplinar a la clase allí donde clavan sus garras.

La resistencia obrera y la del proletariado mundial han comenzado a pesar, aunque aún entendemos no aparecen las referencias políticas de lo nuevo que se está gestando en cada país, es un movimiento en alza que no se detendrá tensando la lucha de clases.

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