Salliqueló es una localidad de la Provincia de Buenos Aires ubicada a unos 550 kilómetros al oeste de la Capital Federal y a 40 kilómetros de La Pampa; que por estas horas se ha visto sacudida por la reacción popular reclamando justicia, frente al asesinato en la comisaría de un joven que trabajaba de albañil.
Según fuentes judiciales, la autopsia del cadáver «indicó claramente» que el motivo de la muerte fue «un suicidio por ahorcamiento», mientras que Carlos Fernández, padre del joven denunciaba que «Mi hijo estaba machucado por todos lados. Le han cortado el cuello y lo han desfigurado a golpes en la comisaría», a la vez que agregó que la esposa de su hijo tuvo que irse de la ciudad porque recibió «amenazas de muerte de la Policía».
Frente a esta barbarie, los habitantes de Salliqueló destruyeron la comisaría de la ciudad bonaerense e incendiaron un automóvil frente a la seccional, arrojándoles piedras y todo tipo de objetos a los uniformados.
Cerca de la medianoche del martes, en un principio cerca de 200 personas se movilizaron autoconvocadas desde la plaza principal de la ciudad con rumbo hacia la comisaría.
Los pobladores reclamaban justicia por la muerte del joven, ocurrida a las 8 de la mañana del domingo, dos horas después de haber ingresado en la seccional como detenido, acusado de provocar disturbios en la vía pública.
“La movilización comenzó de manera pacífica, pero terminó con destrozos”, dijo a la televisión el intendente radical, Osvaldo Cattáneo.
Pero nada dijo sobre que cuando se empezaron a reunir los pobladores fueron reprimidos abiertamente con gases lacrimógenos y balas de goma por la Bonaerense.
La movilización retrocedió unas cuadras pero una vez repuestos, deciden retomar la protesta, convocando a más vecinos alertados de lo que estaba pasando; inclusive de otras localidades que se enteraban por mensajes de texto. La policía desbordada necesitó movilizar a la ciudad refuerzos de localidades vecinas.
Los disparos directos a los manifestantes de balas de goma provocaron heridas a varios vecinos.
Este hecho, caratulado ligeramente por los medios de la burguesía como un caso más de “gatillo fácil”, no es otra cosa que un vil y cobarde asesinato, como los miles que vienen ocurriendo no sólo en la Provincia de Buenos Aires sino en el resto del país.
Los hombres y mujeres del pueblo padecemos a diario el desprecio y la impunidad con que se manejan estos “servidores de la ley” y de este sistema putrefacto.
Las denuncias desde la movilización activa, que toman estado público como la que mencionamos hoy y las tantas otras que se desconocen, demuestran una vez más que, como pueblo, no estamos dispuestos a dejarnos pisotear y que de la única forma que podemos comenzar a ejercer nuestro derecho a una vida digna es con la movilización y la lucha.