En ésta misma página, venimos abordando los diferentes problemas que nos vamos encontrando en la lucha revolucionaria. Uno de ellos, es la necesidad de que las ideas de la lucha por el poder y la instauración de un Estado revolucionario estén en manos de las grandes mayorías. Trabajamos para que esas ideas sean divulgadas y estén codeándose cotidianamente, enfrentando las políticas e ideologías que emanan de las minorías en el poder.
Advertimos también que existe, en una buena parte de nuestro pueblo, la aspiración de encontrar respuestas y una salida a la crisis política y económica estructural que nos presenta el sistema capitalista.
En ese caminar, otra dificultad actual del proceso revolucionario abierto, es la necesidad de ir centralizando políticamente las luchas, es decir que ese torrente de lucha y de acumulación de fuerzas que se viene desarrollando de muchos años, encuentre los caminos que abunden en el sentido de la lucha por el poder.
¿Qué entendemos hoy por centralización política?
La idea de centralización política en la época del Capitalismo Monopolista de Estado tiene una interpretación clasista. ¿Qué queremos decir con esto? Que la tendencia a la mayor concentración económica y a la centralización de capitales que se está produciendo en nuestro país necesita esa correspondencia de centralización en política. Tal correspondencia está en crisis, la lucha interburguesa está sometida a la lucha de clases, es decir el hecho que nuestro pueblo no crea en las instituciones del Estado y lo manifieste de infinitas formas es el factor determinante del problema de dominación.
Sin embargo, ese proceso de concentración que se da en el sistema capitalista, ha llevado a la clase obrera industrial y a una gran parte de nuestro pueblo a una necesaria base material para producir y distribuir mercancías, socializando el entramado social a partir de la producción industrial, con el solo fin de dar respuesta a la despiadada competencia interburguesa que se está dando en el mundo.
Esa socialización que el poder necesita profundizar por abajo, se choca frontalmente con la apropiación individual que hacen de la explotación y opresión de un pueblo. Es decir, socializan para tener más ganancias.
Esa base material es desde donde estamos parados en nuestro país para avanzar en la revolución. Esa socialización para producir mercancías está dejando marcas extraordinarias para el devenir en la lucha por el poder.
Es decir, para la revolución la concentración política tiene otro contenido que para el poder burgués. En todo caso, la centralización política implica liberar las fuerzas y energías de la clase obrera, porque esa centralización política es expresión de lo que sucede en la producción en el sistema capitalista de hoy pero orientada a la revolución.
Esa centralización política a la que hacemos referencia, a diferencia del Estado burgués que necesita de él para acumular ganancias para las minorías dominantes, nos sirve para acelerar lo que en realidad está pasando en cada concentración popular que lucha y protesta a favor de su dignidad. Es en esas experiencias de años en donde se practica de una u otra forma la democracia directa, una metodología revolucionaria que expresa de alguna manera esa socialización que se da en la producción y distribución de mercancías, pero en este caso las asambleas debaten y deciden actuar organizadas respetando las decisiones tomadas de las mayorías. Es allí en donde de hecho se centraliza la política, cristaliza el verdadero poder revolucionario.
Entonces aparece la necesidad de centralizar políticamente lo que subyace por todos lados, amigando lo que verdaderamente sucede por abajo, en la vida productiva de un país como el nuestro. Se corresponde entonces la base material con una centralización basada en la acción verdaderamente democrática de un pueblo.
Para el sistema capitalista, la centralización política es concentración política, es autoritarismo, encubierto o desembozado para la revolución socialista, que nos proponemos centralización política es potenciamiento de fuerzas políticas que se corresponden con lo que sucede en la producción.
Esta centralización se choca frontalmente con la centralización política necesaria en el sistema capitalista, en donde todo apunta a la ganancia de unos pocos (la oligarquía financiera), en contra de los intereses de las grandes mayorías.
Es en esta dirección de pensamiento, que los revolucionarios tenemos que persistir en que las ideas revolucionarias se tuteen con el pueblo y este problema es uno de ellos, que de resolverse permitirá desatar fuerzas políticas revolucionarias incontenibles.