A estas horas ya ha culminado el G20 en su versión 2015. El anual encuentro de los «líderes del mundo» en la ciudad de Antalya, Turgquía. Y, como cada año, el encuentro de los «mandatarios», es muestra de las contradicciones interimperialista y de sus crisis política.
Lejos de las demagógicas “800 medidas para salvar al mundo” y cada vez más acorralados por el profundo y activo rechazo de los pueblos del mundo a sus políticas de explotación, opresión, depredación y sus aventuras belicistas se ven obligados a ensayar caricaturas “pacificadoras”. Tal es el caso de los “acuerdos” en las alturas de los imperialistas Barack Obama y Vladímir Putin para “poner fin a la guerra de Siria en enero de 2016” , donde el pueblo sirio sólo cuenta para poner los muertos.
La reciente masacre de París, adjudicada a ese “monstruo a medida”, llamado EI, creado, alimentado y financiado por las distintas facciones burguesas en pugna, ha servido como excusa para dar un paso más hacia la decisión de agudizar la confrontación militar para dirimir el liderazgo del mundo capitalista y, a la vez, someter y disciplinar a los pueblos del mundo.
Nunca más extrañas, lejanas y ajenas han estado las propuestas de las superestructuras políticas y estatales de los intereses y aspiraciones de los pueblos y esto ha abierto un profundo abismo político entre las clases populares y la oligarquía financiera poniendo en el tapete el cuestionamiento a su dominación. Cuestionamiento que hoy se manifiesta en la decisión de no dar un paso atrás de lo conquistado e ir por más, en el rechazo a la aventura guerrerista, y en la permanente búsqueda de una salida al antihumano capitalismo.
Así las llamadas “medidas antiterroristas” tomadas en Europa tienen la clara intencionalidad de recortar derechos políticos, -individuales y colectivos- de la población. Pero esto ya ha recibido un preaviso de cero tolerancia por parte del pueblo parisino que, pese al terror sembrado y la “recomendación” del gobierno de quedarse en sus casas y no circular por la ciudad, ha salido a las calles retando de esta forma al verdadero terrorista el Estado Francés.
La moneda está en el aire, y para los pueblos en su andar, va quedando claro que son “ellos o nosotros” y que el capitalismo no tiene nada que ofrecer a la humanidad más que explotación, miseria, guerra y destrucción y que en manos propias está terminar con el enemigo de la humanidad, el imperialismo.