Estamos acudiendo a una nueva escalada belicista. Conflictos viejos, latentes, como la disputa entre China y Estados Unidos por Taiwán, o la siempre conflictiva frontera coreana. Disputas que no son nuevas, que cada tanto asisten a una escalada de tensiones: maniobras militares, declaraciones ministeriales, embargos comerciales, etc. Pero hasta ahora, no pasaba de ahí.
La diferencia hoy es que muchas de esas disputas, que vuelven a latir, lo hacen al son de un vals peligroso: la única salida que la burguesía perfila para resolver su competencia monopolista, es la guerra. Y es en ese contexto que la reanimación de las tensiones internacionales expresadas por estos días, no son menores, ni para subestimar.
En la Franja de Gaza, un enfrentamiento casi fortuito llevó a la muerte de Yahya Sinwar, el último dirigente militar de Hamas. Con esto, la cúpula ha quedado descabezada. En lo concreto, las tropas israelíes observaron movimiento, y casi por protocolo -así como los pañales que usa su infantería- dispararon con un tanque de guerra a un edificio e hirieron de muerte a Sinwar. La noticia, que no deja de ser un logro militar para Israel, rápidamente causó temor, ya que sin mando unificado ¡No hay con quien negociar!
La realidad es que Hamas ya había dejado de operar de manera unificada, con una férrea estructura militar, y producto de la propia destrucción de Gaza, opera como unidades con mayor o menor independencia en una guerra de guerrillas, en donde ya el hecho de hablar de Hamas como una organización en sí es una exageración propia del sionismo que busca justificar el genocidio bajo la bandera de la lucha contra el “terrorismo”. Un terrorismo que por cierto ellos mismos engendraron, y no es retórica: Hamas fue financiado por Israel desde la década de 1980 para hacer de contrapeso a las organizaciones revolucionarias palestinas. Y lo hicieron de una manera bastante expuesta, reconocida tanto por el gobernador militar de Gaza, Yitzhak Segev, como por Netanyahu en 2019, cuando al habilitar un giro de dinero desde Egipto a Gaza para financiamiento de Hamas, declaró que esta medida formaba parte de una estrategia para mantener dividido a Hamas y la Autoridad Palestina.
Pero volvamos al asunto. Israel, que solo sabe hacer política mediante la guerra y la amenaza externa, ha entrado en un espiral del cual no puede salir. Al exterminio en Gaza le suma ahora el exterminio en el Líbano, donde ya está repitiendo “viejas” fórmulas de bombardear hospitales. Eso sí, cada misil que detona en Líbano se carga la vida -según la propaganda sionista- de un comandante de Hezbollah. Debe ser la organización militar con más comandantes de la historia de la guerra… ¿O será que ellos ven en cada árabe un comandante de la causa palestina? No lo sabemos, pero sin ningún tipo de romanticismo, sin lugar a dudas la burguesía en Israel así percibe la situación.
En esta escalada entra la diplomacia de los misiles que Irán e Israel. Misiles de un lado hacia el otro, en donde ninguno quiere ir a una escalada total del enfrentamiento, pero tampoco ninguno se quiere -o mejor dicho, ninguno puede- bajarse del asedio. La espiral es peligrosamente ascendente.
Lo de Israel es una clara salida política a la crisis interna de Netanyahu, que enfrento poderosas movilizaciones en 2022, incluyendo huelgas y dimisiones en el ejército. La salida a esa crisis no fue democrático-burguesa, sino abiertamente genocida.
Pero Irán tampoco se le queda atrás, si bien la cosa venia caldeada, en 2022 estalla un movimiento huelguístico y estudiantil con una fuerte disposición al enfrentamiento en las calles. A eso hay que sumarle las poderosas movilizaciones por la libertad de la mujer, que detonan tras el asesinato de Mahsa Amini.
El genocidio sionista le vino al pelo para reafirmar el sentimiento árabe por sobre la lucha de clases. Esto en un contexto en donde la clase obrera, dentro del propio Israel, es árabe, son los palestinos sometidos al punto de la cuasi esclavitud. No es algo menor, ya que las aguas aquí se enturbian bastante, y donde los límites de clase no están claros, la burguesía hace estragos.
Pero lo cierto es que Estados Unidos pide a gritos a Israel que no escale el conflicto con Irán, sobre todo, tema petrolero en el medio. Del otro lado del mapa, China dice lo suyo. A lo china, desde ya, calladitos ante la opinión pública. Pero resulta que los capitales “chinos” controlan el principal puerto de Israel -Haifa- y su poderosa industria alimenticia ¿Qué si los chinos tienen intereses en Israel? ¡Pff de sobra! Pero no se vaya a creer, que en Irán también.
China tiene un acuerdo estratégico con Irán en donde éste garantiza la provisión de petróleo a precios entre un 10-15% menos que en el mercado global, y a cambio china le hace “el favor” de invertir 400.000 millones de dólares en redes ferroviarias.
Parece buen negocio. Y como parecía tan bueno, China le exigió a Irán que haga las paces con su enemigo religioso ancestral, Arabia Saudita, antes amiga de Estados Unidos pero ahora proveedora de petróleo también para China, quien obviamente les exigió que se concrete esa paz comercial para poder cerrar el acuerdo.
