Como menciona el título de este artículo, así transcurren los primeros días de Trump en el gobierno.
A pocas horas de establecer aranceles del 25% a Canadá y México el gobierno norteamericano estableció un período de 30 días de tregua para negociar con ambos; así mismo el 60% de aranceles a China se redujo a 10%; la guerra de Ucrania sigue su curso y las negociaciones de paz en Gaza continúan en un cono de sombra. Hoy amanecimos con otra propuesta de Trump: “Gaza para los norteamericanos” basado en el interés de un negocio inmobiliario sobre la base de la expulsión de los palestinos de sus tierras. Nueva tormenta para una región atormentada.
Intercambio de “protocolos” con Venezuela y vacilaciones en la rígida política antiinmigrantes en el país del norte. A la vez Cuba, nuevamente, es un Estado “terrorista”.
El presidente Trump recibió un mazazo político en sus primeras horas de gobierno. Inesperado o no la IA (Inteligencia Artificial) en manos de los chinos augura el peor de los escenarios, cuando EEUU parecía consolidar sus iniciativas económicas en favor de un sector de la burguesía monopolista de lo más concentrado del capital. Su ministro estrella, Elon Musk, referente de un sector de los billonarios, seguramente ha recibido un dolor de cabeza y prefiere “pensar” en Marte o en su poderosa fábrica Tesla en China.
La mano de obra barata y de mayor explotación es realizada por trabajadoras y trabajadores norteamericanos. Los inmigrantes son los actores principales que por décadas y décadas ocuparon ese rol en una sociedad de consumo golpeada hoy por la crisis del sistema. De hecho, ya circulan una serie importante de reclamos de empresarios que alertan sobre la “desaparición” de la mano de obra inmigrante frente a la escalada de las persecuciones. Mucha gente ha dejado de concurrir a sus trabajos por temor a ser deportada. “Si esto se sostiene así en el campo por una semana más, van a faltar alimentos en las mesas de los norteamericanos”, decía uno de ellos.
La lucha interburguesa ocupa un lugar destacado en los actuales momentos de la historia.
Como por ejemplo lo sucedido con la caída de la bolsa en el mundo la semana anterior, lo que generará un proceso de concentración inusitado; o la pretensión de imponer a Europa un 5% de inversión en el sostenimiento de la OTAN, cosa que ya ha recibido respuestas contundentes de aliados “firmes” como Meloni en Italia, que no está dispuesta a ese apriete. O simplemente cuando se profundizan nuevos focos de guerras como en Sudan, Shael, Ruanda, o en Medio Oriente contra el pueblo Kurdo, situado en 4 países asiáticos aplastando la experiencia en Riojava. O su “compliciadad y enemistad” al mismo tiempo con Turquía, interesado este último por el control de una región por donde pasa gran parte de la cadena de suministros a escala mundial.
En ese contexto de lucha interburguesa hay grandes actores de la actual realidad que serán absorbidos por otros más grandes y más “rápidos”. Procesos que se están dando a pesar de la intencionalidad de los individuos. ¿Qué pasará con las tecnológicas? Nvidia y otras importantes de ese “mundo de IA” han recibido malas noticias; y en el sector automotriz contemplamos una sangría que aún no ha llegado a sus puntos más altos. El grado de fusiones y de guerras en ese sector aún no ha definido vencedores, pero el tendal que ya ha producido en Alemania -por ejemplo- transformará el mapa del sector.
En ese contexto los pueblos experimentan cambios.
Por más de una década las políticas generadas por la clase dominante son rechazadas porque tocan la dignidad que se expresa sobre todas las cosas en el grado de explotación y opresión al que están sometidos.
Todas las semanas hay acciones de esta situación que albergan los cinco continentes.
Cada tanto, grandes hechos proletarios sacuden las cunas de los monopolios: Samsung, automotrices de los EEUU, cadenas de suministros paralizadas por huelgas en puertos y aeropuertos del mundo, movilizaciones por conquistas de derechos políticos de toda índole, etc.
Es un momento de la historia de la humanidad en donde el sistema capitalista hace agua por todas partes, fundamentalmente en el terreno político. Y por el lado de las mayorías explotadas y oprimidas no aparece con la intensidad que requiere el momento una propuesta revolucionaria que conlleve a nuevas relaciones de producción.
Es mucho lo que se está haciendo planetariamente en este sentido, pero muy insuficiente.
Cada vez más aparecen fuerzas políticas que se plantean la idea revolucionaria de la efectiva participación de la clase obrera y de sus pueblos saltando ya las barreras ideológicas de la democracia burguesa en todas sus formas. Es verdad que todo es embrionario y mucho de ello está en etapas de gestación, pero la vertiginosidad de la lucha por sobrevivir en las grandes mayorías impone a estas fuerzas nacientes seguir irrumpiendo y batallando en la lucha ideológica por un mundo mejor.
La lucha de clases del hoy implica una aceleración de las contradicciones políticas interburguesas, y la experimentación de propuestas políticas revolucionarias que enfrenten las bases del sistema capitalista. Experiencia que debe basarse en la plena participación de lo que hoy ya hacen los pueblos del mundo, aún sometidos a propuestas burguesas de distinto cuño.
Del lado de la revolución estamos asimilando que la clase dominante -a pesar de sus crisis generalizadas en todos los planos- siempre encuentra “nuevos caminos” para sostener la dominación de clase.
Requiere entonces que el nuevo reverdecer de luchas proletarias y populares que ya llevan años de experimentación adquieran una independencia política de clase. Y en ello es alentador profundizar acciones ofensivas que enfrenten las causas de esta vida indigna a las que nos tienen sometidos.