La ideología de la clase dominante quiere detener la historia.
El capitalismo es un freno para el Hombre, se aferra al pasado, olvida los infinitos factores que actuaron en esos momentos, le pone límites y fronteras y, por sobre todas las cosas, desclasa los acontecimientos vividos.
La memoria se expresa en el presente y esboza sus recuerdos hacia el futuro.
Para los revolucionarios la memoria se abraza a la vida, se transmite de generación en generación a través de hilos invisibles que unen lo que la clase dominante quiere y necesita cortar.
La memoria para la burguesía es pasado y de otra cosa no se habla.
Ayer, a 40 años del golpe, se expresó revolucionariamente esa memoria evocando el futuro.
Decenas de miles de almas desfilaron por las calles del país; niños con sus padres y abuelos, centenares de organizaciones populares de todo color, conmovedoras imágines capaces de emocionar a millones.
Fuerzas compactas, un estado de ánimo fervoroso.
Las movilizaciones fueron la síntesis de lo que está sucediendo en el corazón de todo nuestro pueblo.
Las calles tomadas en conmemoración, pero también con la rabia de esa memoria que aflora en el hoy y que va en forma constante por los derechos políticos.
A veces ese movimiento es imperceptible pero es el que crea la desazón política para que la burguesía no gobierne como quisiera gobernar.
Decenas de miles que cambiaron por algunas horas los primeros días otoño por una primavera llena de color.
A cuarenta años es mucho lo conquistado y logrado; no hay democracia burguesa ni clase burguesa que pueda apropiarse de jornadas como éstas.
Por el contrario, este 24 de marzo los condicionamientos históricos que tiene el poder se verán multiplicados. Los derechos políticos de nuestro pueblo históricamente se han ganado en las calles y esta demostración de fuerzas del hoy es la memoria a la cual hacíamos referencia.
No fue sólo una conmemoración del comienzo de una dictadura del capital financiero.
Fue el ver a nuestro pueblo actuando, preparándose, moviendo cientos de destacamentos en la búsqueda de salidas al oprobio al que nos somete el sistema.