El Combatiente entrevistó a Raúl Baigorria, chofer de ambulancia del Hospital Castro Rendón de Neuquén, el hospital de mayor complejidad de la provincia. Antes trabajó como mucamo y camillero, tiene 25 años de servicio en el área de salud y es delegado de su sector.
Nos cuenta que cuando comenzó a trabajar como chofer el sistema público no hacía derivaciones de pacientes, se dedicaba sólo a las emergencias; la derivación estaba tercerizada y las empresas privadas no cumplían con los requisitos mínimos para hacer el trabajo. Por ejemplo, cuando tenían una emergencia grave y había que trasladar un paciente desde el interior a la capital para bajar costos y, por ende, incrementar las ganancias, aprovechaban para enviar en la misma ambulancia a otro paciente sin hacer la desinfección correspondiente ni preparar el equipo para traslado.
Desde entonces, aproximadamente desde el año 2007, comenzaron a organizarse, tanto en el Castro Rendón como a nivel provincial, de manera independiente como grupo de choferes.
La primer lucha a nivel provincial fue porque se los encuadrara como Auxiliares Técnicos, como lo establece la ley 2562 que es la que regula el trabajo en el sistema público de salud, ya que de los 196 choferes que había sólo 49 tenían esa categoría.
En la actualidad continúan con un reclamo similar, pero ahora es para estar encuadrados con la categoría de Técnicos. Fundamentan el mismo en las condiciones requeridas para realizar la tarea, que son las de tener registro de conducir profesional (D2H1) y aprobar un test psicofísico. El reclamo incluye que el Estado se haga cargo del costo de ambos trámites, los que actualmente son pagados por los propios trabajadores. Es decir que los choferes deben pagar para poder trabajar.
El compañero también denunció que, a pesar que la lucha por el correcto encuadramiento lleva años, aún hay trabajadores que no tienen la categoría que les corresponde. A eso se le suma que no se les pagan las horas extras ni las guardias activas. Además, están sujetos a hacer guardias pasivas por las que cobran sólo $75 por día. Esto implica que una vez que cumplieron con su turno de trabajo, quedan a disposición durante el resto del día. En localidades como Villa Traful, donde hay solamente 2 choferes y pueden estar de guardia pasiva entre 15 y 20 días seguidos, durante todo ese tiempo los mismos no pueden alejarse a más de5 km. del hospital porque a mayor distancia no hay señal para comunicarse. Problemas similares a los de Traful se repiten en otras localidades como Las Coloradas, Manzano Amargo, Varvarco, Las Ovejas y El Chocón.
El tema de las guardias pasivas es, probablemente, en el que se hace más evidente el grado de explotación y alienación a que son sometidos los choferes. Por ley, estos deberían trabajar 40 horas semanales de lunes a viernes y tener los francos durante los fines de semana. Sin embargo, debido a que la mayoría de los centros asistenciales de la provincia no cuentan con los recursos para cubrir situaciones de alta complejidad, y además muchos cargos médicos, en particular traumatólogos y anestesiólogos, no están cubiertos algo que debiera ser excepcional, como ser llamado a trabajar estando en guardia pasiva, se vuelve habitual.
Por este motivo, después de cumplir con su jornada normal de trabajo, los choferes deben continuar haciendo derivaciones y, si les tocara trasladarse hasta una localidad situada a cientos de kilómetros, es probable que regresen a la 1 o 2 de la madrugada teniendo la obligación de volver a tomar su turno a las 8 de la mañana del mismo día.
Cabe aclarar que las guardias activas se realizan los fines de semana por lo que hay semanas en las que después de haber tenido jornadas laborales de 15, 20 o más horas, además, tampoco tienen días de franco.
Por las condiciones de trabajo citadas es imposible que los trabajadores puedan realizar otras actividades en caso de desearlo, por lo que otro de sus reclamos es que se les pague dedicación exclusiva como a los profesionales.
Otra consecuencia grave de esta forma de trabajo es la de padecer enfermedades profesionales que van mellando su salud paulatinamente, con el consiguiente riesgo para la vida del trabajador y de la seguridad de los pacientes que trasladan. Por ello, están luchando también para que se les baje la edad jubilatoria a 55 años.
En medio de la charla con El Combatiente, Baigorria recuerda con una mezcla de satisfacción y decepción una huelga del ’93 que incluyó una huelga de hambre para que a los médicos residentes se les pagara la residencia y se les diera una casa institucional para vivir. La satisfacción está dada porque se consiguieron esos beneficios y la decepción porque muchos de esos residentes, que hoy son directores de hospitales, son cómplices de las autoridades de salud en la explotación de los trabajadores.
Baigorria denuncia que de los 450 vehículos con los que cuenta el sistema de salud en toda la provincia, sólo 200 están funcionando y de ellos apenas 50 están en condiciones. Por este motivo, en algunas localidades se ven obligados a alquilar vehículos. El hospital Castro Rendón, por su parte, cuenta con 7 ambulancias las cuales deberían ser reemplazadas porque algunas no están equipadas para tareas de alta complejidad, y también porque están excedidas en el kilometraje realizado.
Otro tema de la entrevista giró en torno a la creación del SIEN, el Sistema de Emergencias con el que cuenta la provincia, servicio que antes era prestado por los hospitales. Para crearlo se sacaron ambulancias, equipamiento y recursos humanos de los centros de salud. El mismo cuenta con un presupuesto propio y su creación se debe a razones políticas. Los choferes sospechan que el objetivo del gobierno es la privatización del servicio y el SIEN sería un paso previo para lograrlo.
El deterioro del sistema público de salud lleva muchos años y los responsables son los funcionarios del Estado, que privilegian los negocios de las clínicas privadas en detrimento de los hospitales públicos y, por ende, de la salud del pueblo empobrecido por las políticas llevadas a cabo por ese mismo Estado.
Para dar respuesta a esa problemática, los choferes de las ambulancias de los hospitales de Neuquén se organizaron al margen de sindicatos burocratizados y en estado de descomposición como ATE y UPCN, cansados de ser traicionados una y otra vez por sus dirigentes.
Periódicamente se reúnen para debatir y solucionar por sí mismos los problemas que el Estado, con la complicidad de los sindicatos, no puede ni quiere resolver. Para ello, adoptaron la asamblea y la democracia directa como estilo de organización y sin la presencia de dirigentes rentados que hacen de los cargos gremiales una forma de vida ya que, a diferencia de estos, los choferes viven de su propio trabajo, igual que sus compañeros, mientras luchan por sus derechos y los de los pacientes