En la aprobación de los presupuestos para la producción de nuevos y más destructivos armamentos impulsados en la Comunidad Económica Europea, (además de los refuerzos presupuestarios que cada país de Europa lleva a delante) en EE.UU, en Rusia, en India, en China, en Pakistán, en Canadá, en Reino Unido y también en países de Medio Oriente como Arabia Saudí, Emiratos Árabes y otros como el mismo Irán y lógicamente el propio Israel, están condensados descomunales cifras gananciales de las principales corporaciones imperialistas que hacen de la guerra un súper rentable negocio que se sostiene a costa de la muerte y destrucción de vidas humanas y de recursos naturales. Las cifras de estos presupuestos son tan escandalosas por lo asombrosas que la suma de ellos podría resolver los problemas de hambre y vivienda de continentes enteros.
Como lo hemos afirmado desde esta página, ya se están implementando ajustes feroces contra los pueblos, cuyos objetivos no son otros que alimentar a costa del hambre y descensos de salarios las ganancias de estas corporaciones y -por supuesto- beneficiar también un complejo militar-industrial cada vez más concentrado.
En el fragor de una crisis estructural del propio sistema capitalista -que es irreversible- el único medio de ganancias de estas estructuras imperialistas es alimentar más guerras de destrucción que sirvan como acicate para hacer:
- Más intensiva la producción armamentista.
- Saldar las disputas y la competencia interimperialista entre las facciones del capital.
- Contener al proletariado y las luchas de los pueblos en su resistencia contra sus políticas de explotación, dominación y destrucción. Las guerras que se suceden en Medio Oriente, en África, en Asia y en Europa incrementan aún más esas ganancias.
Apenas unos días después del ataque de Israel a Irán y la posterior respuesta iraní, las acciones de estas corporaciones subieron exponencialmente. Esto puede verse con claridad en la nota publicada por The Economist el 16 de junio pasado bajo el título: Sector de armamentos: de los más rentables en Wall Street.
Las acciones de las empresas de armamento militar más grandes del mundo muestran alzas importantes desde el inicio del conflicto armado entre Israel y la milicia Hamás en la frontera de Gaza, el 7 de octubre de 2023. La que más gana en bolsa es la israelita Elbit con un incremento de 101%, y BAE System con un incremento de 96.61 por ciento.
En Wall Street es la estadounidense Raytheon Technologies (RTX): sus papeles suben 109.91%, y Northrop Grumman, con un rendimiento de 17.55 por ciento.
Así mismo, Lockheed Martin con un incremento del 16.55%, mientras que los títulos de General Dynamics retroceden 26.98%. (Pese a este “retroceso” las acciones de este último grupo saltaron del 0,71 a 279, 29 dólares por acción).
En el presente, los multimillonarios jeques de Medio Oriente -o sea ese sector de la oligarquía parasitaria- firmaron nuevos contratos para la compra de más armamentos. Por ejemplo: Arabia Saudí transferirá 142.000.000.000 de dólares al complejo imperialista de las corporaciones a las que Trump y Netanyahu representan para la adquisición y reformulación de sus arsenales. En la otra parte de la disputa intermonopolista por estos contratos, están por supuesto las corporaciones que sostienen a Putin y las de origen chino. Porque los misiles iraníes también son una oferta jugosa y su poder destructivo está más que claro.
Por lo tanto, los negocios en puerta, -los ya firmados y los por firmarse- tienen como telón de fondo una guerra de destrucción –que, además, y dicho sea de paso- tiene a la cotización de petróleo como amenaza al mundo frente a posibles nuevos ajustes de precios.
No podrían faltar ni Black Rock, ni Vanguard, ni Credit Swise, ni Deustche Banck, ni JP. Morgan, o sea algunos de los núcleos más concentrados y dominantes de las grandes corporaciones de armamentos y tecnologías militares, -dueñas de gobiernos enteros- que están detrás de la escalada de guerras en medio oriente y en Europa.
Dado el nivel de ganancias y de presupuestos que se barajan, entrever que estas escaladas como los bombardeos a las plantas nucleares iraníes, más que el aprovechamiento de una situación de conflicto como pretenden creer algunos ingenuos, son una preparación de la misma para recoger -como lo están haciendo- fabulosas ganancias, producto de desgarrar y cegar la vida de niños y niñas, y de incontables calamidades, económicas y sociales de los pueblos.
Ese es el enemigo de los pueblos, el enemigo de todo desarrollo digno de la humanidad. El imperialismo tiene nombre y apellido, no es un ente abstracto y puede ser derrotado, como ha ocurrido en otros momentos históricos con los ejemplos de Cuba o Vietnam.
Es la acción de los pueblos y del proletariado organizado como clase la única alternativa que la humanidad tiene frente a estos apóstatas de la muerte y la destrucción.
En cada país está nuestro enemigo de clase enquistado en la dominación. Es ahí donde debemos enfrentarlo y derrotarlo. No habrá paz hasta que su poder como clase depredadora, explotadora y destructiva sea despojado por una revolución socialista.