Provocaciones militares de EE.UU. sobre Venezuela


En las últimas semanas se han intensificado las provocaciones militares de Estados Unidos sobre Venezuela.

Bombarderos patrullando las costas de ese país y atacando embarcaciones, supuestamente para combatir al narcotráfico, vienen siendo la advertencia de la administración Trump respecto del desenlace de una guerra abierta en esa región. Medios norteamericanos, como el New York Times, han revelado que la CIA ha sido autorizada (podríamos decir mejor, en forma oficial) a actuar en el interior de Venezuela.

La posibilidad de una confrontación militar en esa región de América Latina es una grave amenaza para nuestros pueblos. Se trata de dirimir las disputas inter imperialistas a través de una guerra abierta que, sin lugar a dudas, derivarán en la militarización hacia el interior de los países de la región, con el consiguiente mayor ataque a las condiciones de vida de las masas, que vienen protagonizando abiertas rebeliones contra las políticas del imperialismo mundial.

En ese sentido, nuestro Partido se expresa, abierta y claramente, en contra de la invasión y la guerra en Venezuela pues son intentos de embarcar en conflictos ajenos a sus intereses a los pueblos latinoamericanos, además de solidarizarnos con la clase obrera y el pueblo oprimido del país caribeño. Cualquier guerra que, en definitiva, busca atenuar la crisis capitalista al tiempo que imponer los planes de ajuste, debe ser rechazada y repudiada sin atenuantes.

Las maniobras militares ejercidas por la administración de Trump se dan en un contexto mundial de crisis estructural del modo de producción capitalista. A esa razón esencial, se la disfraza como una guerra contra el narcotráfico o entre el capitalismo y el socialismo. En ese sentido, también somos claros en caracterizar, como lo venimos haciendo desde el inicio del proceso encabezado por Chávez en Venezuela, y seguido hasta hoy por Maduro, que en ese país nunca existió un proceso de revolución socialista. Las relaciones de producción capitalistas, la política de mercado, se han mantenido incólumes. Los gobiernos venezolanos han sido y son parte de la cadena imperialista mundial, de alianza con capitales trasnacionales profundamente entrelazados y de distinto origen, que son la materialización del imperialismo en la época actual.

No adherimos a la concepción de imperialismos “buenos” o “malos”, que sólo persiguen que nuestros pueblos desvíen su verdadera lucha contra el imperialismo a nivel mundial, y contra los gobiernos que son parte del mismo.

La confrontación abierta entre Estados Unidos, como potencia imperialista en declive, y China, como potencia imperialista emergente, por el dominio del mundo, se está dando en distintas regiones del planeta. También en la nuestra. Las amenazas de guerra militar en Venezuela, que podría expandirse a otros países, es parte de esas confrontaciones que se dan en el plano comercial y hasta en el militar.

El rechazo a la guerra imperialista, y la lucha por la paz entre nuestros países, debe ser parte de la táctica de la clase obrera, que no puede ni debe involucrarse en ninguna contienda ajena a sus intereses. En el marco de esa táctica, el mencionado rechazo se traduce en intensificar la lucha de clases en nuestros países, en dificultar las acciones y políticas de los gobiernos burgueses (en el caso de Argentina, con mucha más razón dado el alineamiento total del gobierno de Milei con el de Trump), con el objetivo de aportar a la lucha de clases mundial y a presentar dificultades y vallas concretas a la acción del imperialismo y sus gobiernos.

El programa de la oligarquía financiera mundial es uno solo, más allá de sus contradicciones objetivas; atacar las condiciones de vida de los pueblos, ejecutando reformas regresivas que vienen siendo rechazadas por inéditas manifestaciones de masas en distintas regiones del globo. Esas acciones, esa conducta, apunta al corazón de los intereses imperialistas y pone de manifiesto que la búsqueda de una salida de la crisis no es caminar de la mano de ninguna de sus facciones, sino seguir profundizando la lucha y organización desde los intereses históricos de nuestra clase obrera.

El rechazo a la guerra en Venezuela y la solidaridad efectiva con su clase obrera y demás sectores oprimidos, es el comportamiento que los comunistas debemos sostener luchando en cada uno de nuestros países y aportando a la construcción de alternativas revolucionarias en cada uno de ellos, como parte de una estrategia de enfrentamiento general contra el imperialismo.

El período de alza de la lucha de las masas mundial que se viene atravesando debe encontrarnos bien pertrechados para no caer más en engaños, o en supuestos “atajos”, y para dotar al movimiento de una clara perspectiva de lucha revolucionaria por el poder para la clase obrera y el pueblo y por el socialismo.

 

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