La lucha política contra la clase dominante conlleva dos aspectos fundamentales. La lucha por los derechos políticos y económicos permanentes dentro de esa resistencia ya establecida y, en simultáneo, la lucha política e ideológica hacia la toma del poder por la clase obrera y el pueblo.
Venimos expresando nuestras ideas y propuestas de acción política en la diversidad de nuestros medios.
Este camino no solo se ha comenzado a transitar, sino que embrionariamente disputa su posicionamiento contra la ideología burguesa representada en el reformismo y populismo. Corrientes políticas que sostienen el sistema de explotación y permanentemente disputan sus posicionamientos, utilizando a las fuerzas de explotados y oprimidos para que las mismas no salgan del redil de las instituciones que el sistema controla bajo el mando de las transnacionales instaladas en las mismas.
En la diversidad de puestos de trabajo reina una bronca contenida, la reforma laboral apunta a un drástico ajuste contra el proletariado, a sabiendas que existen hechos actuales que la misma ya se viene intentando aplicar de las diversas maneras.
En esa diversidad de trabajos están apareciendo nuevas avanzadas que se expresan enfrentando los planes de la burguesía, aparece una resistencia con núcleos que deciden adoptar una independencia de las instituciones, fundamentalmente de los sindicatos empresariales, y se están organizando muchas veces como pueden.
Esos núcleos que están actuando en la resistencia adoptan diversidad de formas y organizaciones para frenar los planes de la burguesía. Esos núcleos de resistencia que se van ampliando aún no están debatiendo suficientemente los planes políticos del por qué y para qué resistimos. Hay bronca, hay ganas de pelear, pero el techo político existe. El mismo no permite el salto a una nueva calidad de enfrentamiento. El proletariado en su conjunto la está pasando muy mal, pero a pesar de estar cansado de tanto oportunismo electoral, aún no es consciente de la fuerza que cuenta entre sus manos.
Nuestro Partido cuenta con un programa, cuenta con una táctica y considera que la fuerza de los cambios revolucionarios son esas ingentes masas de explotados y oprimidos.
Pero se hace necesario que fundamentalmente estos nuevos núcleos de avanzadas que existen en los puestos de trabajo conozcan los planes revolucionarios que están en marcha.
Esos núcleos que se cuentan en centenares están ávidos por conocer hacia donde vamos. Hay una distancia entre ese pesar y la llegada de los planes políticos revolucionarios. Se trata de que esos mismos núcleos a los que hacemos referencia avancen decididamente hacia las más amplias masas haciendo conocer que toda lucha concreta por una reivindicación política o económica es parte de un todo más amplio que es la lucha por el poder.
Se trata de acumular fuerzas en una dirección revolucionaria y es desde allí cuando asimilamos que victorias o derrotas se transforman en «pasajeras» cuando las mismas ya permitieron avanzar un escalón en la consciencia de clase y en organización.
Desde esta perspectiva de la lucha política del proletariado entendemos que se hacen muchos esfuerzos por saltar esta valla ideológica pero aún es el punto débil de la actual resistencia.
Se trata entonces de ir subiendo peldaños de la misma y en simultáneo explicar a fondo por qué y para qué de esa lucha, desde la idea de aplicar el plan revolucionario en marcha.
Esos núcleos deben saber que sus esfuerzos no caen en el vacío o que ya no son fuerzas pasajeras. Por el contrario, esos grupos de avanzadas ya establecidos pueden y deben tomar los planes revolucionarios en marcha y profundizar su independencia política de todas las “propuestas y salidas” políticas que propone el poder burgués.
En la medida que se avance en la profundidad y amplitud de los planes revolucionarios en cada lugar y llevados a cabo por esas avanzadas, el peso de la unidad que se vaya logrando bajo esta perspectiva será determinante para cada escalón que se despliegue de resistencia.
Lo más básico de esos planes políticos es que esas avanzadas tomen en sus manos el debate político del por qué de cada enfrentamiento, lo que conlleva elevar el carácter de clase y de establecer en cada lugar los caminos de unidad por abajo de la clase.
Si hay tres o cuatro establecimientos en conflicto en una zona concreta, como suele suceder últimamente, esas avanzadas deben orientar a los compañeros y compañeras a movilizar fuerzas que permitan masificar la unidad de acción por abajo. Para ello esos núcleos deben avanzar en asimilar que esas fuerzas son las bases políticas independientes de las que hacemos referencia.
Esas son las fuerzas que bien pegadas a las más amplias masas pueden y deben hacer conocer el plan revolucionario que por estas épocas implica aferrarse al terreno de los puestos de trabajo, estudio, etc., y desde allí, ampliar la fuerza para enfrentar los planes que por ejemplo impulsa la clase dominante como la reforma laboral, la jubilatoria o educativa.
Estamos en un momento en que esos núcleos de verdaderas avanzadas como lo son, deben protagonizar la lucha política independiente con planes revolucionarios que lo más amplio de nuestro pueblo deben conocer. Es en ese sentido que nuestro Partido impulsa la propuesta integral de la lucha política por el poder. Tareas que hacemos en los puestos de trabajo, en los barrios e impulsamos incansablemente la diversidad de planos de debate en el mismo seno de las masas.
Allí radica lo central en la aplicación de nuestra táctica, tarea nada sencilla pero único camino para cambiar de raíz la actual situación que vivimos bajo el sistema capitalista.