Desde hace más de un mes, los trabajadores del El Tabacal, en el marco de las paritarias 2016 llevan adelante una de las tantas batallas de la clase obrera por recuperar terreno en los devastados salarios producto del ajuste y la devaluación.
En una larga negociación, la demanda de los trabajadores del 43% de aumento salarial, fue respondida inicialmente con un 25% (tal como solicitaba el gobierno) para luego, bajo amenaza de paro de por medio, la empresa (que ha sido una de las tantas beneficiadas con la devaluación, la suba del precio precio de del azúcar, del bioetanol y la energía eléctrica) pasó a ofrecer el 33%. Lo hacía exigiendo que se acepte la implementación del cuarto turno.
El masivo rechazo de parte de los trabajadores a la “propuesta” patronal no se hizo esperar.
Más aun conociendo la experiencia de aquellos que trabajan bajo ese régimen, calificado como el “maldito cuarto turno”, por las consecuencias sobre la salud, física y síquica y las derivaciones destructivas sobre la vida familiar y social.
Mientras denuncian que el nuevo régimen que se intenta imponer significa la reducción del salario entre un 10 y un 15%, los trabajadores anunciaron en las últimas 3 semanas, 3 paros de 48 horas. Horas antes del comienzo de los mismos los levantaron, cosa que obligó a la empresa (en las tres ocasiones) a poner en práctica planes de contingencia para que el cese de actividad no se afecten sus instalaciones de proceso continuo.
Comunicados públicos de la empresa manifestaron: “Tabacal Agroindustria informa que se ve obligada a proceder a la detención secuencial de sus procesos de cosecha y fabricación y a realizar la limpieza de los equipos de su planta… proteger sus equipos e instalaciones, como así también minimizar riesgos ambientales o posibles contaminaciones”.
De hecho, en los tres casos, El Tabacal, entre la parada del proceso continuo y puesta nuevamente en marcha, debió parar su producción por 48 horas.
Este novedoso y creativo método le lucha (que aprovecha las debilidades propias del ciclo de producción, castigando duramente las ganancias monopólicas) minimiza los costos económicos y políticos a los trabajadores, y ha hecho entrar en ira, a los “modernos” Patrón Costa y su gobierno, aumentando su tendencia a la reacción de su clase. Se retiran de la mesa de negociaciones, comenzaron a convocar a los trabajadores individualmente para que bajo coerción firmen la aceptación del cuarto turno y militarizaron la planta y los barrios de los trabajadores.
Una vez más, esta conducta reaccionaria de la empresa y su gobierno ha puesto, en tensión a toda la ciudad, que rememora luchas pasadas y en particular las del 2012, en donde los obreros se hicieron dueños de la empresa, cerraron los accesos al predio del ingenio y se enfrentaron a las fuerzas represivas estatales con un saldo de 40 heridos, produciendo una contundente derrota política a la clase dominante.
Si bien la “moneda está en el aire” en cuanto a la resolución de este conflicto, el método de lucha ya es un aporte a toda la clase obrera, la que sin ninguna duda incorporará y sabrá adecuar a sus realidades productivas.