El asesinato de Brenda, Morena y Lara: el grado de descomposición del sistema capitalista


El espantoso asesinato de Brenda del Castillo, Morena Verri y Lara Gutiérrez ha sido abordado desde distintas aristas. Todas, sin llegar a la esencia de la cuestión, preocupadas más por detalles y “análisis” de los elementos más escabrosos del crimen: incluso, negando el carácter de femicidio de los asesinatos o deteniéndose en la vida de las víctimas.

El hecho devela el grado de descomposición del sistema capitalista como razón única y principal, que descerraja consecuencias que se quieren presentar como fatalidades, con toda su inhumanidad y desidia sobre los sectores jóvenes de la sociedad.

Los crímenes de Brenda, Morena y Lara ponen sobre la superficie que la sociedad (y en particular, la juventud) se halla totalmente desamparada a la hora de pensar un presente y un futuro con perspectivas de superación, individual y colectiva. La incitación permanente es a suplir esa falta con conductas consumistas, efímeras, de corto plazo, mientras las oportunidades laborales son mucho más que escasas. Y cuando se logra conseguir un empleo, los salarios son insultantes, indignos, propios del carácter explotador del sistema, pero en grados superlativos.

Toda la estructuración social cruje desde los cimientos cuando el porvenir desaparece y se presenta como quimera inalcanzable, un desafío en el que la desigualdad campea y se devora los sueños y las ilusiones más básicas.

Ese es el contexto donde las tres jóvenes asesinadas vieron envueltas sus vidas y en el que se provocó sus muertes atroces. No existe otro marco de análisis, si de lo que se trata es de descorrer el velo de la decadencia (y sus consecuencias, que recaen principalmente sobre las espaldas del pueblo trabajador), del sistema capitalista. Es la demostración efectiva de un modo de producción que no puede garantizar ni las mínimas condiciones de vida. Todo es sobrevivir, y en las condiciones más adversas e inhumanas que el modo de producción capitalista crea y recrea.

Los asesinatos de las tres jóvenes de La Matanza suman a otros que no tienen tanta difusión. En este caso particular, tuvo especial importancia la movilización de las familias y el vecindario de las chicas, que mantuvieron una movilización permanente.

Lamentablemente, no se logró evitar el desenlace, pero la metodología de la movilización popular se demuestra como el único antídoto para impedir que el sistema “barra debajo de la alfombra” éste y otros casos de estas características. Así también da indicios de cómo comenzar a enfrentar al narcotráfico instalado en los barrios proletarios, teniendo en cuenta que dicho enfrentamiento sólo será posible de realizar con la organización y la masividad de las barriadas, tema que el propio proletariado debe también ir tomando como parte de la batalla contra el sistema en su conjunto.

El narco es la punta de lanza de la podredumbre del sistema y apunta, precisamente, a actuar como fuerza de choque del mismo, al tiempo que siembra la droga como una parte fundamental de la estrategia de la burguesía para desviar la rebeldía contra la clase dominante. Por estos días, las revelaciones del entramado entre el narcotráfico y la política (con el caso del diputado José Luis Espert) atestiguan que droga, políticos, sindicalistas, empresarios, jueces, fuerzas represivas, se entrecruzan y se convierten en una parte más de la política de la burguesía monopolista contra la vida y las aspiraciones de las mayorías populares.

Brenda, Morena y Lara son tres víctimas de las tantas que el sistema capitalista le arranca a nuestra clase y a nuestro pueblo cotidianamente. Sea en los barrios, en los lugares de trabajo y allí donde su brazo, todavía impune, llega con su sello de dominación.

La construcción del poder desde las bases obreras y populares debe contemplar esta realidad, con el fin de otorgar un porvenir de lucha y organización a nuestra juventud, como así también a las familias proletarias que se encuentran en el desamparo más absoluto ante la delincuencia narco y la de cualquier pelaje.

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