Devaluación, salarios y empeoramiento de las condiciones de vida


La crónica de los acontecimientos estaba marcada hace semanas. El esquema cambiario del gobierno hacía agua por los cuatro costados y, el solo hecho de acudir nuevamente al FMI, era la constatación del fracaso de la martingala del dólar barato.

La imposición de establecer “bandas de flotación” de la divisa estadounidense entre 1.000 y 1.400 pesos es una devaluación hecha y derecha. El lunes el precio del dólar estará más cerca de la segunda cifra que de la primera. Ese aumento hará que aumenten todos los precios de la economía. Menos uno, el salario.

De lo único que no hablan el granel de noticias que por estas horas se vuelcan explicando las nuevas medidas es de eso: que el salario de los trabajadores activos y pasivos seguirá siendo la víctima principal del programa económico. La devaluación se suma al virtual congelamiento salarial que se viene aplicando hace meses, con paritarias que los sindicatos traidores cierran (las que se discuten, porque hay sectores como la UOM rama 21 que acumulan nueve meses sin actualizaciones) muy por debajo de la inflación, de por sí mentirosa, que marca el INDEC.

Esta situación se da en medio de una ola de despidos y suspensiones en distintas ramas de la producción lo que, objetivamente, ha condicionado la reacción de las bases trabajadoras. Sin embargo, las acciones de resistencia han seguido manifestándose en ese marco de debilidad de las fuerzas orgánicas del proletariado.

Este nuevo ataque al salario, acompañado a los aprietes constantes de las patronales por aumentar la explotación, impactará fuertemente contra las condiciones de vida. El deterioro de esas condiciones se va a profundizar.

Todas las medidas que se tomen desde arriba tendrán mayor o menor éxito dependiendo de la reacción de las bases trabajadoras. Nadie las tiene en cuenta en esta situación, por lo que se hace todavía más determinante que la acción independiente de esas bases cobre un nuevo ímpetu. Aunque nuestras fuerzas orgánicas estén todavía débiles, debemos tener la convicción de que se irán fortaleciendo en la medida que las bases obreras y populares tomemos en nuestras manos el enfrentamiento, sin delegarlo en ninguna de las variantes políticas y sindicales que han sido actores principales para que el pueblo trabajador esté atravesando esta situación de ataque a sus conquistas y derechos.

Todas las formas de lucha son válidas. Pero el terreno más propicio para la clase obrera y el pueblo es forjar la unidad política desde los lugares de trabajo desde una independencia de clase. Nuestro poder debemos organizarlo desde los centros productivos y, desde allí, contemplar los padecimientos y reclamos del conjunto de las poblaciones vecinas.

Busquemos la unificación de las demandas obreras con las del resto del pueblo; la lucha contra la inflación, por el salario, contra todos los efectos de la política del gobierno, requiere que la clase obrera avance en el ejercicio de la democracia directa, en ganar cada vez más independencia política de cualquier aparato que intente reemplazar la participación activa de las bases con el argucia de la confianza de que los mismos “sabrán representarnos”, impulsando programas de lucha que materialicen la unidad de intereses entre la clase obrera y el pueblo oprimido. Pero reiteramos: desde allí donde todos los días se producen las riquezas que nos son robadas por las patronales y su gobierno.

La burguesía intentará redoblar el ajuste contra el pueblo trabajador, pero en un marco de debilidad política. El gobierno no exhibe fortaleza, todo lo contrario. Pero para hacerlos retroceder y hacer fracasar su plan es imprescindible construir desde la lucha un poder desde la clase obrera y el pueblo que ataque sus intereses allí donde se asientan. En la producción que diariamente genera las riquezas que ellos se apropian.

Desde ese terreno de lucha lograremos aumentar su debilidad y solidificar las fuerzas del proletariado y del pueblo. En ese terreno la burguesía y el gobierno se verán desbordados realmente, porque es desde donde se puede levantar un muro que resista los ataques de ellos y se ganen condiciones favorables para avanzar en la defensa de las conquistas y el logro de todas las demandas que nadie está tomando en cuenta.

Compartí este artículo

Deja una respuesta