La historia se repite, primero como tragedia y luego como farsa

La muerte de Carlos Marx, quien acuñara esta frase que utilizamos de título, no le permitió comprobar que diferentes gobernantes y funcionarios de la burguesía repetirían la farsa una y otra vez a lo largo de casi dos siglos, haciéndola cada vez más grotesca.

“Su penuria financiera colocaba de antemano a la monarquía de julio[1] bajo la dependencia de la alta burguesía, y su dependencia de la alta burguesía convertíase a su vez en fuente inagotable de una creciente penuria financiera. Imposible supeditar la administración del Estado al interés de la producción nacional sin restablecer el equilibrio del presupuesto, el equilibrio entre los gastos y los ingresos del Estado. ¿Y cómo restablecer este equilibrio sin restringir los gastos públicos (…)?

A mayor abundamiento, el incremento de la deuda pública interesaba directamente a la fracción burguesa que gobernaba y legislaba a través de las Cámaras. El déficit del Estado era precisamente el verdadero objeto de sus especulaciones y la fuente principal de su enriquecimiento. Cada año, un nuevo déficit. Cada cuatro o cinco años, un nuevo empréstito. Y cada nuevo empréstito brindaba a la aristocracia financiera una nueva ocasión de estafar a un Estado mantenido artificialmente al borde de la bancarrota; éste no tenía más remedio que contratar con los banqueros en las condiciones más desfavorables. Cada nuevo empréstito daba una nueva ocasión para saquear al público (…)”[2].

Como se ve, esto que sucedía en Francia en 1848, se viene repitiendo en todo el mundo y, particularmente en nuestro país, a causa del propio mecanismo del sistema capitalista.

Todos los países del mundo (incluidos los Estados más poderosos de la tierra) tienen deudas abultadísimas con algún sector de la oligarquía financiera en forma directa o a través de alguna institución regenteada por ella.

La diferencia con la época actual es que, en aquellos años, el poder del Estado lo disputaban los sectores burgueses ligados a la monarquía absoluta, los terratenientes y la gran burguesía, mientras que hoy, la gran burguesía u oligarquía financiera es la dominante en todos los países como ocurre en nuestro país.

Gobiernos de distintos signos políticos, aunque representantes todos de la misma clase burguesa nos han venido mintiendo y creando falsas expectativas en que es posible resolver estas contradicciones del sistema capitalista repitiendo una y otra vez la misma fórmula, no para mejorar la situación de los explotados y oprimidos, sino para mejor disciplinarlos. Los personajes que regentean el Estado y todas sus instituciones, se deshilachan en su papel de tristes payasos y pésimos imitadores de sus predecesores, acosados por la presión y la resistencia sostenida de la clase obrera y pueblos oprimidos, tal como ocurre en nuestro país.

Bajo la promesa de un futuro mejor para los trabajadores y pueblo oprimido nos imponen enormes sacrificios que nunca dan resultados satisfactorios para nosotros, pero sí para ellos, pues, además de las ganancias que obtienen en la producción e intercambio de bienes y servicios, la recaudación estatal para el pago de las deudas (a favor de lo más concentrado de la oligarquía financiera mundial), constituye la principal herramienta de sustracción de todo el esfuerzo social incluidos los sectores más débiles de la propia burguesía.

El sistema capitalista no sólo está perimido como vía de desarrollo, sino que, su sostenimiento y continuidad nos condena a nosotros y las sucesivas generaciones a una mayor miseria y repetición infinita de los mismos problemas para las grandes mayorías populares formadas por los productores de la riqueza (los proletarios) y los sectores populares oprimidos, tal como lo confirma el lapso de casi 180 años comprendido entre 1848 y 2024.

La contradicción fundamental del capitalismo entre la forma de producción y el intercambio, no sólo no se resolverá en este sistema, sino que, por el contrario, tenderá a agudizarse.

El bajo nivel de los ingresos de trabajadores y sectores oprimidos impuesto por los mayores porcentajes de ganancias de esa oligarquía financiera, constituye el piso en donde se erigen las nuevas condiciones laborales y de vida para los explotados y oprimidos.

Obtenido lo cual, ningún sector de la gran burguesía va a querer resignar porcentajes de ganancias pues, de lo contrario, perderá ventajas comparativas con sus oponentes burgueses en los negocios. ¡No hay mayor mentira que la promesa de mejorar a futuro las condiciones de los trabajadores y el pueblo que se pierden hoy a manos de mayores beneficios para los capitalistas! La producción y reproducción del capital también es producción y reproducción de las condiciones de trabajo. Cuando la burguesía desarrolla mejoras en la producción (nuevas máquinas, herramientas, tecnología aplicada, etc.) lo hace para el abaratamiento de costos, es decir, disminución de la masa salarial que determina un descenso en las condiciones de vida del pueblo sojuzgado, a fin de incrementar sus ganancias.

La resistencia sostenida de la clase obrera y sectores populares en nuestro país, a la cual se está sumando el estudiantado y parte de la comunidad educativa, acorta los plazos de durabilidad del engaño y es el camino que, sin dudas, nos llevará a poner freno y orientar velas y timón hacia el quiebre del plan del gobierno actual inscrito en el objetivo mencionado en el párrafo anterior.

Por eso, incrementar los niveles, la extensión y la generalización nacional de esa resistencia, en la que están comprometidos nuestro Partido y otros destacamentos revolucionarios, es el único camino que tenemos como pueblo para avanzar, en forma revolucionaria, es decir, utilizando todas las herramientas y formas de lucha que el proletariado y los sectores populares puedan desarrollar para, fuerza contra fuerza, imponer nuevas condiciones en el enfrentamiento que tenemos entre la burguesía, por un lado, y el proletariado y pueblo oprimido, por el otro.

[1] Se refiere al mes de julio del año 1848.

[2] Carlos Marx – “El 18 brumario de Luis Bonaparte”

[3] Carlos Marx – “Las luchas de clases en Francia”

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