Bajo el título: “La tarea decisiva que Javier Milei le asignó a Patricia Bullrich: proteger a los generadores de dólares de Argentina”, la página digital del diario “El Economista” publica la decisión del gobierno de crear el Comando Unificado de Seguridad Productiva.
Generadores de dólares, pesos, euros o yuanes, son los proletarios y nunca la burguesía. O sea que dicho comando se crea para protección de quienes se apropian de esa riqueza que producen otros. Y su misión va a ser “realizar tareas de prevención y control del orden en enclaves productivos estratégicos del país”.
Se instalará en Bahía Blanca, San Lorenzo – Timbúes (por donde salen los famosos agrodólares), Vaca Muerta y otros polos industriales y mineros, será reforzada mediante un despliegue coordinado de las fuerzas de seguridad federales y locales.
¿Qué es lo que están viendo los dueños de los monopolios y el gobierno que les sirve actualmente, de una forma más descarada de lo que lo hicieron los anteriores?
Es fácil entender que ven que sus políticas y aprietes van a generar mayores luchas de las que hay actualmente en la actual situación de resistencia frente a lo cual no logran disciplinar a la clase obrera, trabajadores en general y pueblo oprimido.
Saben a conciencia que estas políticas de hambre, desprecio a las vidas de las mayorías laboriosas y súper explotación, va a llevar a enfrentamientos inevitables con el proletariado que todo lo produce y, entonces, pretenden curarse en salud creando este Comando que les proteja los centros productivos estratégicos y de acopio portuarios para que, ante la amenaza de paro o medidas de fuerza, puedan contrarrestar las acciones de los trabajadores y, así, el funcionamiento de dichas industrias no se detenga.
Todas las fuerzas de seguridad federal estarán involucradas en esta tarea (Policía Federal, Gendarmería, Prefectura Naval y Policía Aero Portuaria) en combinación con las policías provinciales.
Los recursos de efectivos, armas, inteligencia, despliegue y transporte, comunicaciones, logística, además de sobre sueldos a cada integrante que va a insumir dicho comando, será pagado por el pueblo a quien se le restan recursos para jubilaciones, salud, medicamentos, educación, viviendas, además de aumentarles los servicios de todo tipo, y bajar proporcionalmente los salarios. Todo esto bajo la cantinela de que no hay plata.
Como decimos reiteradamente: la plata está.
Y está para estos escudos que construye la burguesía monopolista porque sabe que sus agresiones a los trabajadores y al pueblo van a generar mayores luchas de las que están llevándose actualmente en fábricas, centros educativos y distintos sectores de la población, al tiempo que su virulencia va a aumentar.
Saben también que sus esbirros y las organizaciones sindicales que integran tampoco podrán contener el odio que se está acumulando entre los trabajadores, porque aquellos van perdiendo influencia (nefasta, por cierto) y han descendido más allá de un quinto subsuelo. Y las que aún se mantienen a nivel del piso, es porque todavía no se han podido generar alternativas que se erijan como herramientas genuinas de los proletarios.
En medio del engaño artero, el cinismo de la falsedad y la mentira, las provocaciones y el rumbo dañino de la sustracción de recursos y hambreamiento al pueblo, del cual no se quieren apartar para sostener e incrementar sus ganancias, prevén la elevación de los enfrentamientos de la lucha de clases que, contradictoriamente, quieren ocultar, y entonces preparan un escudo para proteger esa producción estratégica de la que se adueñan día a día.
El Estado agranda sus gastos a favor de los intereses de la gran burguesía. El Estado es de la gran burguesía y a ella le sirve en desmedro del resto de la población.
La lucha de clases marca a fuego al presente y el futuro. La burguesía prepara todas sus herramientas para contrarrestar sus efectos. Dicta leyes, destina más recursos al Estado (a pesar que diga que bajará el gasto público), maneja para su interés la recaudación fiscal, avanza sobre sus porcentajes de ganancia y no ceja en su intento de disciplinar a los trabajadores y al pueblo oprimido. Su ideal es verlo de rodillas mientras se apodera de las riquezas diarias.
Por todo ello, es que debemos avanzar en la resistencia y las luchas que estamos dando e intentar generalizarlas. El problema que enfrentamos, lo repetimos, es de índole política y afecta a todos los trabajadores y pueblo oprimido.
Derrotar el plan del gobierno a favor de la burguesía monopolista es necesario para acumular fuerzas y organización a fin de avanzar también en el camino revolucionario que nos libere del dominio de esta clase parasitaria.