Política burguesa contra política proletaria


En nuestra propaganda escrita, digital y gráfica, así como en el trabajo político diario, planteamos el tema de la lucha de clases entre burguesía, por un lado, contra el proletariado y sectores populares, por el otro.

Mientras que la burguesía tiene como único objetivo el mantenimiento del sistema capitalista que está en crisis estructural y se basa en la propiedad privada capitalista para la explotación de la fuerza de trabajo de todo un país con el objeto de acrecentar sus ganancias y, con ella, el capital acumulado, contrariamente, el proletariado lucha por liberarse de esas cadenas y lograr una sociedad que extinga las clases sociales y, con ella, el privilegio de la propiedad privada capaz de explotar fuerza de trabajo ajena y oprimir a las mayoritarias masas que están formadas por los vastos sectores populares.

La burguesía, por su parte, ha desarrollado el Estado con el cual domina a toda la sociedad y se vale de los gobiernos de turno para decidir las políticas que apunten al sostenimiento del sistema.

Pero con sus políticas no resuelve los problemas diarios de la población porque no es su motivación, pero tampoco resuelve las contradicciones del propio sistema capitalista que se expresan en la acumulación de más capital en menos manos, salarios tendientes a la baja, recursos estatales cada vez mayores a la defensa del sistema y cada vez menores para satisfacer las necesidades de las mayorías, ahondamiento de las disputas entre las clases y al interior de la propia burguesía, tendencia a la reacción y a la violencia del sistema ejercida contra las mayorías, inseguridad de vida y salud para la población, etc.

Y la razón por la que no puede resolver ninguno de estos problemas es porque la continuidad del sistema en sí se basa, quieran o no quieran, en el mecanismo de la profundización de todas esas contradicciones debido al caos generado por la propiedad privada capitalista, sobre la que se erige la voracidad de la ganancia individual, la competencia que ello implica, la concentración de la riqueza que genera, el caos económico y social que con ello se general, etc.

No hay más posibilidad para nuestra sociedad que seguir transitando ese camino de penurias en la medida que se sostenga el sistema capitalista.

En cambio, la política consciente del proletariado, la cual puede llevar adelante con su partido que represente los intereses de su clase basados en la satisfacción de las necesidades de su propia clase y de las mayorías populares a las que debe estar firmemente unido en organizaciones de masas que hay que crear y desarrollar (aunque ya existen algunas en gestación), es que la forma colectiva en que se asocia en el interior de la fábrica para producir todo lo existente converja con la forma colectiva en la que, luego de destruir el Estado burgués nocivo para las mayorías, construya un nuevo Estado obrero y popular que planifique estatalmente cómo cubrir esas necesidades sociales, un fondo de reserva para contingencias y desarrollo futuro.

Ese camino está signado por una lucha revolucionaria hacia el objetivo de una sociedad socialista que se logre mediante el poder conquistado por los proletarios en unidad con los sectores populares. Ese camino hay que transitarlo, como se viene haciendo, aunque en forma instintiva y consciente en algunos casos, a través de la organización de esa lucha de clases que incluye, batallas por libertades políticas y sociales de todo tipo, por mejoras en las condiciones de vida diarias (salarios, jubilaciones, educación, salud, vivienda, infraestructura necesaria para la vida, etc.).

Los gobiernos de turno y las instituciones estatales, así como de los sindicatos asimilados al interés burgués que obran como herramienta de dicha clase en contra del proletariado y toda fuerza laboral en general, son el mascarón de proa o la cara visible de la burguesía en el poder y las decisiones políticas, jurídicas y de seguridad que protegen al sistema capitalista.

Es por ello que nuestro partido inserto hoy en segmentos de la vanguardia del proletariado y sectores populares, planteamos que tenemos que enfrentar y resistir sin desmayo, en un proceso creciente, los planes del gobierno de turno actual. Multiplicar y masificar las luchas actuales, elevándolas a la acción revolucionaria de masas, robustecer el partido proletario, desarrollar e impulsar múltiples organizaciones de masas en las que se practique la democracia directa (obrera), desplegando las potencialidades creativas de nuestro pueblo.

Cada paso en ese camino significará un mojón hacia el objetivo final, acumularemos experiencia y organización y contagiaremos a nuevas fuerzas al torrente revolucionario, única senda, no sólo para salir de esta crisis permanente a la que nos condena el capitalismo sino hacia un futuro de crecimiento y desarrollo.

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