La situación en la cuenca del Golfo San Jorge (cuyas costas y aguas forman parte de las provincias de Chubut y Santa Cruz) sigue siendo complicada a partir de los 8.300 despidos “directos”, que llegan a los 10 mil si se contabilizan los “indirectos”, según la cámara empresarial.
Esto se siente en la economía regional del norte de Santa Cruz y Comodoro, donde la desocupación empieza a ser un problema que no muestra solución a corto plazo.
Las operadoras avanzaron, con la complicidad del Gobierno nacional de Milei y los provinciales de Torres en Chubut y Vidal en Santa Cruz, con retiros voluntarios y despidos con supuestas indemnizaciones al 120 %, que en muchos casos se cumplieron y en otros fueron una estafa a los compañeros.
Las empresas dicen que el principal motivo de la baja de tantos puestos de trabajo es el alto costo de la producción del barril en esta zona, por ser yacimientos maduros con más de 100 años de explotación, contra la posibilidad de invertir en Vaca Muerta (Neuquén) por mucho menor costo.
Vieron la posibilidad y no la desaprovecharon para sacarse de encima una gran cantidad de obreros, para luego volver a tomar éstos u otros bajo nuevas condiciones de contrato y trabajo, amparados en las reformas que se quieren aplicar en el marco de la Ley de Bases impulsada por Milei y con la complicidad de la conducción de los sindicatos petroleros, tanto de Chubut como en Santa Cruz, que fueron los voceros y agentes de las operadoras para que los compañeros agarren los retiros que con el tiempo se volvieron involuntarios porque prácticamente eran obligatorios.
Todo empezó con la retirada de YPF en Santa Cruz, donde se fueron 2.800 trabajadores sin ningún tipo de problemas. Fue en ese momento que viendo esa situación y con la quietud y complicidad de las burocracias sindicales siguieron por Chubut.
Empezaron con las empresas de operaciones especiales y siguieron con los equipos de torre, y después con yacimientos y producción. Todo como un dominó hasta llegar a las bases de distintas empresas que prestan servicios tercerizados con convenio petrolero pero también bajo otros convenios como UOCRA, UOM, Camioneros y Jerárquicos, que operan en los yacimientos.
Lamentablemente no hubo ningún tipo de resistencia por fuera de lo que pedía la conducción de los sindicatos, siempre con la esperanza que en poco tiempo se activaba. Hoy, que ya pasaron varios meses y empieza a sentirse que se acaba la guita de las indemnizaciones, se pone jodida las cosa y las empresas aprovechan el miedo a perder el trabajo para avanzar rápidamente con la flexibilización laboral, ya sea vía contratos por tiempo determinado y lejos de la efectivización que antes existía, eso combinado con la multiplicidad de tareas de los compañeros, que es hacer el mismo trabajo con muchos menos personal, sacando conquistas básicas como condiciones climáticas o utilizando un obrero para varias tareas.
Hoy los trabajadores empiezan a ver la jugada de las operadoras petroleras y la entrega que hubo por parte del sindicato. Sabemos que es -nada más ni nada menos- que volver a producir como era antes de la histórica toma de Termap, ejemplar lucha que se llevó a cabo en el 2005 con varios días de cortes y paralización de la producción. Antes de esa lucha las condiciones eran totalmente precarias en esta industria.
A esos tiempos nos quieren llevar, donde agachemos la cabeza y nadie se queje. Pero los peroleros tenemos memoria histórica y sabemos que sólo con lucha podemos revertir esta situación.
Empezando por no aceptar realizar más de una función dentro de las empresas, organizándonos para enfrentar esta política de máxima explotación y, sobre todo, hacer notar que faltan compañeros y pelear por la reincorporación .
Se empiezan a organizar sectores de compañeros desocupados en Santa Cruz por fuera de los sindicatos, ese es el camino que tenemos que seguir en Chubut y no esperar que los mismos que nos entregaron nos den la solución
La unidad de los desocupados con los ocupados es la tarea que tenemos por delante los trabajadores y salir a luchar por la recuperación de nuestros puestos de trabajo, que día a día vemos cómo afecta nuestro vivir cotidiano, llevándonos a situaciones extremas de desesperación, porque la calle esta durísima como hace décadas no se veía.
La salida es la organización de los compañeros que se quedaron afuera, con nuestros métodos de clase, asamblea y movilización, y desde adentro resistir a las nuevas condiciones que nos quieren imponer.
Esta lucha “recién empieza” pero tiene una Historia, con mayúsculas. Nadie dice que será “fácil” pero el camino es poder recuperar lo perdido y no dejar que avancen sobre nuestras condiciones de trabajo y de vida.