Oficialismo y oposición bajo un mismo paraguas: el de la burguesía.
Podríamos decir al respecto que se percibe en la clase dominante un cierto grado de preocupación. Inquietud que pasa y se traduce en refrescar el papel inanimado, y el rostro acuciante y ya hace tiempo desprestigiado de la CGT.
Resultaría interesante detenernos quizá en la radiografía de un personaje como Rucci, su apoyo y simpatía por organizaciones como la CNU, u otros grupos de accionar paraestatal. Pero, si bien el dato histórico resulta fundamental, lo que nos interesa aquí es analizar el guiño hacia un sindicalismo que sabe de laburo, mejor dicho, de la burocracia.
Por ello se erige como representante a Rucci y su labor para contener a el movimiento obrero, en un contexto donde el abajo se mueve.
Mientras que el peronismo intenta reacomodarse siempre a la sombra de Perón, ahora, en el plano sindical quien mejor que un “hijo”, como lo consideraba el general para encausar la columna vertebral de un movimiento obrero que comienza a incomodar y conmover las estructuras.
Quien mejor que Rucci, el líder de la CGT de aquel momento para orquestar el “regreso del peronismo “bajo el signo de un mismo paraguas, que no es más ni menos que un “amplio acuerdo social” que tiene como finalidad el consenso para implementar las reformas que la crisis del capital necesita.
Para ello tienen como meta domesticar toda experiencia de lucha obrera y encorsetarla en la órbita del diálogo de la legalidad burguesa.
Hace un mes, más precisamente el 25 de septiembre, al cumplirse 52 años del asesinato de Rucci, Victoria Villarruel lo recordó como un hombre de convicciones firmes, y subrayó que se debe trabajar para llegar a la unión nacional, es decir paz social para la burguesía y más explotación para los trabajadores y trabajadoras. Al parecer como bien decía Guillermo Moreno Villarruel tiene conductas peronistas.
La crisis de representación atraviesa una cuestión terminal si se quiere.
Tanto oficialismo como “oposición” presentan sus recetas inconducentes para la problemática económica y social que atraviesa el pueblo trabajador en su conjunto.
Sus intereses no son los nuestros.
Lo cierto es que, por un lado, se persigue seguir avanzando para barrer con las experiencias que la clase obrera va desarrollando, y por otro hacer que dicha clase camine “derechito” al futuro sin protestar.
Futuro que entendemos como más miseria y como disciplinamiento de los trabajadores y trabajadoras. Porque lo real aquí es que, los esfuerzos de la burguesía para colocar la reforma laboral no descansarán. Son tiempos turbulentos, identificar al enemigo de clase es una tarea crucial.