Hoy son los choferes de colectivos en CABA, y otras provincias, ayer fueron los choferes de taxis en Salta, la semana pasada fueron los trabajadores del INTI y los obreros de Acindar en Villa Constitución, antes fueron distintos trabajadores en diversos puntos del país, conflictos distinta índole de los que hemos dado testimonios en esta misma página, o a través de las redes sociales. A ellos debemos sumarles el conjunto de jubilados que miércoles tras miércoles se manifiestan frente al Congreso peleando por el aumento de haberes luego de haber aportado por 30 años o más.
La resistencia a la baja de salarios, flexibilización laboral de hecho, jubilaciones de hambre y condiciones de vida, etc., persiste y va creciendo.
Gobierno, empresarios y sindicatos, aunque han avanzado en la flexibilización laboral, son impotentes para lograr el disciplinamiento a pesar de sus esfuerzos por ahogar la presión y lucha de las bases obreras y de trabajadores.
En Acindar, por ejemplo, el sindicato fue obligado a tomar medidas de fuerza por el descontento y la presión de las bases obreras. Esto no evitó que hicieran un circo, con amague incluido, que resultó una puesta en escena que todo el mundo pudo ver claramente. Pero la empresa se vio obligada a sentarse frente a su socio sindical y llegar a un “arreglo” que descomprimiera la situación que ya se hacía insostenible.
Éste es el común denominador en todos los conflictos que últimamente aparecen en la superficie. Algo similar sucedió con los choferes de colectivo cuyas bases, por fuera y en contra de la voluntad de los sindicatos (UTA y los de DOTA), debieron ejecutar el paro de hoy.
La burguesía, no puede avanzar como quisiera con sus intenciones de bajar salarios al nivel que quisieran para sostener y aumentar sus porcentajes de ganancias.
La resistencia de trabajadores y sectores populares a estas medidas draconianas no sólo no cesa, sino que crece, aunque debemos admitirlo, con períodos de avance y con períodos de estancamiento. Algunos conflictos se han ganado, y otros no.
La situación, podemos calificarla como de transición, entre el tiempo en que los sindicatos pro patronales decidían y deciden por sobre la voluntad de las bases y un nuevo tiempo en que paulatinamente se va rompiendo con esa tutela.
La carencia de organizaciones estables de los trabajadores por fuera de los sindicatos es un condicionante para que los conflictos y movilizaciones no se expresen con toda su contundencia y energía de lucha, a pesar que, como un eco, en muchos ámbitos, resuena el conocido estribillo “que se vayan todos, que no quede ni uno solo”.
Por eso es que, como revolucionarios, nuestro Partido está comprometido, tal como lo viene haciendo, a impulsar esas organizaciones, independientes de toda tutela estatal o partidaria, que doten a la clase obrera y trabajadores en general de la herramienta necesaria e indispensable que les permita generar la fuerza suficiente para torcer el brazo de la burguesía y sus gobiernos de turno y les permita avanzar en el camino de la emancipación de la explotación y la opresión a que la burguesía los somete.