Kenia y algo más


El pueblo keniano expresa una oleada mundial.

Se está produciendo un levantamiento popular que data de mediados del 2024 y que por estos días ha elevado el tono deL enfrentamiento.

Demandas políticas:

1) Renuncia del Presidente Ruto

2) Justicia por la muerte de Albert Ojwang, profesor asesinado en junio

3) Cese inmediato de la represión policial

4) Derogación de políticas de ajuste económico y colaboración con el FMI

5) Juicio político a ministros responsables de la violencia

La avanzada de la movilización fue iniciativa de los jóvenes convocada a través de las redes.

En este fenómeno de masas no hay partidos políticos ni sindicatos, el movimiento es horizontal, descentralizado y autoconvocado. Quienes participan están desempleados o subempleados y son los que en el mes de junio ocuparon el parlamento.

La clase obrera participa activamente de la movilización sin dirigentes visibles. Los campesinos, con menos presencia en los últimos días, han comenzado su movilización en ciudades rurales. También participan estudiantes y profesores universitarios. Gran papel están jugando las madres de los jóvenes asesinados por el régimen que se cuentan por decenas. Sus pañuelos blancos están presentes en forma permanente en cada movilización. En los barrios populares parroquias y mezquitas refugian a los jóvenes perseguidos.

Más allá de este fenómeno que deberemos ir siguiendo, el mismo no es ajeno a situaciones similares que se suceden en varios países de ese continente.

En Sudan, el fenómeno de la organización de masas frente a la guerra que disputan el poder los contendientes de la burguesía alimenta la crisis política existente en el oriente de África.

Ni que hablar de nuevos procesos de expresiones liberadoras en Burkina Faso, Niger y Mali que deben lidiar con las diferentes presiones de carácter imperialista que intervienen militarmente para acallar nuevos procesos que cuestionan lo establecido por décadas de humillación.

Hemos hecho referencia a los derechos políticos reclamados por el pueblo keniano, hacemos una rápida lectura de la situación de los pueblos del mundo y vemos en ellos un común denominador de algo que recorre el planeta. Son consignas, son iniciativas que conmueven y se expresan en cada país de diferente forma. Todos llevan la idea de una democracia directa y de una autoconvocatoria que ya no tiene límites y fronteras. La clase dominante actúa como clase a pesar de sus guerras intestinas, los une el espanto de actuar decididamente contra la clase obrera y los pueblos del mundo.

Sus acciones de ajuste contra las condiciones de vida de los pueblos no ceden. Salarios por debajo de los niveles de pobreza, recortes de presupuestos en salud, educación y vivienda, reformas laborales planetarias junto a políticas que achaten el poder de compra del jubilado.

Así actúa la clase dominante, son una clase.

De este lado de la barricada nos encaminamos a actuar como clase. Pero en ese camino a recorrer, estamos un paso atrás de lo necesario para momentos de crisis capitalista estructural.

Sin embargo, los pueblos están saliendo de un largo letargo y entonces aparece Kenia, silenciada en su rebeldía, pero haciendo crujir las políticas de occidente para el oriente africano.

“El sueño africano” en ese país “de gran desarrollo” choca con el malestar de los pueblos y con su lucha por la dignidad.

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