El gobierno reza para conseguir dólares y lo debe hacer en un contexto internacional que exige lo mismo. Sólo Europa requiere de 800.000 millones de euros para favorecer los intereses ligados a la industria militar, lo cual ha provocado un terremoto en la comunidad europea.
¿Quién va a poner semejante platita? Allí está el problema, se trata de saquear a sus propios pueblos para que en definitiva sean las grandes empresas -fundamentalmente de origen norteamericano- las que reciban el “gran premio”.
No hay acuerdo en la propia Europa, y en el medio de esa situación Milei mendiga a un FMI que -puertas adentro- no encuentra unidad de criterio político y económico para aliviar los caminos de este escandaloso gobierno.
¿A río revuelto ganancia de pescadores?
Parecería ser que este dicho popular no se estaría dando. Un mundo revuelto -y un país como el nuestro en la misma circunstancia- presentan la actualidad con ganadores del hoy y perdedores del mañana. A modo de ejemplo: el gobierno apostó por Ucrania y perdió, y retrocedió casilleros al “reivindicar” a Rusia en la mismísima ONU. En ese ir y venir, el pase de facturas que recibió el primer mandatario a nivel planetario lo pusieron en el lugar donde debe estar. Pocos quieren quedar pegados en sus fotos cuando están abiertos procesos judiciales por estafa y otros.
Sin embargo, la peor parte la está recibiendo puertas adentro. Sea por intereses interburgueses, sea por la caída de confianza en esta nueva “casta”.
Hoy, las hinchadas superan a sus “barras bravas” y a los directivos de sus clubes y salen en defensa de los jubilados.
Las fuerzas políticas y los sindicatos empresariales siempre han buscado el “mejor momento” para movilizar. Las hinchadas no esperaron y son el reflejo de lo que comienza a pisar fuerte en el abajo. La resistencia no solo se sostiene, sino que se robustece y no espera.
En este río revuelto vamos asimilando que si en los enfrentamos no “ganamos”, en el “peor” de los casos les hacemos un llegue… ¡advertimos! ¿Suena como amenaza? Parecería ser que sí.
En el abajo, si enfrentamos tenemos todo para ganar, pero hay que enfrentarlos, organizarnos ampliamente y golpear. Como se pueda y con la experiencia que haya. Si no hacemos nada ante los poderes, nos despiden, nos superexplotan, nos humillan como sociedad humana. Si los enfrentamos dignificamos y ponemos en su lugar el papel que tenemos en la sociedad, de que con nuestro trabajo generamos las riquezas que los grandes monopolios y sus gobiernos nos roban.
El ánimo viene cambiando, lo tiempos de espera para soportar dolor se van acabando rápidamente. Este gobierno ha perdido una buena base apoyo en solo un año, su administración no tiene la fuerza política que requiere para la burguesía una circunstancia como la de hoy.
Sabemos que su marcha contra el pueblo continúa, no tiene margen para retroceder. Esto los obliga a empantanarse y cometer errores políticos y económicos no queridos.
La lucha autoconvocada está experimentando la necesidad de crear las bases políticas para erigirse en una alternativa política por fuera de todo lo instituido.
La autoconvocatoria es la práctica viva de la democracia directa o democracia proletaria que se va extendiendo. Y una falencia fundamental es restarle el valor político de lo que está significando en la vida cotidiana de la lucha.
Que las hinchadas lleven a la calle lo que sienten de sus propias dirigencias que repudian domingo tras domingo, adquiere un ribete de protesta que acompaña las embestidas de los trabajadores en varios centros de trabajo. Se actúa separado pero su esencia tiene muchos puntos comunes.
Mientras el pueblo camina por la democracia directa, hace su experiencia, la clase dominante solo propone la democracia burguesa, la democracia de los monopolios que nos sigue saqueando con la Constitución en la mano.
Un corrupto poder en decadencia estructural contra otro poder, aún de presencia embrionaria.