El caos “ordena”


El Índice de Conflictividad Laboral del CEPE (UTDT) indica que -en el segundo trimestre de 2024- la misma  ha aumentado un 104,4% respecto del mismo período del año 2023.

La movilización convocada desde las Universidades para el día de hoy, miércoles 2 de octubre, no puede verse aislada de ese indicador.

La lucha de clases está pesando y mucho cuando el incremento de la conflictividad va en ascenso.

La convocatoria de hoy tiene reclamos muy genuinos desde los intereses del pueblo.

Será una expresión en donde la resultante estará dada por una resistencia que aún se mueve en un caos necesario para una época de inflexión como la que estamos transitando.

Que la conflictividad haya aumentado un 104% de un año a otro comparando el mismo trimestre, nos está diciendo que nuestra clase obrera y nuestro pueblo están experimentando el enfrentamiento directo con el plan de gobierno, aunque aún el grado de conciencia de a dónde va dirigido el golpe no esté lo suficientemente asociado a esta administración. Todavía se pega con puño abierto, que no es poco.

Pero -de hecho- el gobierno siente el golpe y con él todo el arco político y sindical que transitan una crisis política estructural que los hace aparecer en una mesa “negociando” lo que el pueblo ya sabe de antemano que es entrega y traición de conquistas.

La movilización de hoy es resultado de lo que está pasando muy abajo, de una resistencia que crece. Y es allí en donde comienza a actuar el oportunismo. No es casual entonces que aparezcan discursos “combativos”, “movilizadores” de la “oposición” como es el caso de Cristina Kirchner y diversas variantes de la CGT que llaman “a movilizarse” ¡para desmovilizar el verdadero carácter que está tomando la resistencia!

Porque los objetivos de la clase dominante (entre otros) son:

1) Garantizar la gobernabilidad y llegar a las elecciones del 2025 bien posicionados para responder a los intereses de la oligarquía financiera.

2) Disciplinar a la clase obrera y al pueblo.

El rumbo de la movilización de hoy como resultante del malestar de abajo es lo que hay que hacer pesar, y ello no será fácil de esquivar para “esa institucionalidad” que nos quieren imponer.

Hoy nos movilizamos a sabiendas que mañana la resistencia sigue en cada trinchera. Que es allí en donde se está experimentando la nueva acumulación de fuerzas políticas contra el plan de gobierno. La resistencia es golpe por golpe y ello implica un cierto “caos”. Se da como se da y en ello tenemos que trabajar, o sea en esas condiciones de “caos” que se presenta en la actual etapa.

Cuando se habla de crecimiento de conflictividad se habla también que decenas de miles (fundamentalmente proletarios y proletarias) que van conociendo en ese enfrentamiento al verdadero enemigo.

La lucha y la movilización callejera enseñan mucho sobre el papel del Estado burgués en la defensa de sus intereses, que son contrarios e irreconciliables con los intereses de los explotados y oprimidos.

Pero esta misma movilización que viviremos hoy, mañana mismo habrá que aferrarla al terreno concreto, es decir, a cada fábrica, barrio, escuela, hospital, universidad, etc. Es en ese ida y vuelta que las y los revolucionarios alentamos el ir elevando el grado de conciencia de lo que se está haciendo, a la vez que impulsamos la idea de la organización política independiente.

La clase dominante intentará aislar esta movilización con el oportunismo que les da la impunidad del poder. Alejar la idea política que esta jornada es resultado de un abajo muy caliente y que el interés de ellos es enfriar la bronca y “congelarla” para que la misma no sea un empujón más contra los planes de gobierno.

Por el contrario: las nuevas avanzadas que resisten deberán privilegiar el terreno en donde se han dado las conflictividades, en donde tenemos la capacidad de aumentar el caudal de fuerzas para golpear con la masividad, y asimilar que estamos en un espiral ascendente de la resistencia, repetimos: ¡se dé como se dé!

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