Así que China, que monopoliza ramas enteras en Israel, tampoco pareciera muy contenta con un bombardeo israelí a las instalaciones petrolíferas iraníes ¿No?
Sin embargo, la escalada no se detiene, y todo eso está por verse. La respuesta israelí el fin de semana pasado no fue destinada a la industria petrolera, aunque aparentemente dañaron los sistemas de defensa antiaérea, dejando expuesto el cielo iraní. Pero en estas cuestiones hay mucha información falsa de ambos lados. Lo cierto, es que el petróleo está intacto. Sino te hubieras enterado por la bolsa de Wall Street, quédate tranquilo.
Ahora si fuera solo medio oriente, vaya y pase. Total, ahí toda la vida se cagaron a tiros, diría nuestro burgués clásico, fumando un habano la city de New York. Pero hay otros conflictos latentes que, casi sincronizados, volvieron a latir.
La imagen de los equipos olímpicos de Corea del Sur y Corea del Norte sacandosé selfies en los juegos de París 2024 pareciera completamente atemporal. Y es que, frente a la escacés de tropas en el frente ucraniano, Rusia recibió más de 10.000 soldados norcoreanos que ya han recibido su bautismo de fuego en el frente. La entrada de Corea del Norte a la guerra de Ucrania, ya no como proveedor de armamento, sino directamente de carne humana, cruza una línea en el concierto mundial. La respuesta de Corea del Sur fue contundente: mandaron un dron con panfletos a Corea del Sur ¡Toda una hazaña eh!
No pregunte usted como la cosa termino en 40.000 soldados norcoreanos desplegados sobre la frontera, voladura de rutas y vías férreas de un lado, y “prácticas de artillería” en el lado surcoreano -obviamente, con su respectivo ejército desplegado-.
No pregunte, pero así sucedió, y lo que parecía completamente olvidado, u al menos relegado a las fábulas de una guerra fría que ya se apagó, de la noche a la mañana se presenta como un muy potencial próximo escenario bélico.
Mientras tanto, como para aprovechar la volteada, China inició ejercicios militares cercando las costas de Taiwán, mientras que Xi daba un discurso a las tropas de cohetería afirmando que había que estar “preparados para la guerra”. Corta. Así, sin remate.
Pero si en las cálidas aguas del pacífico se le saca filo a la bayoneta -porque a esta altura ya no se puede dar por perimido ningún componente militar- en el gélido invierno que empieza a asomar en Ucrania, la cosa no pinta ni para el ejercito internacional imperialista ruso, ni para el ejercito internacional imperialista ucraniano.
En lo que va del año se estima que Ucrania ha tenido más de 30.000 deserciones. Esto supera a los dos años previos de guerra. La falta de personal es tan grande, que los retenes policiales detienen autos en las rutas y ahí nomás se llevan a los hombres, dejando la máquina abandonada. Lo mismo sucede en la puerta de boliches y recitales -si claro, porque el capitalismo es un gran teatro de revista-. Es tan grave el asunto, que han tenido que suspender las penas de prisión para los desertores: de 5 a 10 años de cárcel que antes les tocaba, ahora solo les toca volver al frente. Y si, es preferible el reclusorio…
No es que en Rusia la cosa marche de maravillas. Las cárceles ya se vaciaron ¿Por qué te crees que Putín va a Corea del Norte a pedir refuerzos?
Para colmo la ofensiva ucraniana sobre Kursk hace sentir más cerca que nunca la realidad de la guerra a la población rusa, que además padece el empobrecimiento correspondiente para alimentar la máquina bélica y los negocios de la elite rusa.
Lo que Putín y su casta pensaron que sería un paseo, acabó siendo un pantano, mientras tanto entre todos los países juntos de la Unión Europea, no tienen todavía la capacidad para igualar en producción de artillería a Rusia. De hecho, más que apoyar al gobierno imperialista de Ucrania parece que están especulando para ver qué país destina más fondos a Zelensky. Si mi vecino todavía tiene reservas en su arsenal, o en el Tesoro ¿Para qué voy a vaciar mi propia bóveda? ¡Hay que hacerle la guerra a Rusia, pero que la guita la ponga otro! Y en esa especulación, amanece la nueva normalidad: estamos al borde de una escalada global de la guerra imperialista, pero total los muertos y las pérdidas son ajenas. Si todavía Finlandia pretende detener una invasión con un par de bloques de cemento desplegados en la frontera…
La burguesía está iniciando una guerra que todavía no tiene del todo claro si quiere iniciar… mejor, que la empiece otro. Es una especulación, tan frágil y tan real, que solo puede explicarse por dos motivos, que hace rato venimos señalando. El primero, la transnacionalización del capital, que complejiza la lucha de intereses burgueses y elimina todo vestigio de capitalismo nacional. El segundo, la lucha de clases: la materia prima para la carnicería de la guerra no es tan fácil de conseguir cuando los pueblos no quieren guerra, y es muchísimo más compleja cuando la clase obrera se rebela.