Mientras tiran por todos los medios habidos y por haber, zanjadillas tendenciosas y mediocres de todo tipo de un candidato sobre el otro (a lo que la intelectualidad burguesa argentina le llaman ”política”), lo que en realidad tratan de hacer es vender humo al “electorado” y tapar así la gran preocupación y debate que reina en el poder real y sus técnicos, y es cómo hacer caer los dados a su favor para poder llevar adelante las medidas necesarias y lograr aproximarse en la economía a los números necesarios, y ahí no hay ni fiestitas con boletas, globos ni nada que se le parezca.
Y aquí no les cuadra el proverbio que “escoba nueva barre bien”, pues el próximo gobierno, según los técnicos de los monopolios, no tiene ni para empezar en cuanto a fortaleza política para ejecutar las medidas que necesitan. Pero intencionalmente vamos a citar algunas frases que resultan emblemáticas para demostrar qué quieren, a dónde apuntan, y con ello los temores y vacilaciones que desnudan.
JORGE TODESCO de la Consultora FINSOPORT: “En relación a la evolución del tipo de cambio oficial no veo que haya mucho margen para que una nueva administración levante el cepo cambiario de un día para el otro sin contar con un plan integral”.
LUCIANO KOHAN, economista jefe de ELYPSIS: “El tipo de cambio y las tarifas pueden alterar que salga a la luz la inflación que hoy está reprimida”.
JORGE COLINA, economista de IDEA: “Se prevé más conflictividad entre el capital y el trabajo. La demanda salarial no bajará del 30%, y eso hay que ver cómo cierra el dólar y la inflación a fin de año”.
NORBERTO TARANTO, presidente del grupo TARANTO: “La devaluación estrepitosa no le sirve a nadie. Hoy sufrimos los efectos de la macroeconomía y tenemos un retraso en la relación del aumento salarial con respecto al tipo de cambio”.
Y así, si seguimos buceando aparecerán todo este tipo de dudas que en realidad encierran la justa medida de la política encuadrada como debe ser en la lucha de clases y los problemas que tienen y se vislumbran para reducir la masa salarial y sostener la tasa de ganancia.
En una nota que publicamos en nuestra página el 7/8/2015 titulada “El conjunto de los trabajadores debe saber qué es lo que se viene” se anticipaba a este planteamiento. Citamos: “El grupo Clorox es una multinacional con origen en Oklahoma, Estados Unidos, que se dedica a la producción de productos de limpieza y cuidado para el hogar y automóviles. Tiene presencia en los cinco continentes; en nuestro país comercializa las marcas Ayudín y Poett, entre otras, y es el mercado más grande de esa empresa en América Latina.
En su informe financiero a la SEC (Securities and Exchange Comission) de los Estados Unidos sobre las perspectivas hacia 2016, la empresa proyectó una“significativa devaluación del peso”; asimismo expresa dos “factores de riesgo”para su negocio: las presiones inflacionarias y el aumento de la conflictividad laboral.
Lo relevante del informe es que nos da una clara señal de qué está pensando un sector de la burguesía monopolista. Devaluación y conflictividad laboral van de la mano. La primera, como parte medular de una política que apunta a la rebaja de la masa salarial, vía depreciación del peso y aumento del dólar; la segunda, destacando la resistencia, expresada en conflictos de todo tipo, que el proletariado está presentando ante tales intenciones.
El sector burgués que pugna por la devaluación tiene un objetivo central: reducir los costos salariales nominales en dólares. Un trabajador que hoy gana 10.000 pesos recibe (con un dólar a 9,20) 1.087 dólares; ese mismo trabajador con un dólar a 13 pesos, por ejemplo, recibiría 770 dólares y si el dólar estuviera a quince pesos el equivalente en dólares sería de 666. Esto significa que el capitalista debería cambiar menos dólares para conseguir los mismos pesos para cubrir sus costos salariales. Pero fundamentalmente, lo posiciona en otro nivel en la puja intermonopolista mundial y reduciría el promedio salarial que el monopolio paga a nivel planetario. Recordemos que la crisis en China, por ejemplo, está originada en una deuda colosal que los capitalistas hicieron crecer en el país asiático a partir que allí los costos laborales (es decir, los salarios) no han parado de crecer después de las grandes huelgas de 2010, con los obreros de Honda a la cabeza”.
Hoy la lucha de clases en nuestro país ha entrado en una bisagra donde nuestro pueblo ya muestra los dientes de que no quiere más nada de esto, y las clases dominantes no pueden llevar adelante sus planes como pretenden. Como diríamos en otros tiempos, dos locomotoras avanzan en sentido contrario por la misma vía donde la de la burguesía viene perdiendo fuerzas y la de la clase obrera y el pueblo aumenta la marcha. El choque frontal hacia una nueva situación ya nadie lo puede detener.