Un camino fértil

La burguesía está “viviendo” la política, en el más amplio de los sentidos, en las redes que ha tejido de las instituciones del Estado, de “su” Estado.

Fue una semana de puro parlamentarismo y un recinto envuelto en una crisis política encarnizada.

La conformación de la AGN es un hecho ilustrativo de lo que afirmamos con mayúsculas. Alianzas y traiciones en el seno del congreso,  amparados por la Constitución Nacional:  “menemismo”, gobierno, La Campora y residuo Radical le mojan la oreja a Un PRO que quiere ser parte de la podredumbre establecida en forma “oficial”.

Pero hay otra política que vive el proletariado, los explotados y oprimidos del sistema capitalista, es la de todos los días, la de sobrevivir y la misma se lleva resistiendo como se puede.

En ese resistir entendemos que se va produciendo un cambio y que tiene mucho que ver con la propia historia de nuestra clase obrera, es un cambio que es producto de lo que se está viviendo y un refrescar de experiencias que fueron cimentando a generaciones.

 La burguesía atacó y con buenos resultados la conciencia de clase y con ello aspectos centrales de la misma. Negó la lucha de clases por “derecha” y por “izquierda”, el populismo y el reformismo fueron letales en ese proceso.

Quizás este planteo sea un elemento central a tomar en cuenta del proceso del que venimos, pero como todo proceso esta caracterización, que pesa y debe pesar, está en pleno movimiento y es en ese marco de resistencia que planteamos que en los actuales enfrentamientos de clase contra clase se van fogueando las primeras manifestaciones de un grado de conciencia de clase.

Si bien embrionario. es de una calidad de todo lo que se venía gestando generación tras generación.

Hay luchas obreras que reflejamos en nuestros medios y otros tantos que comienzan a actuar con independencia de todo lo instituido. No es un blanco y negro, o un hecho totalmente claro a los ojos incluso de los protagonistas, pero hay un “instinto” de clase de que lo que se trata es justamente experimentar el enfrentamiento de clase sin los “contenedores” que instaló la clase dominante para alimentar la alianza de clases que tan bien le cae a la ideología burguesa.

Pero decíamos que estos enfrentamientos de clase contra clase, con cierto grado de conciencia de clase es lo cualitativamente distinto en este momento histórico. No es una batalla ganada ni mucho menos, ni siquiera un nivel de consolidación necesario para este momento, pero es aquí en donde comienzan a acelerarse las necesidades de las acciones políticas revolucionarias en lo más profundo de la clase, del proletariado.

Se trata ya no solo de enfrentar los planes de la clase burguesa, tomando acciones políticas que lo comprendan en un todo. Se trata que la misma clase vaya consolidando las avanzadas ya actuantes con un debate franco y abierto de lo que se pretende políticamente en cada lucha que comprenda una reivindicación económica o una defensa de los derechos políticos adquiridos.

Es un momento en donde hay que elevar la propuesta política de enfrentar, pero ya no solo de una espontaneidad sino y fundamentalmente desde la preparación de ese enfrentamiento.

Esa preparación implica empezar a tomar iniciativas que se corresponden hoy con el dolor del abajo y si hablamos de preparación de esa rebelión estamos planteando que en ese debate aparecen escenarios que ya se están brindando pero que para esa preparación se hace prioritario hacerse fuerte en el abajo. Sección por sección, asambleas en ese abajo, profundizar en el porqué de la independencia de todo lo sufrido hasta el momento. Todos los obreros deben contar en esa preparación. Esa preparación obliga a los revolucionarios a afirmar su confianza en las más amplias masas a sabiendas que en este proceso abierto hace falta clavar una experiencia proletaria que muestre sabiduría y confianza como alternativa de una nueva salida política en una sociedad acosada por la problemática económica y social.

Desde esa clase obrera y en las condiciones actuales esa preparación requiere concentración en el abajo de la labor política y organizativa con esas avanzadas decididas a resistir en otro escalón de la lucha de clases. Hay que trabajar mucho en ese abajo, pero hay tierra fértil, ávida de lo nuevo. Mucho ya se está haciendo, pero de lo que se trata en lo fundamental de este pensamiento es tomar la iniciativa de la preparación de la rebelión.

 

 

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