Este “nuevo” gobierno, que está plagado de viejos funcionarios que actuaron en varias administraciones, hoy se creen con todos los poderes por haber ganado unas elecciones.
Con la soberbia de que alguien les dijo que “triunfaron con el 56%”. Cuando en realidad los votos directos de Milei sólo fueron el 22 % en la primera vuelta, y en la segunda vuelta el 40%. O sea que no es “una mayoría” real si se contemplan todos los habilitados a votar.
Ellos saben que cuando están en minoría tienen que parecer que son fuertes. Ahí es donde desde la clase que representan (que es la burguesía más concentrada), aplican toda su arrogancia.
Esto hace que se jacten de joder un poco más de lo que lo estaban haciendo a los jubilados, vetando una ley, en donde el “altruismo” de los diputados les había conseguido casi 3 kg de carne picada por mes. O sea: nada.
Y en ese jactarse de su triunfo por haber jodido a su clase enemiga, lo festejaron con un asado. Algo que nos recuerda otro asado, realizado el 13 diciembre de 1976, cuando los milicos, luego de fusilar a un grupo de más de 20 dirigentes encarcelados en Margarita Belén, Chaco, festejaron en la misma ruta comiendo un asado.
Lo de hoy es parte de esa misma soberbia, de creerse impunes, de creerse que pueden todo.
Pero, paso a paso, lucha a lucha, por más pequeña que parezca, si está enmarcada en un plan de acumulación nos acerca a que la clase obrera junto al pueblo oprimido sean los verdaderos dueños del poder.
Tenemos que ir mellando ese corroído poder que tienen, desde cada lugar de trabajo, desde cada barrio, desde cada rincón de nuestro país, transformando la bronca en organización. Con organización para el poder de la clase obrera y su pueblo.