AESA: otra vez la misma extorsión patronal


Los trabajadores de Astra-Evangelista SA (AESA) están en un paro por tiempo indeterminado desde el jueves 24 de julio, momento en el que se efectivizaron 43 despidos tras el vencimiento de la conciliación obligatoria que tenía congelado el conflicto.

En concreto, la empresa venía planteando una reducción salarial. No cualquier reducción, estamos hablando de una quita del 42,5% del salario. Se trata de sumas por fuera del convenio UOM que nuclea a la planta. Frente a la obvia negativa por parte de los trabajadores de aceptar semejante reducción salarial, la empresa ejecuta 43 despidos, sobre un total de 140 trabajadores, tras lo cual, se definió un cese total de actividades con acampe en puerta de fábrica.

La empresa sostiene que está dispuesta a reincorporar a los trabajadores despedidos, pero con la condición de avanzar en la reducción salarial del 42,5%. Caso contrario, advierten, podría haber más despidos.

Este modelo de chantaje viene siendo aplicado en varias empresas: En la planta que Molinos Rio de la Plata tiene en Esteban Echeverria, ante la negativa de la comisión interna de firmar una reducción salarial, se produjeron una decena de despidos, bajo la amenaza de que llegarán más telegramas si no se acepta la reducción salarial. Dos rondas de asambleas en los tres turnos de la planta han rechazado la extorsión patronal. Cabe destacar que el STIA, el sindicato de la alimentación, se borró.

En la planta de Granja Tres Arroyos ubicada en Concepción del Uruguay, provincia de Entre Ríos, el mecanismo utilizado fue similar. Allí, el sindicato ya había firmado una reducción salarial del 12% para seis de las siete plantas de faena que la empresa tiene en el país. La séptima, hubicada en Concepción, contaba con algunas sumas adicionales, por lo que la reducción salarial pretendida por la patronal se extendía al 21%. Allí el sindicato se topó con la rebeldía de las bases. Para doblegarlas, plantó 50 despidos y un Preventivo de Crisis, mediante el cual pagaría la mitad de las indemnizaciones correspondientes.

El conflicto estalló y alcanzó a movilizar a todo el pueblo. Sin embargo, en una asamblea muy amañada y con presencia policial, el sindicato impuso la reducción salarial y entregó a los trabajadores. De nuevo, mismo mecanismo: intentan reducir salarios, para ello despiden, y luego transan con el sindicato.

El tercer caso que mencionaremos aquí es el de FATE. Ya en 2019, bajo la amenaza de despidos masivos, firmó con el sindicato un acuerdo de flexibilización laboral dentro de la planta, a cambio de la promesa de que “No habría despidos”. El mismo mecanismo trabajaron en 2025 para pasar el régimen de cambio de turnicidad, que ya había sido rechazado en dos asambleas por los trabajadores. Tras la ejecución de una docena de despidos, implementaron nuevamente esta táctica de chantaje: o se aprueba el nuevo régimen -que en la practica implica una reducción salarial- o se ejecutan más despidos.

Como ya sabemos, el discurso empresarial siempre es el mismo: no hay plata, hay caída de la demanda, no dan los costos, etc.

Pero en el caso de AESA, el discurso se cae solito, porque al ser una empresa subsidiaria, controlada 100% por YPF, tiene presentado su balance en la Comisión Nacional de Valores. Obviamente, los Estados Financieros en general distorsionan la realidad, dado que tienden a subvaluar las ganancias. Pero inclusive bajo esa advertencia, podemos ver que AESA no tiene ningún problema “de negocio” como gustan llamar.

El último balance presentado es del primer trimestre del 2025, en donde se observa que no solo reportaron ganancia, sino que ésta fue superior a la reportada durante el mismo período del 2024, lo mismo sucede con otros componentes, como el patrimonio neto.

De esa manera, la ganancia neta pasó de $ 13.773.850.379 en el primer trimestre del 2024 a $ 16.359.674.773, un incremento del 19% interanual.

El Patrimonio Neto pasó de $ 277.852.351.349 a $ 294.212.026.122, aumentó el activo total un 4,7%, y lo hizo en mucha mayor medida que los pasivos, esto implica que la empresa se volvió más solvente en 2025 de lo que ya era en 2024. Con lo cual el “no hay plata” no sería el caso…

Ahora bien ¿Cómo afectaría el desempeño empresarial la reducción salarial que quieren imponer? Si se consideran las cargas sociales, es decir, la masa salarial total, tanto directa como indirecta, el achique salarial redundaría en un incremento del 535% de la ganancia neta.

El problema, por lo tanto, es muy claro: quieren reducir salarios para aumentar sus ganancias. Para ello recurren al método extorsivo de despedir trabajadores para meter miedo y pasar la reducción salarial. La supuesta crisis, es una mentira que no pueden disfrazar ni siquiera en el balance contable.

Un chantaje que vienen implementando sistemáticamente en varias empresas. Por eso, frente a este tipo de iniciativas patronales, no podemos dudar ni un segundo: no negociamos despidos por salario, ni salarios por despidos.

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