El recordatorio que hacemos a nuestro Secretario General histórico Mario Roberto Santucho está atado a la vida cotidiana de todos los revolucionarios que luchamos por una sociedad justa.
Son miles los compañeros que ya han tomado sus ideas y caminan las fábricas, los barrios, las escuelas. Su voz y su acción recorren por estos días secciones de fábricas, bastiones del poder, que son traspasados por una fuerza incontenible que es el rechazo visceral a la explotación y la opresión.
Hay mucho por hacer y andar, lo sabemos y lo comprendemos, pero nuestras tareas se facilitan cuando tenemos un norte y tenemos en nuestro haber un punto de referencia insustituible.
Volvemos una y otra vez a nuestra historia, a la historia del Robi. Podemos debatir, nuevamente, problemas vigentes del momento, a saber: el problema de la unidad de la clase, de la clase y el pueblo, y el problema de las organizaciones políticas de masas. Todo ello impregnado de la lucha por el poder, de la construcción de una sociedad socialista.
Nuestro homenaje se renueva durante los 365 días del año cuando los compañeros van a sus fábricas, a sus trabajos y desde allí hacen penetrar las ideas de la revolución.
Cuando emergen del pueblo decenas de miles que por una u otra vía levantan la figura de ese magnífico revolucionario, compañeros que desde la misma juventud, siendo buenos trabajadores, buenos estudiantes cumplen sus labores revolucionarias cotidianamente; compañeros que, saliendo de sus trabajos se ponen al hombro las reivindicaciones más sentidas en sus barrios, en sus escuelas en sus puntos de encuentro con el pueblo.
Hay mucho por delante, pero también hay mucho recorrido realizado y ese es el mejor recordatorio que podemos hacer a nuestro Secretario General histórico Mario Roberto Santucho.