Corría el año 1973 y el gobierno de Perón, impulsaba el pacto social a fin de que cesaran las luchas de obreros y trabajadores en general por aumentos de salario. A cambio, proponía control de precios y trabajo para todos.
Los gobiernos posteriores (incluida la sangrienta dictadura militar), batallaron sobre la misma fórmula. La dictadura la impuso a sangre y fuego. Los gobiernos de Alfonsín, Menem, Duhalde y etc., también el De la Rúa y el actual del matrimonio Kirchner, a través de la mentira y el engaño, generando otras expectativas tales como la democracia, la eficiencia y el buen funcionamiento de la empresa privada y los mercados, la honestidad contra la corrupción, los derechos humanos y el agregado de valor para una futura distribución equitativa de la riqueza, etc.
En suma, todos los gobiernos o personajes presidenciales que aparecieron, aparecen y aparecerán en la casa de gobierno han aplicado, aplican y aplicarán la misma fórmula. Pues detrás de cada uno de ellos, la que decide es la oligarquía financiera, facción más concentrada del capital burgués.
Todos han aplicado y aplicarán achatamiento de salarios, aumentos de impuestos, servicios y carestía de la vida. Porque todos defienden el sostenimiento de las ganancias de los dueños de los monopolios. Todos los gobiernos se empeñan en reducir nuestros ingresos como trabajadores, por la sencilla razón que cuanto más ingresos tengamos los trabajadores, menos ganancia tiene la burguesía. La ecuación es muy simple, pero la esconden en forma complicada.
O sea que por más que cambien los personajes, los partidos del gobierno y las distintas formas en que se presenten los elencos y funcionarios del Estado, el eje central de la política de los gobiernos burgueses será siempre el mismo, aunque cambien las formas y los discursos.
Es por eso que, para cambiar la situación de vida de las mayorías laboriosas del pueblo, es necesaria la lucha revolucionaria que conduzca a la toma del poder por parte del proletariado y el pueblo.
No habrá solución definitiva para nuestras vidas por la vía electoral. Podrán cambiar los personajes, podrán alternarse distintos partidos políticos en el gobierno, pero si no cambiamos el poder de manos de la oligarquía financiera, no podremos romper con la única política central de los dueños de los monopolios cual es: el achatamiento de los salarios, el aumento permanente de impuestos y servicios, y la carestía creciente de los bienes necesarios para la vida y el disfrute, con el fin de sostener sus niveles de ganancia.
Sólo las luchas diarias permiten frenar momentáneamente esa política y, a la vez, ir preparando las fuerzas y la unidad de la clase obrera y el pueblo para el objetivo revolucionario de la toma del poder a fin vencer definitivamente ese círculo vicioso.
Por eso en este momento, es fundamental toda lucha y unidad de la clase obrera y el pueblo por aumento ya de salarios, por la eliminación del impuesto a la ganancia sobre el salario y contra cualquier despido o suspensión, así como toda movilización que, a lo largo y ancho del país, plante bandera firme contra cada intento de aumento de bienes, servicios, impuestos y todo intento de saqueo a los bolsillos del pueblo, o de expoliación y destrucción de las riquezas y recursos naturales del país.